baloncesto

El Casademont Zaragoza tampoco compite en Málaga

El equipo aragonés cae con amplitud en la pista del Unicaja (83-72) en un partido que quedó sentenciado en la primera mitad. 

Watt intenta frenar el avance de Nihad Djedovic.
Watt intenta frenar el avance de Nihad Djedovic.
ACB PHOTO

En Málaga, el Casademont volvió a exhibir su perfil más vulnerable (83-72). Enseguida desapareció de la escena. El Unicaja se impuso con una claridad notoria, impulsado por su elevada efectividad ofensiva en los primeros quince minutos del duelo. A ello contribuyó sobremanera la indolencia defensiva del conjunto aragonés, de nuevo un bloque apocado, sin carácter, sin alma, que continúa ofreciendo numerosas debilidades en su sistema de contención.

En sus actuaciones más recientes, ya le sucedió lo mismo en Barcelona, en Gran Canaria y en Vitoria. De nuevo lastrado por su deficiente inicio de partido, tuvo que ir siempre a remolque, contracorriente, y nunca tuvo opciones de victoria.

El cuadro local, líder de la Liga Endesa, ganó con argumentos ilusionantes, con una propuesta atractiva y seductora, con momentos de brillantez colectiva que castigaron desde el inicio la confusión de los zaragozanos. Tejió un partido trepidante, sin tregua, y se el equipo visitante fue permanentemente superado en todos los aspectos del juego.

El Unicaja, máximo anotador de la Liga Endesa, enseguida evidenció su amplitud de recursos ofensivos: anotó 7 puntos en apenas 90 segundos –cinco de ellos de Nihad Djedovic–, castigando las desatenciones de su rival. Y aunque el Casademont se sostuvo en el inicio con dos rápidas penetraciones de Trae Bell-Haynes (7-4), pronto se desencajó, lastrado también por sus precipitaciones en las acciones de ataque. Las primeras rotaciones no modificaron el escenario, y el cuadro andaluz siguió facturando con suma facilidad, con lanzamientos liberados desde todas las posiciones de la pista.

Después de un triple de Barreiro, ejecutado sin ninguna oposición, y de una canasta de Kravish en la pintura, Porfirio Fisac detuvo el partido en el ecuador del primer acto (16-6) para intentar rectificar los numerosos desequilibrios de los zaragozanos. No logró su propósito. A los 10 minutos de juego, el Unicaja ya había edificado una sólida renta en el marcador y caminaba con paso firme hacia la victoria (26-13). Por entonces, el cuadro aragonés contabilizaba dos únicas faltas, un indicador de su falta de energía y vigor.

Lejos de reaccionar, el Casademont continuó concediendo tiros muy cómodos, sobre todo desde el perímetro. Rebasado el cuarto de hora, y con 8 triples convertidos –tres de Tyson Carter–, el cuadro andaluz había aumentado su distancia (42-20) sin ninguna dificultad. Solamente Langarita, Kravic y sobre todo Bell-Haynes, casi siempre con acciones individuales, se empleaban con el ritmo, la intensidad y la concentración que demandaba el partido.

En el Unicaja, por el contrario, todos sumaban con una actitud ejemplar, con una propuesta colectiva solvente. Djedovic clausuró la primera mitad con un certero triple sobre la bocina. Al descanso, el duelo estaba ya finiquitado, y no solamente por la nitidez del marcador (49-28); también por la diferente actitud y mentalidad que exhibían los contendientes.

Con este paisaje, el Unicaja disfrutó de un duelo plácido y sosegado hasta el final, sin sobresaltos, contra un rival que apenas se jugaba ya el decoro deportivo. El Casademont tiene prácticamente garantizada su permanencia en la máxima categoría nacional, después del triunfo del Manresa en Santiago de Compostela, contra el Obradoiro (86-94), que se produjo minutos antes del duelo contra los andaluces. A falta de cinco jornadas para el final, los gallegos tendrían que conquistar la victoria en todos sus encuentros, y el Casademont no ganar ninguno, para superar a los aragoneses en la clasificación.

En la segunda parte, Ibón Navarro distribuyó esfuerzos en su plantilla y concedió minutos a sus jugadores menos habituales. Su equipo redujo drásticamente su rendimiento, aunque casi siempre dispuso de ventajas superiores a los 20 puntos. A pesar del arreón de orgullo protagonizado por Cuevas en los compases finales (7 tantos y 4 asistencias), el triunfo de los andaluces nunca peligró.

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