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Las tarjetas amarillas y rojas vuelven para los componentes del banquillo

Tras varias temporadas en las que se eliminó la vieja fórmula para amonestar y expulsar a los miembros del cuerpo técnico, auxiliares y suplentes -se decidió que los árbitros lo ejecutaran oralmente-, se retorna al método visual.

Víctor Fernández, entrenador del Real Zaragoza, en el momento de ser expulsado del banquillo por protestar en el duelo ante el Extremadura en La Romareda, el día de su debut en diciembre. El árbitro, el riojano Ocón Arráiz, lo echó oralmente, sin tener que enseñarle la tarjeta roja.
Víctor Fernández, entrenador del Real Zaragoza, en el momento de ser expulsado del banquillo por protestar en el duelo ante el Extremadura en La Romareda, el día de su debut en diciembre. El árbitro, el riojano Ocón Arráiz, lo echó oralmente, sin tener que enseñarle la tarjeta roja.
Toni Galán

Ahí va otra más de las modificaciones del reglamento del fútbol instadas por la International Football Association Board (IFAB) y que comenzarán a aplicarse a partir de 1 de julio, con el inicio oficial de la nueva temporada (la 2019-20). En este caso es una vuelta al pasado, al método para amonestar o expulsar a los miembros del banquillo que tuvo una modificación radical hace una década y que no ha debido convencer a los responsables del arbitraje mundial.

Las tarjetas amarillas y rojas vuelven para señalar, durante el discurrir normal del partido, a los componentes del banquillo de los equipos: cuerpo técnico, auxiliares y, por supuesto, los suplentes, que sean amonestados o excluídos del partido. Se pondrá fin así a varias temporadas en las que quedó abolida la vieja fórmula para sancionar a los miembros activos de cada partido que no estaban sobre el terreno de juego pero sí en el acta: en este tiempo moderno, los árbitros amonestaban o mandaban a la caseta a los castigados (normalmente por protestar) de manera oral, señalándoles simplemente con el dedo índice y con mención explícita a corta distancia, lo que evitaba que el público de la mayor parte de los graderíos tuviese conocimiento real de qué estaba ocurriendo en cada caso. 

Viene a la memoria que, cuando se optó por eliminar las tarjetas a los banquillos (amarillas y rojas), se aludió a la búsqueda de más paz ambiental en los campos de fútbol, a rebajar el grado de influencia negativa (o agresiva) en el ánimo de los espectadores que suele generar el hecho de mostrar una tarjeta (sobre todo la roja) a un entrenador o a un sujeto protagonista de un banquillo durante un momento álgido de un partido (en especial, si se trata del local). 

Así pues, en este caso, la IFAB ha deducido que es mejor retornar a la vieja usanza, al mecanismo visual de que todo el mundo sepa que hay un amonestado o un expulsado en el banquillo volviendo a mostrar al aire las tarjetas correspondientes. 

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