¿Qué ha pasado para que cuelgue las botas cuando solo faltan seis jornadas para el final?Ha sido una temporada complicada, difícil, dura... Ha habido muchas circunstancias que han hecho que esto acabe así. Hablando con el club, pensamos que lo mejor era la retirada, que el año que viene no iba a seguir. Ahora el equipo no se jugaba nada y realmente yo no estaba disfrutando de ir a entrenar por diferentes circunstancias. Así que no merecía la pena seguir.

¿Tan mal lo estaba pasando?A mis 42 años, estas cosas las tienes que hacer por disfrutar. Esto estaba afectando a mi vida, a mi trabajo... No podía seguir sufriendo y pasándo lo mal.

Creo que no es la despedida soñada...No me queda un sabor agridulce, de verdad. Mucha gente me dice que debía despedirme en el campo, pero es algo que no necesito. No se me queda esa espina clavada. En el club me han dicho que en septiembre me quiere organizar algo conjuntamente con el Sala 10. Espero que suceda, pero si no se hace, tampoco pasará nada, no es algo que necesita. Me llevo un cariño enorme, estoy abrumado de la gente que me ha escrito, que me ha mostrado su cariño, que me agradece lo que he hecho el fútbol sala… Eso me llena más que el aplauso en el pabellón.

Se le nota desencantado.Con la temporada sí estoy desencantado, y con cosas que han pasado en el vestuario también. Pero eso queda para dentro. Te hablo desde el dolor, no desde el rencor. He sufrido mucho este año. No se lo deseo a nadie, me fastidia que mi última temporada ha sido la que más he sufrido, y era la que más tenía que disfrutar. Me hubiera gustado salir disfrutando, pasándolo bien. Pero sin rencor, somos mayorcitos, estamos curtidos.

¿Cómo se lo ha tomado su familia?Muy bien, me han apoyado en este momento. Mi mujer siempre ha estado ahí siempre y mis padres también. Ayer tuve conversación con mi padre en la cocina de mi casa y él hacía repaso; me decía que han sido 25 años, que hemos conocido cantidad de ciudades y que eso se nos queda para siempre.

Echa la mirada atrás, y ¿qué ve?Si miro atrás todo son momentos buenos. He conseguido todo lo que a nivel de clubes se puede conseguir, una liga, copa, debutar con la selección española… eso ha sido lo más grande. Y conseguir todos los vestuarios que he conseguido también es una victoria. Te diría tantos nombres de jugadores que son amigos y me los llevo para la vida… Ricardinho, Bateria, Caio Alves, Andreu Linares, Joan Linares… Me sabe mal nombrar pocos porque diría muchos más. Puedo sentirme orgulloso.

¿Le puedo pedir que se quede con un solo momento?Todo el mundo diría cuando ganas la liga, pero hay momentos especiales en el David Santamaría de Guadalajara, en el Perico Delgado, en el Príncipe Felipe, en el Siglo XXI… Quedarme con uno es injusto, pero quizá la Supercopa de España de Segovia de 2008, fue un partido espectacular contra El Pozo en semifinales.

Zaragoza no tiene fútbol sala de élite. ¿Qué falla?El fútbol sala está en un momento complicado. Lo primero tenemos que arreglarlo desde arriba, con el conflicto entre LNFS y Federación. A partir de ahí, ya iremos trabajando más abajo. Hay que hacer una catarsis y un reseteo en el fútbol sala. Trazar vínculos donde ahora hay guerras.

¿Cómo va a ser su relación con este deporte a partir de ahora?Me gustaría seguir con la escuela del CD Cuarte, seguir formando tanto a niños como a entrenadores, porque esa es mi mayor vocación. Y luego quién sabe, quizá ser entrenador.