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La gesta del humilde equipo de fútbol sala de Almonacid de la Sierra

El Almonacid FS Solceq tiene encandilado a este pueblo de unos 600 habitantes de la comarca de Valdejalón: es el equipo más pequeño, pero ha ganado la liga y ha rozado el ascenso histórico a Segunda B. 

Jugadores del Almonacid FS Solteq celebran el título de liga.
Jugadores del Almonacid FS Solceq celebran el título de liga.
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Cuando el equipo de fútbol sala de Almonacid de la Sierra empezó la temporada 2020-2021 de liga nunca pensó que terminarían ganándola. Por las circunstancias de la pandemia, se vieron prácticamente obligados a participar en la competición, pese a la todavía grave situación de la covid-19. “La Federación Española decidió empezar la liga y si nos negábamos, perdíamos el dinero de las fichas, la categoría y además teníamos una multa”, explica Jaime Ramírez, entrenador del Almonacid FS Solceq.

Ante esta situación, decidieron participar con el objetivo de, al menos, salvar la temporada quedándose en la misma categoría, Tercera. Pero las jornadas fueron pasando y el conjunto de Almonacid de la Sierra, un pueblo de apenas 600 habitantes de la comarca de Valdejalón, iba ganando partidos. Como resultado, 14 victorias, un empate y tres derrotas para sumar los 43 puntos que les han hecho valedores del título de liga.

Ahora, están jugando los playoff con otros tres equipos, el Borja, el Quinto y el Colo Colo (de Zaragoza). Solo uno de los cuatro subirá a Segunda B y, aunque a falta de un partido por jugar, matemáticamente el Almonacid FS ya no tiene opciones, la experiencia ha sido un premio. “Para nosotros haber llegado a esta posición ya es todo un sueño”, asegura Diego Campos. Es uno de los jugadores del equipo y, como la mayoría de sus compañeros, es de Almonacid y siempre ha estado vinculado con el mundo del fútbol.

Tras jugar fuera del pueblo varias temporadas, hace dos años decidió regresar no solo para volver a calzarse las botas con el Almonacid FS, sino también para ayudar a encauzar al equipo que, según explica, “se había dejado un poco de mano”.

El conjunto forma parte del Club Deportivo Almonacid de la Sierra Fútbol Sala, fundado en 2006 con el objetivo de aunar a los equipos y a la afición. Al tratarse de una localidad pequeña, sus integrantes son como una familia, formada tanto por jugadores como por cuerpo técnico e hinchas.

En esta última etapa, que comenzó hace dos años con el impulso dado por los propios jugadores, el propósito era mantenerse en la categoría Autonómica pero la realidad es que ahora el equipo está a un paso de subir a Segunda B. “No creo que tengamos mejor equipo que los tres o cuatro primeros clasificados de nuestro grupo pero hay algo especial en este club. Somos humildes, no jugamos para nadie más que para nosotros y para divertirnos y todo el que viene está integrado”, explica Ramírez, el míster. “Creo que la clave es que pasan los años pero seguimos siendo el mismo bloque y teniendo el mismo sentimiento”, añade.

Con este espíritu y con la sensación de que estar en los playoff es ya un premio para ellos, el Almonacid FS Solceq salen a ganar en todos sus partidos. Pese a ello, el pasado sábado perdieron con el Quinto por lo que aunque ganaran el último partido de los playoff, que se disputa este fin de semana en Almonacid, ya no podrían subir a Segunda B. “Hasta aquí ha llegado nuestro sueño y nuestro premio”, dice Ramírez, orgulloso de un equipo cuyos integrantes, tras la derrota ante el Quinto, decidieron ir a cenar juntos. “Hay que estar unidos también en los momentos difíciles”, añade el entrenador.

Un pueblo rendido a sus pies

Pese al resultado final de estos playoff, para el pueblo, los éxitos cosechados por el equipo de fútbol sala son ya todo un hito y forman parte de la cultura de Almonacid de la Sierra. “Para el pueblo lo que vamos consiguiendo es súper importante. Nos han dado la enhorabuena públicamente en la revista local y nos dicen que somos referentes del fútbol sala”, explica Ramírez. “Nos cuentan incluso que cuando viajan a pueblos de Teruel conocen Almonacid por el fútbol”, añade, con orgullo.

En la competición, el Almonacid FS se enfrenta a otros clubes de localidades aragonesas más grandes, como Ejea de los Caballeros o Sabiñánigo, y algunos de sus rivales incluso cobran por jugar. En las filas del Almonacid, por su parte, la mayoría de los jugadores son chavales de entre 19 y 30 años del pueblo que salen a ganar pero juegan por placer. Muchos viven en Zaragoza por trabajo o estudios pero dos días por semana van a los entrenamientos y el fin de semana, al partido. “No es fácil encontrar gente joven a la que le guste el fútbol sala, que quiera sacrificarse y venir a jugar, pero después de varios años estamos consolidados como equipo”, asegura Ramírez.

En cualquier caso, aunque se intenta que todos los integrantes sean de Almonacid, esto no siempre es posible. “Empezamos siendo un equipo de amigos del pueblo pero en parte por la despoblación del medio rural ha habido que echar mano de jugadores de la comarca”, explica Campos. Así, de los 15 jugadores, seis son de pueblos de alrededor.

El cuerpo técnico lo completan un entrenador y dos delegados y, detrás, hay una Junta Directiva, compuesta por antiguos jugadores u otros que este año no han podido jugar. Este grupo está implicado de forma totalmente voluntaria con el equipo y se encarga de todo el tema burocrático.

La otra pata del éxito de este modesto club es, sin duda, su afición. Además de apoyar al equipo en todos sus partidos, tanto en casa como fuera, siempre que las restricciones de la covid lo han permitido, son socios que aportan una pequeña cuota económica. Con esto y con la ayuda de algunos colaboradores y de su patrocinador principal, la empresa Solceq, el Almonacid FS va haciendo frente a los costes de la competición, que no son pocos.

Si finalmente hubieran subido a Segunda B, todavía hubieran sido más elevados, ya que las fichas suben de precio y los desplazamientos para jugar partidos ya serán fuera de Aragón, teniendo que viajar a País Vasco, La Rioja y Navarra. “Si lo hubiéramos conseguimos, con el presupuesto que tenemos ahora mismo no llegaríamos a cubrir todos los gastos”, explica Campos. Pero eso es una batalla del mañana que en las filas del Almonacid FS Solceq todavía no se han planteado. Por el momento se quedan con el largo camino recorrido y con la ilusión de poder conseguir en la próxima temporada para poder llevar así el nombre de su pueblo por todo el norte de España.

 

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