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Zorrilla: "Al fin vuelvo a creer que puedo ser el de antes del atropello"

Siete meses después de sufrir un accidente que pudo dejarlo en silla de ruedas, el atleta aragonés se proclamó campeón de España de duatlón de media distancia en Híjar. 

El atleta Fernando Zorrilla posa para HERALDO en la plaza de Aragón de Zaragoza.
El atleta Fernando Zorrilla posa para HERALDO en la plaza de Aragón de Zaragoza.
José Miguel Marco

Fernando Zorrilla (Zaragoza, 1992) está cerca de lo que entendemos por héroe. Hace medio año recibía visitas en la cama de un hospital, sin saber si algún día podría volver a caminar, y hoy es campeón de España de duatlón de media distancia. De una de las pruebas más duras que existen. De una cita que, siete meses después de ser atropellado cuando se desplazaba en bici al trabajo, le ha convencido de que puede ser «el de antes» del accidente. Aquel atleta que coleccionaba medallas y tuvo la mala suerte de que un conductor ebrio y drogado se cruzara en su camino y le hiciera añicos la cadera allá por el mes de julio.

¿Qué recuerda del día del atropello?Muchas cosas. En primer lugar, el ‘shock’ al ver que la vida te puede cambiar en un segundo. Un coche me acababa de pasar por encima; no podía moverme y la escena era dantesca por la sangre. Después, curiosamente, me vino a la cabeza que ese día había tardado más en salir de casa porque no encontraba el casco de la bici; me vino un sentimiento extraño, de querer convencerme de que eso no había ocurrido. 

Pero la realidad se impuso en los días posteriores. 
Cuando me vi en la cama del hospital, la etapa de querer negarlo quedó atrás. Empecé a aceptarlo, y a pensar en lo que se me venía. Fueron momentos de mucha incertidumbre, de plantearme qué futuro me esperaba.

¿Llegó a pensar que nunca más iba a caminar?Desde luego. Era una de mis obsesiones, pero, al ver cómo fui evolucionando, pronto supe que sí podría hacerlo. La duda estaba en cómo, puesto que no sabía cómo me iba a quedar la cadera. Podía quedarme con una asimetría importante, y así se puede andar con torpeza pero no hacer deporte. 

Lo primero que hizo fue nadar.
Sí, estuve once días en el hospital y, cuando me pudieron quitar la medicación y me mandaron a casa, pude empezar a moverme en la silla de ruedas, haciendo vida de la cama al sillón. Con la cadera rota, era bastante doloroso pero pasado un mes, cuando me quitaron los puntos, me dieron permiso para entrar en la piscina. Era muy aparatoso porque prácticamente iba hasta el borde y me volcaban la silla. 

¿Cuáles fueron sus primeras sensaciones?Había perdido más de 10 kilos. Estaba delgadísimo, en menos de 60, y no podía seguir así. El agua me devolvió a la vida. Pude volver a moverme libremente y fue un punto de inflexión. Al principio arrastraba las piernas, sin poder dar la patada, pero poco a poco fui mejorando. A las pocas semanas, ya nadaba 5.000 o 6.000 metros diarios, pensando en recuperarme cuanto antes. 

Luego vino la bici.Sí, al principio en una especial, como la que utilizan las personas mayores, y después, conforme la cadera fue tolerando el movimiento, en la de ‘spinning’. Hacía natación por la mañana y rodillo por las tardes. 

¿Ahí supo que podría volver a competir?Bueno… Ahí fue cuando me lo propuse, marcándome objetivos que me obligaban a replicar entrenamientos del pasado de bici y nado, pero aún me faltaba correr. 

¿Y cuándo empezó?A ponerme en pie, empecé a finales de octubre. Al principio notaba que se me iba la cadera hacia un lado. Era una sensación preocupante, que me producía dolores de espalda; pero el fisio me mandó trabajos de compensación que me vinieron muy bien. Empecé a adaptarme a mi nueva estructura ósea, y en diciembre corrí por primera vez.

En diciembre... Hace menos de tres meses, y sus tiempos ya vuelven a ser increíbles.
En bici y natación estoy en los tiempos de antes. En carrera todavía me falta algo. Llevo muy poco tiempo entrenando, pero, después de lo de Híjar, vuelvo a plantearme que puedo ser el de antes. 

La localidad turolense ya ocupa un lugar en su corazón.Sin duda. Lo del pasado domingo fue espectacular. Cuando vi que faltaban cuatro kilómetros y que Gonzalo Fuentes –segundo clasificado– no venía detrás, me vino a la cabeza todo el proceso. Se me pusieron los pelos de punta y terminé con la más grande de las sonrisas.

¿Dónde está el secreto de que Híjar se haya convertido en referencia del duatlón nacional?
En el trato que reciben los participantes y en lo bien montada que está la prueba. Tiene una identidad propia y todos terminamos impresionados por el ambiente, con los tambores sonando. Hay carreras en las que al terminar te dan una botellita de agua y te vas para casa y otras que te marcan. 

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