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Garriga: "Fosbury no era un loco, era un genio"

El mítico atleta aragonés saltó en la final de México 68 con el legendario saltador fallecido el pasado domingo.

Luis María Garriga, ayer, en la plaza de España de Zaragoza.
Luis María Garriga, ayer, en la plaza de España de Zaragoza.
José Miguel Marco

Luis María Garriga. Historia viva del atletismo. Historia viva de esta tierra. El Fosbury de Borja. El Fosbury de Aragón. El Fosbury de España. Uno entre la escasa docena de saltadores que compartieron la final olímpica de salto de altura con Dick Fosbury. Garriga, apenas un día después del fallecimiento del mito, rebobina hasta ese inolvidable 20 de octubre de 1968 en los Juegos de México. "El mundo y el atletismo estaban avanzando a una velocidad increíble. Por muchos motivos, todos sabíamos que habría récords en México: la altura de la ciudad (2.200 metros), la aparición del tartán en vez de la ceniza en la pista... Pero lo de Fosbury fue extraordinario desde todos los puntos de vista porque no solo ganó la medalla de oro, sino que fue capaz de crear un estilo de salto saltando de espalda, el estilo Fosbury", se arrancó Garriga.

Garriga, visiblemente emocionado, realizó una confesión: él había visto saltar antes a Fosbury con su singular estilo. "Había una moviola en la Federación Española. Nosotros habíamos visto saltar a Fosbury con su revolucionario estilo. En España saltábamos con el estilo de rodillo ventral, que es el que siempre usé yo. Por supuesto, de tijera no saltaba nadie. Técnicamente hablando, estamos hablando de uno de los cambios más profundos en la historia del atletismo. A mí, en un principio, me pareció una extravagancia. Pero, desde luego, Fosbury no era un loco, Fosbury era un genio", continuó.

La relevancia del día que cambió para siempre el salto de altura llegó con posterioridad, cuando se desarrolló el ‘Fosbury flop’ como estilo. "En la serie de saltos no éramos conscientes de que nos encontrábamos ante un momento histórico, como cuando Bob Beamon saltó 8,90 metros en longitud. Recuerdo que le felicité al terminar y cuando saltó 2,24 metros, que es con la marca que ganó. Era un muchacho introvertido, educado. Tenía una forma muy especial de concentrarse. No logró el récord olímpico, que siguió siendo de Valery Brúmel (2,28), pero Fosbury desarrolló una técnica que años después le permitiría al cubano Javier Sotomayor elevar el listón hasta los 2,45 metros en Salamanca", insistió Garriga.

La reflexión final de Luis María Garriga repasa su trayectoria y pasión por el deporte. "Yo era un muchacho de Borja que en un bar de mi pueblo vi el salto de altura en los Juegos de Roma 60. Me puse a saltar en la era de Borja sobre paja. Y así, con 19 años, después de ser el primer español en saltar más de dos metros, me presenté en los Juegos de Tokio 64. Y cuatro años más tarde, tuve la inmensa fortuna saltar 2,12 metros junto a Fosbury. Después, no tuve suerte con las lesiones en la que tenía que ser mi gran cita, Múnich 72. Pero, entre otros motivos por Fosbury, tengo muchos motivos para estarle agradecido al deporte y a la vida", concluyó.

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