baloncesto

Alerta máxima en el Casademont Zaragoza

El equipo de Jaume Ponsarnau también perdió ante el Fuenlabrada. Una sola victoria separa a los aragoneses de las posiciones de descenso a la Liga LEB Oro. 

Rodrigo San Miguel, en el partido ante el Fuenlabrada.
Rodrigo San Miguel, en el partido ante el Fuenlabrada.
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY

El Casademont sigue ofreciendo evidentes signos de debilidad. En defensa, por momentos faltan compromiso, tenacidad y convicción; y en ataque es un bloque sin argumentos, sin confianza, sin criterio, sin una propuesta colectiva solvente. Lejos de reaccionar, el cuadro aragonés presenta un involución sorprendente en su juego, que ya conllevó una fracaso mayúsculo en la FIBA Europe Cup –una victoria en los seis partidos disputados– y que ahora amenaza también, de manera inquietante, su continuidad en la máxima categoría nacional. Transcurridas 13 jornadas de la Liga Endesa, una sola victoria separa a los zaragozanos de los puestos de descenso a la Liga LEB Oro, un diáfano indicador de sus desajustes, de sus desequilibrios, de su negativa trayectoria en el curso actual.

En este sentido, el opropio del pasado domingo resultó especialmente doloroso. Por la entidad del rival –por entonces penúltimo clasificado–; y también por el escenario, un pabellón Príncipe Felipe donde, históricamente, el Casademont solía ofrecer una notable resistencia a la derrota. El Fuenlabrada, sin embargo, se manejó siempre con una superioridad manifiesta, y sentenció la contienda con una facilidad imprevista. En un duelo de tanta trascendendica, sorprendió mucho la puesta en escena del cuadro aragonés, permanentemente superado en todos los aspectos del juego. «Ha sido una derrota inadmisible», advirtió el entrenador del equipo zaragozano, Jaume Ponsarnau, nada más consumarse el tropiezo ante los madrileños.

El Fuenlabrada se presentó a la cita como penúltimo clasificado, con sólo tres victorias conquistadas a lo largo de la temporada. Sin embargo, en Zaragoza fue un bloque más intenso, más enérgico y más disciplinado que su rival, mucho más seguro de sus fuerzas, y acabó arrollando sin remisión a los aragoneses. De hecho, mereció ganar con una marcador mucho más amplio y concluyente (74-85); pero el Casademont ocultó algo su insultante inferioridad, en los 10 últimos minutos del choque, al firmar un parcial de 26-11 con el partido ya sentenciado.

Ni siquiera la presencia en la pista de Jordan Bone, el último refuerzo de los zaragozanos, y de Santi Yusta y Omar Cook, inéditos hasta entonces por lesión, modificaron el aspecto enfermizo de un equipo que prosigue su caída libre. De momento, ya sumado cuatro derrotas consecutivas en la Liga Endesa, tras haber claudicado en sus desplazamientos a Badalona (84-78) y Santiago de Compostela (87-82), y de haber cedido después ante el Real Madrid (65-86) y el Fuenlabrada (74-85) en el pabellón Príncipe Felipe.

En el club existe una profunda preocupación por el bajo rendimiento del equipo, que además se ha acentuado en las últimas jornadas, pero se mantiene la confianza en el trabajo de Jaume Ponsarnau, cuyo cargo de momento no corre peligro. Los zaragozanos, eso sí, necesitan restaurar su dañada imagen y sumar un triunfo con inmediatez. Andorra, Baskonia, Unicaja y UCAM Murcia son sus próximos oponentes. 

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