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Larraz: "Estamos mermados, pero el Aragón va a dar la cara en La Romareda"

El entrenador del filial, pese a las numerosas bajas, confía en sus jovencísimos jugadores en la eliminatoria por el ascenso de este domingo ante el Pontevedra

Emilio Larraz, este viernes entrenando en La Romareda.
Emilio Larraz, este viernes entrenando en La Romareda.
Toni Galan

Desde luego, era inesperado el día más esperado. Han tenido que pasar dos décadas para que el Deportivo Aragón regrese a una fase de ascenso en Segunda RFEF. La anterior fue en el curso 2004-05, entre el entonces Zaragoza B de Chucho Solana, con Antonio Longás y Ángel Lafita en el césped, y frente al Real Madrid de Arbeloa, De la Red y Soldado. Ahora es el Aragón de Emilio Larraz el que ha obrado el milagro que el dato (no el relato) denota. El filial de Emilio Larraz en el banquillo y de Adrián Liso y Marcos Cuenca en el césped. Larraz dirigirá al Aragón este domingo en La Romareda (12.00) ante el Pontevedra, pero Liso y Cuenca pisarán el césped… del Carlos Tartiere de Oviedo.

Las necesidades del primer equipo, de ese ensimismado y triste Real Zaragoza que se arrastró ante el Burgos hace apenas cinco días, condicionan la eliminatoria por el ascenso del filial. Ciertamente, los canteranos son lo poco salvable del Zaragoza. Francés, Francho y Azón eran y son los líderes del equipo del león. Ahora se ha unido Adrián Liso al pequeño grupo de jugadores que de verdad estimulan al aficionado. Con Liso, afortunadamente para todos, no contaba Larraz en el Aragón por motivos obvios. Pero además de Liso, Marcos Cuenca, Lucas Terrer y Miguel Operé también integrarán la convocatoria del Real Zaragoza para el Carlos Tartiere, con la sensible merma que esto representa para el Aragón.

Los problemas del Aragón crecen con las lesiones del central Keita y del lateral izquierdo Vallejo. En suma, el filial está en cuadro para afrontar su gran cita del año. Así lo analizó su entrenador, Emilio Larraz, después de entrenar en la mañana de este viernes en La Romareda. “El partido es tremendamente difícil. El mayor reto al que se enfrentan nuestros jugadores esta temporada. El Pontevedra es uno de los proyectos más ambiciosos de la Segunda RFEF. De hecho, nosotros, siendo quintos, entendemos que hemos hecho una gran temporada; y ellos, siendo segundos, tienen más sensación de decepción que de éxito. Su éxito sería el ascenso. Será un partido tremendamente exigente al que llegamos con una buena mentalidad porque tenemos la sensación de haber hecho bien las cosas. Pero es cierto que estamos muy mermados en cuanto a número de futbolistas tanto por las necesidades del primer equipo como por ausencias en forma lesiones. En ese sentido, el final de temporada ha sido bastante desgraciado”, explicó Larraz.

Rotos por las ausencias de una y de otra índole, Larraz se agarra a factores volitivos para intentar dibujar una sonrisa. “Venir a La Romareda les genera ilusión, un mejor estado de ánimo todavía. Son unos chavales con una cultura del trabajo muy buena. Para ellos es una ilusión especial. Es un premio muy bonito y muy justo para todo lo que han trabajado esta temporada en unas condiciones muy difíciles. Todas las jornadas del año nos hemos enfrentado a muchas ausencias, pero siempre hemos dado la dado la cara. Estamos ante el reto más complicado del año por el potencial del rival y por cómo estamos nosotros. Estoy seguro de que vamos a dar la cara”, confesó.

Paradójicamente, las dimensiones de La Romareda pueden favorecer la propuesta de fútbol del rival. “El Pontevedra tiene presión porque es un proyecto de ascenso. Tienen mucha experiencia y saben que su momento es este. El escenario les favorece por su estilo de juego. Va a ser un motivación para ellos. Es mi partido 35 de ‘play off’, pero en Zaragoza y en La Romareda es especial”, reconoció.

Emilio Larraz, en su rica carrera como técnico, entrenó tres años en Galicia. Concretamente, al Racing de Ferrol, club con el que ascendió de Tercera División a Segunda RFEF. “Conozco al entrenador (Yago Iglesias). Nos enfrentamos dos años cuando estuve en Galicia (Iglesias dirigía al histórico Compostela). Conozco a sus jugadores. Pero la dificultad no estriba en conocer al rival, sino en competir en el terreno de juego. Es un reto mayúsculo. Queremos demostrar que tenemos hambre, que queremos ser futbolistas”, concluyó.

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