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José Antonio López Bueno: "Cambio cinturón de campeón del mundo por un puesto de trabajo"

El excampeón del mundo de boxeo en el peso mosca lanza un SOS para salir de su difícil situación.

López Bueno, su puño y su cinturón de campeón del mundo.
López Bueno, su puño y su cinturón de campeón del mundo.
Guillermo Mestre

Ningún deporte sintetiza el curso torrencial de la vida como el noble arte del boxeo: no pierde el que cae, sino el que no se levanta. El zaragozano José Antonio López Bueno fue campeón del mundo del peso mosca en 1999. Después fue capaz de defender el cetro con éxito, hasta caer posteriormente por incomparecencia. Ahora intenta levantarse. Como asidero, reclama un puesto de trabajo que le permita compatibilizar la enseñanza del boxeo.

López Bueno entrena en el gimnasio Wha Rang, en la calle de Sevilla en Zaragoza. Pero reconoce que no está pasando sus mejores días. “Son unos días muy especiales para todos. Yo le deseo feliz Navidad a todo el mundo, aunque yo no lo esté pasando demasiado bien estos días. Es más, lo estoy pasando mal. Estoy sufriendo mucho. Fui campeón del mundo hace 25 años, un 23 de abril de 1999, el día de Aragón. Lo recuerdo perfectamente. Ante el mexicano Rubén Sánchez, en un pabellón Príncipe Felipe a reventar. Pero eso es pasado. De eso no se come. Y como yo tengo que comer todos los días y mi familia también, he decidido vender mi mayor posesión, que es ese cinturón de campeón mundial del peso mosca. Se lo doy a quien me ofrezca un trabajo. Cambio el cinturón de campeón del mundo por un puesto de trabajo”, detalló.

Además, López Bueno, quiere seguir boxeando, que es su pasión. “Necesito un puesto de trabajo. A poder ser, con horario flexible para que pueda seguir impartiendo mis clases de boxeo. Me cuido todo lo que puedo. Ahora entreno tres veces por semana en el gimnasio. Antes, tuve una nave en Cogullada que era un centro de alto rendimiento. Allí había decenas de boxeadores preparándose. Hasta el gran Alfredo Evangelista, el que le aguantó 15 asaltos a Cassius Clay, entrenaba allí”, subrayó.

Fuera del cuadrilátero, López Bueno también quiere ordenar su vida. “Yo vivo ahora con mi pareja, Sofía, que es rumana. Tengo tres hijos de 20, 18 y 13 años, que viven con mi exmujer. Y quiero, necesito, trabajar. Y con ese objetivo, ofrezco mi cinturón. Los guantes de campeón del mundo los regalé hace unos años. La historia de los guantes del debut profesional fue peor: los tiré a la basura por error”, reconoció.

El excampeón mundial lanza un SOS para poder salir adelante y continuar con la enseñanza del boxeo

Su camino hacia la cima del deporte no fue sencilla para este hijo de Torrero, allá cerca del Tercer Cinturón, donde se crece pronto en le deporte y en la vida. “Soy del barrio de Torrero. Éramos siete hermanos. Vivía en la calle de Lugo, cerca de la cárcel. Por problemas familiares, con apenas seis años, me ingresaron en San Viator. Nadie me ha regalado nada. Muy pronto, siendo un chaval, comencé a ir al gimnasio de la Federación Aragonesa de Boxeo, en la calle de Cánovas. Iba con Gonzalo, con el Patata, con David… A unos les fue bien y a otros... La droga hizo estragos. Yo le estoy muy agradecido al deporte. Gracias al deporte, ni he sido un yonqui ni he estado en la cárcel”, verbalizó, entre el orgullo y el lamento.

"Gané dinero, toqué la gloria… Comencé a entrenar con Agustín Plou y llegué a lo más alto. La droga hizo estragos. Yo le estoy muy agradecido al deporte. Gracias al deporte, ni he sido un yonqui ni he estado en la cárcel"

Gracias al deporte, fue campeón del mundo. Lo que no quiere, es acabar como otros campeones del mundo de recuerdo imborrable. Como el número uno, como el más grande púgil español de todos los tiempos, como Perico Fernández. “Gané dinero, toqué la gloria… Comencé a entrenar con Agustín Plou y llegué a lo más alto. Y nunca perdí el título mundial, sino que me lo quitaron. Me lo quitaron por lesión, algo increíble. No quiero acabar como Perico Fernández. Y eso que le ayudaron al final. Yo no quiero acabar así. No quiero reconocimientos cuando esté muerto. Todavía no he cumplido 50 años. Me queda mucho por delante. Quiero y puedo ser útil a la sociedad a través del deporte. He sido campeón del mundo y estoy capacitado para entrenar, para enseñar boxeo. Solo pido eso. Y estoy dispuesto a dar hasta lo que más quiero: el cinturón de campeón del mundo”, concluyó.

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