baloncesto

El Casademont, con el descenso en los talones

El conjunto aragonés necesita hoy la victoria ante el potente Tenerife para escapar de la zona de peligro de la Liga Endesa ACB

Jaume Ponsarnau muestra la estrategia en un entrenamiento.
Jaume Ponsarnau muestra la estrategia en un entrenamiento.
Oliver Duch

Aunque tenga acento catalán, Jaume Ponsarnau habla bien castellano. Me quedo muy corto. Bien, no: muy bien. El técnico del Casademont Zaragoza dijo en su comparecencia anterior al partido de hoy ante el Lenovo Tenerife una frase para subrayar: "Estamos tensos, puede que tengamos que pelear por salvarnos". Se puede decir más alto, pero no más claro... A doce jornadas para la clausura de la competición, esa y no otra, la idea expresada sin ambages hasta por su propio entrenador, es la cuestión: el Casademont se está jugando el pellejo, la permanencia.

Ponsarnau deslizó, dejó caer, más ideas. Pero conviene, antes de nada, contextualizar las palabras del técnico. Descienden dos clubes de la Liga Endesa ACB, y en estos momentos el Casademont tiene cinco equipos por debajo. Los aragoneses cuentan con ocho victorias (balance 8/14). Con un triunfo menos, se hallan hasta cuatro equipos: Burgos (7/14), Andorra (7/15), Obradoiro (7/15) y Fuenlabrada (7/16). Cierra la nómina el Betis (6/15). Con doce partidos por disputar, la cavilación de Ponsarnau no es baladí. Y quizá, y esto es peor todavía, la cefalea no responda exclusivamente a una cuestión matemática, a que el descenso ya se encuentra en nuestros talones, sino a una cuestión puramente baloncestística. Tan sencillo cómo preguntarse a qué equipo de los antes enumerados es superior con holgura el Casademont. ¿Al reforzado Burgos, que ha ganado los tres últimos partidos? No. ¿Al Andorra, conjunto de Eurocup? Probablemente no. ¿Al Obradoiro? Podría ser, pero cuidado. ¿Al Fuenlabrada, que nos ha dado un meneo en las dos pistas? Desde luego que no. ¿Al Betis, que ha fichado muy bien? Habría que verlo... Lo dicho, la afirmación de Ponsarnau no era gratuita: el peligro está ahí, en nuestras mismas narices. Y del peligro solo se escapa ganando. Hoy hay que ganarle al Lenovo Tenerife.

Hay que ganar, decía. Pero una cosa es decirlo y otra hacerlo. El Casademont juega en casa, y ese hecho suele ser factor, pues habitualmente ante su gente no se arrastra el conjunto de Ponsarnau, como le ocurre fuera. No obstante, el técnico ya advirtió lo que habrá enfrente. "El Lenovo Tenerife es el equipo que mejor juega al baloncesto. Lo hace con ideas muy claras, a partir de una generación de bases extraordinaria, con un respeto y calidad milimétrica de los espacios de juego, con unos entendimientos para hacer frente a cualquier defensa, con jugadores muy buenos y expertos, bien entrenados y con una ideas muy claras", verbalizó Ponsarnau en la previa. No es el Barça defendiendo ni el Madrid atacando, pero la verdad es que el Tenerife desarrolla un baloncesto correctamente dimensionado. Son las cosas de contar con un base para jugar, como Marcelinho Huertas, y un pívot para ganar, como Giorgi Shermadini. A partir de ahí, riqueza en todos los puestos y un entrenador perfectamente conocedor de la ACB, como Txus Vidorreta. Por fuera, un notable director para auxiliar a Marcelinho, como Bruno Fitipaldo. Y aleros a los que los puntos se les caen de las manos, como el finlandés Sasu Salin o Joan Sastre. Y un ‘cuatro’ abierto terrible, como Aaron Doornekamp. Y por dentro, rotaciones válidas, como Fran Guerra, Kyle Wiltjer o Emir Sulejmanovic, también finlandés como Salin pese a su apellido balcánico. Desde luego, mucho habrá que rascar esta tarde para ganarles.

Pero el Casademont debe pensar ante todo en sí mismo. Porque uno mismo siempre constituye el mejor amigo o el mayor enemigo de uno mismo. No es un trabalenguas, sino una evidencia trasladable a cualquier ámbito social. Por supuesto, también al deporte. ¿Qué decir? Jugando como ante el Manresa o ante el Gran Canaria, las dos citas más cercanas en el tiempo, no habrá nada que hacer. Se demanda una energía y una socialización de esfuerzos (el deporte también es un ámbito social, reitero) como ante el Unicaja de Málaga o el UCAM Murcia. No sirve de nada abrillantar estadísticas individuales cuando la merienda ya se la ha comido el equipo rival, como Mobley en Manresa. Y ojo, porque el tema se está poniendo muy chungo, como el mismo Jaume Ponsarnau ha reconocido en perfecto castellano. Más directo: cuidado, que tenemos el descenso en los talones...

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