baloncesto

El Casademont Zaragoza aún no encuentra sustituto para Jaume Ponsarnau

Las limitaciones económicas del club aragonés y un mercado muy restringido a estas alturas de la temporada están demorando la contratación del nuevo técnico.

Jordan Bone se retira a los vestuarios tras la derrota ante el Tenerife.
Jordan Bone se retira a los vestuarios tras la derrota ante el Tenerife.
Esther Casas

El Casademont trabaja contra el reloj para solventar una situación incierta e inesperada, de muy difícil manejo: se halla a un solo partido de los puestos de descenso a la Liga LEB, cuando restan 11 jornadas para el término de la competición regular, y ha claudicado en sus últimos partidos con una facilidad sorprendente, sin ofrecer oposición. En este escenario, el club aragonés aún no encuentra entrenador, afectado por sus propias limitaciones financieras y condicionado, además, por un mercado restringido que apenas ofrece alternativas fiables a estas alturas de la temporada.

De los técnicos con los que, de momento, ha contactado la entidad desde hace semanas, algunos no están dispuestos asumir el reto –muy exigente, de muy mal pronóstico– sin asegurarse un año más de contrato en caso de alcanzar la salvación; y otros, únicamente ocuparán el banquillo zaragozano si su llegada viene acompañada de, al menos, tres refuerzos de garantías. El margen de de actuación es muy reducido, lo que contribuyó a retrasar la salida de Jaume Ponsarnau. De hecho, el preparador catalán fue despedido, finalmente, porque el equipo ya no ofrecía ninguna respuesta, pero sin que se tuviera atado su relevo.

Mientras tanto, Aleix Durán, hasta ahora entrenador asistente de Jaume Ponsarnau, y Sergio Lamúa, que regresó al club tras su paso por el Levitec Huesca, dirigirán al Casademont Zaragoza con la ayuda de Nacho Juan. Al margen de la contratación de un nuevo técnico, el club aragonés volverá a acudir al mercado para reforzar la plantilla con el fichaje de un jugador que, además de sumar puntos, también exhiba personalidad y templanza en los momentos de fragor.

El Casademont despidió el pasado domingo a Jaume Ponsarnau, quien abandonó el banquillo aragonés tras haber dirigido 29 partidos oficiales de los zaragozanos –23 de la Liga Endesa y 6 de la FIBA Europe Cup–, con un balance desalentador. Pero más allá de los resultados, el técnico dejó tras de sí un equipo frágil, abatido, con importantes desequilibrios en el juego y una irregularidad manifiesta en los dos lados de la pista. Un bloque sin defensa, sin capacidad competitica, sin una propuesta colectiva solvente.

No consigue el Casademont rectificar su indecisa trayectoria. En las dos últimas temporadas, ni el director deportivo ni los diferentes entrenadores han estado a la altura de un club que, aciertos y desaciertos al margen, al menos siempre ha exhibido ambición y pujanza para intentar modificar la negativa tendencia del equipo. Ya lo hizo el pasado curso, con hasta dos cambios de técnico –Sergio Hernández y Luis Casimiro–, y con las incorporaciones de Wiley, Rupnik, Harris y Bray; y también en la presente campapa con las adquisiciones de Adam Waczynski, Thompson y Jordan Bone. Antes había fichado a Sipahi, quien, sin embargo, abandonó la entidad señalado por su exiguo rendimiento. Años atrás, los fichajes de Dylan Ennis y Milko Bjelica, en abril de 2018, resultaron capitales para sellar la permanencia en la máxima categoría nacional. Ahora, además del técnico que sustituya en el banquillo a Jaume Ponsarnau, el club tiene previsto reforzar de nuevo la plantilla para aspirar a la salvación.

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