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Sergio Hernández: "Nos vamos a dejar la vida en la cancha"

El nuevo entrenador del Casademont llega a Zaragoza repleto de esperanza.

Sergio Hernández dialoga con sus jugadores.
Javier Belver

Reza el aforismo que esto (cualquier historia, también las de baloncesto) es como acaba. El argentino Sergio Hernández decidió acabar su presentación como nuevo entrenador del Casademont Zaragoza con esta frase: "Nos vamos a dejar la vida en la cancha". Este es el mensaje que el nuevo gestor de recursos humanos del conjunto aragonés dejó a la Marea Roja, la más fiel y entendida afición del baloncesto español. "Estén tranquilos -reiteró en el epílogo-, seguro que el equipo va a tener el compromiso que le corresponde". 

El cierre, como ven, coincidió con la conclusión. Cierre y conclusión parecen lo mismo, pero no siempre son igual. Hernández los hizo casar en una primera comparecencia en la que midió al milímetro sus palabras. Lleva mucho andado antes de iniciar su singladura española... "Estoy contento por motivos obvios. Es una oportunidad que llevaba esperando desde hace mucho tiempo. Entrenar en la Liga Endesa ACB es un motivo de felicidad", expuso, para luego reforzar su argumentario acerca de su venida a la capital aragonesa: "Zaragoza es un equipo histórico. El baloncesto tiene una parte cultural, y eso también me atraía mucho".

Llegados aquí, Hernández evocó la figura de León Najnudel, entrenador del CAI Zaragoza de Magge, Allen, los Arcega... que tumbó al Barça en la histórica final de la Copa del Rey de 1983 (81-78), hito fundacional de la ACB y punto de inflexión definitivo en el despegue del baloncesto como deporte de masas en España. "Recuerdo a León Najnudel. Él es nuestro gurú en Argentina, porque él creo la Liga de Argentina fijándose en sus experiencias como entrenador del CAI Zaragoza en España. La Liga de Argentina nació por lo que Najnudel vivió aquí en Zaragoza. Zaragoza forma parte de nosotros", reconoció.

Después de rebobinar a estos momentos irrepetibles en la historia del deporte aragonés, Hernández pulsó F5, le dio a la tecla de actualizar, y nos habló del equipo que he venido a entrenar. "Conozco la plantilla, conozco a todos los jugadores. Mi trabajo como seleccionador argentino era seguirlos. He visto los ocho partidos de liga del Casademont Zaragoza. Me parece que tiene un potencial superior al que ha demostrado. Eso es un estímulo para el entrenador. Me gusta el desafío. Estoy preparado para hacer cosas difíciles. Hay que trasladar la presión en energía", retó y se retó.

Sergio Hernández se introdujo en la dinámica que persigue implementar en el conjunto. "Imagino un equipo con rasmia. Busco energía, compromiso. No quiero un equipo apático, con miedo. Quiero un juego más vertical, subir la velocidad del juego, tratar de utilizar mejor los 10 primeros segundos de la posesión, hacer más puntos en esos 10 primeros segundos. Ese es el 'básquetbol' (así le llaman los argentino al baloncesto) que siento".

También fue preguntado por las desconexiones que ha venido sufriendo el Casademont Zaragoza. "Si yo tuviera la respuesta, sería un genio, no un entrenador. En un equipo, si hay urgencias, se juega más contra sí mismo que contra el rival. Busco una identidad propia. Éste es un deporte con ciencia. No se gana solo con ganas", verbalizó.

Además del cargo que asume, Sergio Hernández también apuntó lo que deja. No es poco: la dirección de la selección argentina, actual subcampeona del mundo. "No se puede dirigir a la vez a la selección y a un club. La vida está hecha de momentos, de decisiones; y éste es mi momento y ésta es mi decisión. Respondo lo que siento. Me siento bien. No vi un equipo triste, sino con ganas de trabajar. La actitud ha sido maravillosa. Me han hecho las cosas más fáciles", señaló.

En la actual plantilla del Casademont hay un jugador censado en la selección argentina, Nico Brussino. Hernández lo pintó: "Estoy feliz por ver a Brussino. Desde siempre tuvo rol dominante. Pasó de Peñarol a la NBA sin jugar antes en Europa, que es el camino habitual. Es un jugador completo, que pone la pelota en el piso, que sabe definir, que ayuda a ganar".

Ganar. Ese es el verbo perseguido. El infinitivo de la primera conjugación que ha traído a Sergio Hernández a Zaragoza.