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Isabel Macías: "Mi carrera es buena, pero en otras condiciones hubiera sido excepcional"

La atleta aragonesa, que anunció la semana pasada su retirada, explica los motivos de su adiós y repasa una trayectoria exitosa mezclada con momentos duros en la pista

Isabel Macías, ayer, en la pista de atletismo del Centro Aragonés del Deporte, donde entrena a un grupo de jóvenes.
Isabel Macías, ayer, en la pista de atletismo del Centro Aragonés del Deporte, donde entrena a un grupo de jóvenes.
Toni Galán

Subcampeona de Europa en 2013, mundialista, olímpica en Londres 2012... la carrera de Isabel Macías, a la que dijo adiós la semana pasada, está repleta de grandes éxitos. Pocas mujeres en el atletismo nacional pueden presumir de su palmarés en la última década. A sus 36 años, la aragonesa, que también ha sido pionera con sus reivindicaciones para la mujer en el deporte, relata los motivos de su retirada y desvela su futuro vinculado al atletismo.

¿Por qué se retira Isabel Macías?

Al inicio de la anterior temporada, tenía claro que, probablemente, el 2020 iba a ser el último año, con el gran objetivo de los Juegos Olímpicos de Tokio. Tenía muchas ganas de rendir bien, pero la pandemia lo complicó todo. El confinamiento me ha derivado en unos problemas de espalda que no terminamos de saber bien qué es. Debido al dolor, en las últimas carreras no he competido con las buenas sensaciones que esperaba y deseaba.

Y en Año Nuevo, decide dejarlo.

Salí a entrenar el 1 de enero y, cuando llegó el momento de parar, me empecé a sentir mal, me agobié mucho y lo vi claro. Necesito empezar el año con la sensación de comenzar de cero. Me conozco y si sigo compitiendo voy a gastar muchas energías, demasiadas, en un año que iba a ser muy difícil y complejo.

Su adiós llega impulsado, en cierto modo, por dos operaciones complejas en los últimos años.

Fueron dos operaciones vasculares, una en abril de 2018 y otra en junio de 2019. Para una atleta profesional superar eso es muy complicado. Son procesos de rehabilitación muy lentos, complejos y cuidadosos. Después de la segunda, conseguí volver con buenas sensaciones, con un invierno ilusionante, pero el parón por la covid-19 me ha terminado de destrozar físicamente.

Con su adiós, ¿se ha quitado un gran peso de encima?

En cierto modo, sí. Me he quitado una mochila que comenzaba a pesar demasiado. El alto rendimiento deportivo no puede ser una presión constante. No puedes entrenar amargado, tienes que disfrutar para rendir en condiciones. Ahora mismo, la situación no era así y, por una vez en la vida, en lugar de dejarme llevar por el corazón, lo he hecho por la cabeza. Por eso es posible que sea una decisión acertada. Así lo creo. Siempre he sido muy pasional, pero ahora tenía que ser racional.

Deja de competir, pero el 2, el 3, el 4 de enero… seguro que se ha calzado las zapatillas.

Desde luego, he estado en la pista con los chicos a los que entreno y he hecho series igual. En el fondo, mi día a día va a cambiar poco. Voy a seguir entrenando y, sobre todo, buscando una solución a mis problemas de espalda. Simplemente, voy a dejarme llevar y, si un día me apetece competir, lo haré.

¿Cómo recuerda sus inicios en el atletismo? ¿Dónde empezó?

Empecé en el colegio, un poco por casualidad. Al principio no podía competir porque mi madre no me podía llevar. Tampoco tenía zapatillas adecuadas... Fueron unos inicios duros, pero José Luis Morte, mi profesor de Educación Física, fue un apoyo más que importante porque me abrió la puerta del atletismo. Me abrió las puertas de una nueva vida.

¿Qué carrera guardará para siempre en su retina?

Es sorprendente porque no me quedaría con las evidentes. Los Juegos Olímpicos son una competición muy especial, pero no me fue bien en la pista y no tengo un buen recuerdo. En Göteborg 2013, fui subcampeona de Europa, pero creo que me robaron ser campeona de todas las maneras posibles. Hay carreras pequeñas que me emocionan mucho más como, por ejemplo, el Gran Premio de Zaragoza del año pasado. Venía de superar la operación y fue muy emotivo volver a correr en casa, con mi gente. En general, me quedo más con el proceso que con los grandes campeonatos.

Habla de ser subcampeona de Europa o de participar en los Juegos Olímpicos con la boca pequeña, como si estuviera al alcance de cualquiera…

Fui subcampeona de Europa, pero la que ganó (Abeba Aregawi) había sido nacionalizada un mes antes y ese mismo invierno dio positivo. Fui segunda en la Copa de Europa, pero la atleta que me venció la sancionaron después, así que soy campeona de la Copa de Europa pero no escuché el himno. En el Mundial de Estambul entré última, lo pasé fatal, y ahora soy ya cuarta… Aquella noche terminé con un ataque de ansiedad, sin dormir, con ansiolíticos, con angustia… lo pasé fatal y ahora, después de múltiples casos de dopaje, soy cuarta.

El atletismo es un deporte muy complejo mentalmente, especialmente si se cruza con este tipo de cuestiones relacionadas con el dopaje y las lesiones.

Es que mi carrera ha sido buena, pero en otras condiciones sería excepcional. Ahora está todo mucho más controlado, pero en mi mejor época deportiva, y especialmente en mi prueba (1.500), ha habido mucho dopaje. Ha sido un caos. En algunos campeonatos yo iba en mis mejores marcas, y solo me adelantaba gente. Pensaba, ¿cómo es posible? Y esto, lo malo, es que muchas veces te hace dudar de ti misma y de tus capacidades. Por eso, hasta en los buenos momentos, ha sido duro. Por suerte para todos, el dopaje en el atletismo ha cambiado mucho en los últimos años.

Desde hace años, ha tomado el camino de la docencia en el deporte. ¿Qué le dice a los chavales a los que entrena? ¿Qué les aconseja a aquellos que empiezan?

Que compitan con ilusión, que lo hagan al cien por cien. En parte, por eso me retiro, para ser un ejemplo para ellos. Tienen que sonreír en la pista.

Además, desde hace unos días es vicepresidenta de la Federación Aragonesa de Atletismo. ¿Cuáles son sus principales retos en los próximos meses?

Que todo el mundo se sienta parte de una gran familia. La Federación no siempre está bien vista y queremos cambiar esa percepción. También queremos sumar apoyos que puedan hacer crecer a la Federación Aragonesa. Somos un buen escaparate con muchos valores y quiero que la gente quiera estar en nuestro barco.

Siempre ha sido una atleta reivindicativa, pionera. En los tribunales consiguió que se reconociera que durante la maternidad se mantuviera la baja médica en las deportistas.

He trabajado mucho por el atletismo, llevo desde 2012 en la Junta de la Federación Española. He intentado empatizar con todas las posiciones y eso me ha permitido trabajar para mejorar para todos, pedir con sentido común. Campeones de España hay todos los años, pero dejar un legado no lo consigue cualquiera. Y ese es el mensaje que estoy recibiendo estos días, lo que me hace feliz y con ganas de seguir trabajando en este sentido.

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