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Las pioneras del fútbol femenino en los años 60, en el Centenario de la Federación

Montse Barberán, Inmaculada Gracia, María Pilar Gracia y Mari Mar Jiménez fueron precursoras del balompié de mujeres en Zaragoza y sus alrededores en una España donde el fútbol era 'solo cosa de hombres'.

Montse Barberán, Inmaculada Gracia, Maria Pilar Gracia y Mari Mar Jiménez, junto al presidente Óscar Fle y los moderadores de la charla coloquio celebrada dentro del Centenario de la Federación Aragonesa de Fútbol.
Montse Barberán, Inmaculada Gracia, Maria Pilar Gracia y Mari Mar Jiménez, junto al presidente Óscar Fle y los moderadores de la charla coloquio celebrada dentro del Centenario de la Federación Aragonesa de Fútbol.
RFAF

El fútbol femenino, disciplina que vive sus mejores tiempos de apoyos internos y exógenos dentro de la Real Federación Española de Fútbol en la última década, tuvo sus precursoras en Aragón a finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo pasado. En estos tiempos donde los valores de género han ido modificándose progresivamente en muchos aspectos de la vida en los que se hallaban anclados en posiciones donde la mujer salía malparada socialmente de modo injusto, reconocer la verdadera importancia de aquellas mujeres aragonesas que dieron un día el paso de atreverse a jugar al fútbol en un escenario donde eran consideradas intrusas, casi un espectáculo circense para muchos de quienes iban a verlas, fue el leitmotiv que llevó a la Real Federación Aragonesa de Fútbol, en los actos de su Centenario que se desarrollan durante todo el año 2022, a celebrar una charla-coloquio con este motivo. Cuatro de aquellas pioneras, Montse Barberán, Inmaculada Gracia, María Pilar Gracia y Mari Mar Jiménez, expusieron detalles y matices que ayudan a entender el proceso por el que el fútbol femenino ha tenido que atravesar hasta alcanzar su cénit de mejoría a día de hoy. 

Barberán y las dos Gracia fueron jugadoras en Zaragoza capital. Jiménez lo hizo en Gallur, uno de los pocos pueblos aragoneses donde el fútbol de chicas tuvo su espacio en torno a 1970. Las zaragozanas recordaron cómo todo tuvo su origen en partidos patrocinados por dos bares-cafeterías de la ciudad, el Sandwich y el Mónaco, en pleno centro de Zaragoza, y que dieron nombres a sendos equipos. Al poco, el joven presidente del Real Zaragoza, José Ángel Zalba, que acababa de llegar al timón del club con menos de 30 años, formó una sección de fútbol femenino que llegó a competir en el, entonces, más alto nivel con equipos vascos, catalanes, madrileños o castellanos. Pero aquello no tuvo más vuelo que tres o cuatro años de vida. Enseguida, con un techo muy bajo de progreso, la aventura finalizó.

En las zonas rurales, el hecho de que las mujeres jugasen al fútbol tenía aún mayores estigmas. Jiménez recuerda que los padres -y sobre todo las madres- prohibían a sus hijas practicar un deporte "que era de hombres". Lo tenían que hacer a escondidas. Allí, las dificultades crecían al haber escasos rivales con los que jugar. En el caso de Gallur, solo encontraron, durante muy poco tiempo, réplicas en Tauste, Luceni o Ejea. En el resto del mapa aragonés, es muy difícil y extraño encontrar algún brote de fútbol femenino. 

Ellas, con otras tantas de su generación, dieron los primeros pasos en un mundo inhóspito para su género hace 50 años. Cinco décadas con muchas dificultades para que 'su' deporte haya podido llegar a los años 20 del siglo XXI con la pujanza que parece mostrar en un presente esperanzador (aunque en Aragón, el descenso a Tercera Divisón del Zaragoza esta misma semana en Córdoba genere una difícil situación para el presente de sus practicantes más avezadas). Esto quedó patente y reconocido en una charla-coloquio llena de recuerdos, contenidos de fondo y admiración. 

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