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Adiós al 'Dinámico', la enciclopedia anual del fútbol que salió de la calle Costa

El famoso calendario, un producto de culto para miles de aficionados de toda España, deja de editarse esta temporada tras 72 años de historia con sede en la capital aragonesa.

Tomás Tocino, con el segundo y el último ejemplar del Calendario Dinámico.
Tomás Tocino, con el segundo y el último ejemplar del Calendario Dinámico.
Guillermo Mestre

"Cuando no existían esos ‘cacharritos’, todo estaba aquí". Tomás Tocino señala un móvil que descansa sobre la mesa como el culpable principal de la desaparición del Calendario Dinámico, esa pequeña enciclopedia anual del fútbol que, desde Zaragoza, llegaba a todos los rincones de España. La temporada 2021/2022 echará a rodar en las próximas semanas sin su almanaque más tradicional, 72 años después de que su primera edición saliera de un viejo taller del número 4 de la calle Costa de la capital aragonesa.

Desde que se supo, cientos de aficionados de todo el país lloran su ausencia. Las redes sociales se han llenado de nostálgicos que lo ven como el fin de una era, como el epílogo de una tradición veraniega anual que, en algunos casos, iniciaron sus abuelos hace más de medio siglo. Tomás Tocino ha llevado durante décadas el negocio que inició su padre, y cuenta que estos días ha recibido "casi 200 correos electrónicos" de aficionados que ya echan de menos el Dinámico. Las llamadas por el mismo motivo siguen entrando a diario. "Hay gente que directamente nos manda el dinero para que le enviemos los calendarios, así que les hemos tenido que devolver las transferencias", explica.

El padre de Tomás (del mismo nombre), fue un castellano que llegó a Zaragoza desde Galicia. "Vino con la guerra, como tantos, y pensó que aquí había más posibilidades de prosperar, por lo que decidió quedarse", cuenta rodeado de viejos calendarios. Trabajó para alguna imprenta, y finalmente logró abrir junto con un socio un taller propio "con más imaginación que dinero". En 1949, ya con cuatro empleados, llegó el mes de agosto "y no tenían trabajo", así que decidieron hacer un calendario deportivo.

En España por entonces había muchos, por lo que no era fácil abrirse un hueco. De hecho, no se vendieron ni la mitad de los 50.000 que editaron esa primera temporada, a un precio de venta de 2 pesetas. "Decidió meter los que sobraron, uno a uno, en un sobre, y los mandó a la barbería de cada pueblo de España. No sabía las direcciones ni había códigos postales, simplemente los remitió a la barbaría de cada localidad", explica Tomás Tocino. Al año siguiente volvió a hacerlo. La operación publicitaria funcionó y pronto empezó a vender cada vez más, hasta llegar a tirar más de 300.000 ejemplares en los años 70.

Varios ejemplares de distintas épocas del Calendario Dinámico.
Varios ejemplares de distintas épocas del Calendario Dinámico.
Guillermo Mestre

La clave, según el heredero del producto, fue introducir en los calendarios no solo las fechas de los partidos, sino también información, estadísticas, fotos de los jugadores, etc. "Había gente que llevaba el calendario siempre encima, y les servía para solucionar dudas que surgían en el bar, preguntas que se hacían sobre determinados partidos del año anterior...", explica. En definitiva, el Dinámico cumplía el papel que ahora hacen ‘esos cacharritos’ –los móviles– de los que habla Tomás. Y lo cumplían quizá con más eficacia y seguro que con más encanto que los teléfonos.

El calendario era una especie de ‘Biblia’ también para los periodistas deportivos, que allí encontraban una increíble base de datos. "Hubo un año que se retrasó la edición porque Johan Cruyff no quería cedernos unas fotos del Barcelona. Nos empezaron a llamar grandes periodistas del país para preguntarnos cuándo la sacábamos, porque para su trabajo era fundamental", rememora.

Uno de los grandes valores del Dinámico fue la ‘ficha pitonisa’. En una página poco más grande que un paquete de tabaco, lograban meter todos los resultados de un equipo el año anterior, sus plantillas, todas sus alineaciones de cada partido, sus goleadores, sus expulsiones, sus sancionados, la asistencia de público a cada encuentro, la temperatura, quién dominó el partido, el estado del terreno de juego… "Esto fue el primer ordenador del mundo, pero en papel", reivindica Tomás Tocino.

La ficha pitonisa del Real Zaragoza en el Calendario Dinámico de 1971.
La ficha pitonisa del Real Zaragoza en el Calendario Dinámico de 1971.
Heraldo

Sin embargo, poco a poco las ventas fueron cayendo. La caída se agudizó con la generalización de los móviles con internet, que pasaron a ocupar el espacio que el 'Dinámico' se había ganado en los bolsillos de los aficionados. Para 2007 las ventas ya habían caído a 20.000 ejemplares. El peso del calendario dentro de la imprenta de Tomás era cada vez menor, hasta que se quedó como un producto de culto casi exclusivo de coleccionistas. El año pasado, con la pandemia, las cifras cayeron hasta un suelo que supuso su final.

Cuando Tomás Tocino entró con 14 años en el taller de su padre, no podía imaginar el impacto que iba a tener ese almanaque para tanta gente. "Para mí esto ha sido lo que me ha hecho quedarme trabajando en Zaragoza todos los veranos", dice con ironía. Pese a crear año a año una enciclopedia balompédica, a sus 75 años confiesa que no le gusta el fútbol. "Para mí lo único interesante es la parte económica de la empresa", sonríe. Para los que sí que aman cada partido de este deporte y sus estadísticas, el Dinámico quedará como un recuerdo de otra época y hasta de otro fútbol, en el que había jugadores con bigote que no hacían gestos a una ‘fancam’ cuando metían gol.

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