Rubiales se niega a dimitir, va al choque con el Gobierno e incendia el fútbol español

El CSD presenta una denuncia ante la justicia deportiva que acabará con la inhabilitación del atrincherado presidente de la FEF.

Luis Rubiales.
Luis Rubiales.
Eiden Rubio / Efe

Por la oscuridad que rodea al millonario mundo del fútbol, lo hermético de sus estructuras y al afán que caracteriza a sus dirigentes de perpetuarse en un cargo tan goloso mediática y económicamente, provoca que al final las salidas de los presidentes de la Federación resulten traumáticas, con enorme revuelo social o mediático. Relativamente reciente está lo que sucedió con Ángel María Villar, que incluso fue encarcelado por sus delitos en el marco de la 'operación Soule' e inhabilitado después de casi 30 años en el poder. Los más veteranos no se olvidarán tampoco de los viejos líos de Pablo Porta o José Luis Roca. Pero, quizá también por tratarse del riguroso presente, el último caso de Luis Rubiales se ha convertido ya en el mayor escándalo de la historia del fútbol español.

Los mensajes eran evidentes desde los actos chabacanos perpetrados por Rubiales en el palco de honor del estadio de Sídney que albergó el pasado domingo la final del Mundial femenino de fútbol y su posterior beso en la boca a Jenni Hermoso en la entrega de trofeos. Si la propia asamblea de la Federación no actuaba y presentaba una moción de censura o Rubiales no dimitía, el Ejecutivo iba a actuar y utilizar todos los resortes que tiene a su alcance para inhabilitar al máximo dirigente del deporte rey español.

Desde el Gobierno de Pedro Sánchez, la sociedad en general, los medios de comunicación de manera unánime y el fútbol femenino en particular, se daba por hecho que Rubiales había decidido dimitir, arrojar la toalla y presentar un relato para buscar una salida más o menos digna ante poco más de la mitad de los asambleístas que asistieron este viernes al salón Luis Aragonés de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.

Pero Rubiales, en la penúltima vuelta de tuerca de su mandato, ya que siempre en un personaje de su calado se puede esperar algo más, cambió a última hora de opinión y decidió seguir en la poltrona. No solo no dimitió sino que anunció querellas contra los políticos Yolanda Díaz, Irene Montero, Ione Belarra y Pablo Echenique por acusarle de violencia sexual, arremetió contra el "falso feminismo" y se sintió víctima de un "asesinato social".

Una vez que Rubiales decidió atrincherarse, ante los aplausos encendidos de sus correligionarios, entre ellos el seleccionador Luis de la Fuente, se desató una ola de reacciones en su contra, sobre todo del fútbol femenino, de unas campeonas decididas a no acudir a más llamadas de la selección en esta tesitura, y de algún futbolista como Borja Iglesias, dispuesto también a no vestir más La Roja. Todo ello acompañado de una cascada de dimisiones.

Morir matando

En el plano político, la vicepresidenta del Ejecutivo, Yolanda Díaz, ya avanzó enseguida que el Gobierno tendría que iniciar de forma rápida los trámites que deben terminar con la era Rubiales. Dicho y hecho. A media tarde, compareció Víctor Francos, secretario de Estado para el Deporte y mano derecha de Miquel Iceta en el ministerio de Cultura y Deportes, para explicar el procedimiento. Básicamente, dos ideas: mano firme para inhabilitar a Rubiales e iniciar otra etapa en el fútbol español, pero máxima cautela con los tiempos para no incurrir en errores de forma que puedan generar impugnaciones que frenen el proceso y no llegue a su fin.

A pesar de tener varias demandas en su poder que podría reenviar al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD), el CSD decidió recopilar con urgencia información y presentar esta misma tarde su propia denuncia ante el máximo organismo de justicia deportiva, que suele reunirse los jueves, pero esta vez lo hará el lunes. En el momento en que el TAD admita a trámite esta actuación por entender que Rubiales ha cometido una falta grave por incumplimiento de la Ley del Deporte, el CSD procederá a suspenderle de sus funciones.

Falta saber cuándo y cómo tendrá lugar esa inhabilitación cautelar y cuál será la sanción concreta cuando se cierre el proceso, pero la muerte deportiva de Rubiales se puede dar por hecha. Víctor Francos, puso un ejemplo bastante gráfico de la situación. "Rubiales debió pensar que es muy raro que todo el mundo vaya contradirección en la autopista. Tenía la intención de hacer un cambio de sentido, pero como no lo ha hecho, el Gobierno tiene que frenar ese coche", explicó en la sede del CSD.

"La ciudadanía puede estar tranquila. Vamos a un proceso complicado y lo que no quiere este Gobierno es encontrarse con impugnaciones que nos lleven al traste con el objetivo contundente de iniciar un cambio en el fútbol español", insistió Francos. Recordó el alto dirigente del deporte español las palabras del presidente Pedro Sánchez cuando este martes, el día de la recepción a las campeonas en Moncloa, instó a Rubiales "a dar más pasos".

El mismo Ejecutivo que hasta ahora había respaldado a Rubiales o simplemente mirado hacia otro lado en otras poléicas, esta vez se le pone la cruz. En un tema tan sensible como el machismo o la violencia sexual, no caben medias tintas. Blanco o negro, nada de grises. Entiende el Gobierno que Rubiales no ha estado a la altura ni de lo que se esperaba, ni de lo que se merecen las jugadores, ni de lo que demanda la sociedad. "Nos ha defraudado en su reacción, no ha hecho lo que debía y consideramos que sus explicaciones no se corresponden con sus actitudes", subrayó Francos.

Agravar las polémicas

Desde Moncloa ven justificada lo que en otra coyuntura podría considerarse una injerencia en una asociación privada, aunque de utilidad pública, porque concluyen que "lejos de resolver y acercarnos a una situación de calmar el contexto en el que el propio Rubiales se ha metido, lo que ha hecho es agravar la polémica".

Por ello, Pedro Sánchez ha dicho basta. Como sentenció el presidente del CSD, el "camino del Gobierno para con la FEF ha terminado. Dicho lo cual, como máximo dirigente del deporte español, Francos pidió disculpas públicas a las jugadoras "porque no se merecían esta semana". "El conjunto de la ciudadanía vería bien volver a sonreír, saltar y enorgullecernos de lo que han hecho. Hoy ese triunfo tiene más valor aún que cuando lo consiguieron". Próxima estación, final de trayecto para Rubiales.

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