baloncesto

Los ángeles de Charli

José Luis Rubio, los Arcega, Indio Díaz y Paco Binaburo fueron el pasado fin de semana hasta León a abrazar a Charli López Rodríguez, ganador de la Copa de Rey que el próximo viernes cumple 40 años

Binaburo, Fernando Arcega, Pepe Arcega y José Luis Rubio, junto a Charli López Rodríguez (en la silla de ruedas).
Binaburo, Fernando Arcega, Pepe Arcega y José Luis Rubio, junto a Charli López Rodríguez (en la silla de ruedas).
Heraldo

"El próximo día 1 de diciembre se cumplen 40 años de la primera Copa del Rey del CAI Zaragoza, la que ganamos ante el Barça (81-78). En su conmemoración, nos vamos a reunir todos los jugadores que conquistamos ese trofeo que tanto significó para todos y yo diría que para el baloncesto español. Hemos llamado a todos los integrantes de ese gran equipo. Cuando llamé a Charli López Rodríguez, me dijo que no podía venir, que estaba en silla de ruedas y que no estaba en condiciones de viajar (padece esclerosis múltiple desde 2006). Y, como le queremos mucho y no podía venir él, decidimos ir a verle nosotros a León el pasado fin de semana", narró Fernando Arcega, el capitán que mandaba a ese grupo de valientes que puso patas arriba el baloncesto español de principios de los 80.

"Cogimos una furgoneta y partimos para León para ver a Charli. Fuimos José Luis Rubio, Paco Binaburo, Pepe y yo", continuó con su narración Fernando Arcega, mito eterno del baloncesto aragonés y español. "También iba a venir Alberto Alocén, que jugó con Charli en el Peñas de Huesca, pero al final se fue a Madrid a ver jugar a su hijo Carletes (Carlos Alocén), que ese día regresaba a las pistas después de su lesión. No vino Alocén, pero a la comida se incorporó José Luis ‘Indio’ Díaz, que viajó desde Vigo para estar con Charli y luego se fue a Madrid", concretó el mayor de los Arcega.

La mesa de la reunión la presidió la Copa del Rey que marcó un antes y un después en la historia del baloncesto español. Hay quien dice que el baloncesto español moderno nació con la medalla de plata del Europeo de Nantes 83. Otros opinan que fue con la medalla de plata de Los Angeles 84 en el Forum de Inglewood, allí viendo elevarse la bandera de las dos gotitas de sangre y del rayo de sol junto a las barras y estrellas de Michael Jordan. Esos logros nos remiten a la selección española. Pero el verdadero punto de inflexión, el despegue definitivo del baloncesto español de clubes, acaeció ese 1 de diciembre de 1983, cuando en la segunda mitad (38-47, al descanso; 81-78, final) el CAI Zaragoza devoraba a un todo un Barça con el juego exterior de la selección española (Solozábal, Epi y Sibilio) y con dos americanos de vanguardia FIBA, los pívots Marcellus Starks y Mike Davis.

Paco Binaburo, recuperador de la selección española en los Juegos Olímpicos de Los Angeles y en el CAI Zaragoza, evoca esos momentos y ese reencuentro de los ángeles con Charli. "Cuatro décadas después seguimos siendo amigos, seguimos recordando. En verdad, son amigos para presumir. Ese CAI es un equipo para recordar. Grandes jugadores y grandes personas. Jugadores de verdad, con hambre, sin miedo, ganadores, gente que saltaba a la pista sin complejos igual en España que en Europa, campeones con todas de la ley. Igual que la España de Antonio Díaz Miguel, Fernando Martín, Epi, Juan Antonio Corbalán... Una verdadera pasada de jugadores y de equipo. Pues aquí estaba Fernando Arcega, Indio Díaz, Manel Bosch, los chavales (Zapata y Pepe Arcega) y nuestro Charli, que siempre lo hemos querido y ahora más que nunca», reiteró hasta la saciedad Paco Binaburo, en un relato que también constituye la descripción precisa de un equipazo coronado por un techo de brazos inextinguibles (Jim Allen) y por el pívot más determinante del baloncesto europeo (Kevin Magee).

Durante el largo viaje hasta León, hubo tiempo para recordar batallitas. Cuatro horas y pico de carretera contado batallitas en las que nuestro CAI solía ganar. "Fuimos porque nos lo pedía el corazón. Tantos años después, nos siguen uniendo muchísimas cosas. La razón esencial es la amistad. Nos queremos todos mucho. Y a Charli, por supuesto, muchísimo más por las razones que todos sabemos", argumentó Pepe Arcega. "Estuvimos con Indio, que hace tiempo que no nos veíamos. Falleció su mujer, él ya se ha jubilado, ahora va a ser abuelo... Cosas de la vida», explicó Pepe, que no se cansó después de enumerar la enorme motivación que movía ese equipo campeón. «Era un equipo con alma. Y con el alma también se juega al baloncesto. Es más, se suele ganar jugando con alma... Que después de tanto tiempo sigamos juntos y tan unidos habla bien a las claras del carácter y de la unión de ese gran equipo", afirmó sin ambages Pepe Arcega.

José Luis Rubio también sonríe cuando evoca. Le sobran los motivos al padre de la criatura, al presidente del CAI campeón de Copa. "Eran y son buenos chavales. Les gustaba este juego, eran muy buenos jugando al baloncesto. Además, tenían carácter ganador. Y con carácter ganador, es más sencillo ganar. Ganarle a ese Barça, sin ninguna duda uno de los mejores equipos de Europa, tuvo un gran mérito. El mérito que ahora le estamos concediendo. El mérito que de forma unánime le concede toda la élite del baloncesto español", subrayó José Luis Rubio.

El abrazo a Charli también merece una glosa. "Todos queríamos estar con él porque todos le queremos mucho. Le llevamos hasta León su foto en la final, la Copa del Rey. Charli era un gran jugador. Y estuvo inspiradísimo (rompió el partido junto a Manel Bosch y anotó la última canasta). Reencontrarnos con él, igual que reencontrarnos todos en todos días de conmemoración, es un motivo enorme de felicidad", concluyó José Luis Rubio.

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