Dani Aso: "El ascenso del Teruel vertebra Aragón"

Daniel Aso Ferrer (Jaca, 1976) es licenciado en Económicas, entrenador nacional de fútbol y técnico del Teruel, nuevo equipo de Segunda División B.

Dani Aso, nada más lograr el ascenso con el Teruel.
Dani Aso, nada más lograr el ascenso con el Teruel.
Antonio García/Bykofoto

El movimiento se demuestra andando. El Teruel anda, desde luego. Por eso acaba de ascender a Segunda B. Y su entrenador camina más que nadie en Aragón. Entrena al Teruel ¡y duerme todas las noches en Jaca!

Hay tiempo para todo. Soy jaqués. En Jaca nací, vivo y trabajo como gerente de Almacenes Aso.

Alrededor de 320 kilómetros separan Teruel de Jaca...

Pero no se duerme en ningún sitio como en casa. Con mi pareja, Maite, que es jaquesa como yo. Ella es la que me aguanta, la que me acompaña cuando sufro en los malos momentos. Ella también tiene que ver mucho con todo lo bueno que nos está ocurriendo.

El cuerpo técnico también se lo ha currado a tope.

Por supuesto. El preparador físico, Nacho Torre, es de Sabiñánigo y le quiere mucho la plantilla. El segundo entrenador, Sergio Pina, es de Zaragoza.

Un figura, Pina, ya lo creo...

Muy bueno. Igual que el entrenador de porteros, Óscar Santamaría, de Zaragoza, que también va a dar mucho que hablar. Y los jugadores. Hacer lo que hemos hecho, ascender a la primera ante el campeón andaluz (Cádiz B), solo se puede conseguir con una plantilla involucrada.

Usted los fichó, usted los entrena, usted decide.

Pero los que meten los goles son ellos, o los que defienden como leones. Qué mejor ejemplo que el partido del domingo en Pinilla, con el campo mojado, con tanta gente empujando. Es un éxito colectivo, global, de todo el club, de todo Teruel. Y muy importante para el deporte aragonés. Este ascenso del Teruel vertebra Aragón. Igual que se hayan clasificado el Borja, el Ejea y el Tarazona. Todos hacemos Aragón.

El fútbol está en deuda con Dani Aso...

No. Al revés. Dani Aso le está muy agradecido al fútbol, al deporte, por todo lo bueno que me ha dado, por la ilusión con que me hace ver la vida.

La ilusión que le llevó a Zaragoza desde Jaca con 15 años.

Fue un acierto enorme venir a la Ciudad Deportiva. Coincidí en la residencia con Pedro Fuertes, Álvaro_Rubio, Íñigo Rodríguez, Mario Gibanel, Álvaro Algueró, Asín... También venían a comer Xavi Aguado, Pardeza, Raúl Agné, Jesús Seba... Fue un tiempo muy bonito con la familia Gallardo, Aquilino y Gloria, con sus hijos.

Estas mismas palabras afirmó Roberto Martínez, exentrenador del Everton y actual seleccionador nacional de Bélgica. Me juró que no ha visto rondos como los que hacíais en la ‘resi’.

O en la puerta del Moneva, en la calle Bretón, con Alfredito Martínez, Antonio Gómez, Tito García Sanjuán, Fernando Pérez, Sergio Castillo... Cuando los equipos hacen los rondos con un balón, ¡nosotros lo hacíamos con una naranja! Qué bueno es ahora recordar que Roberto Martínez va a disputar un Mundial con Bélgica, lo bien que nos ha ido a todos los que nos enamoramos del fútbol, la felicidad enorme que ahora mismo me embarga.

Pese a su voz ronca por la celebración, qué cosas más bonitas está diciendo, viejo amigo...

Esa etapa fue la mejor universidad del fútbol, de la vida. Usted sabe perfectamente la pasión que nos movía a todos.

Por eso decía antes que el fútbol estaba en deuda con usted.

Tengo poco que reprocharle al fútbol. Llegué al Zaragoza juvenil y me encontré con Ramón Lozano, que es lo mejor que le puede pasar a un futbolista. Luego salté al filial. Todo iba fenomenal.

Hasta que se rompió la tibia y el peroné contra el Numancia...

Fueron ocho meses apartado de los terrenos y un año de rehabilitación. Dejé el filial y firmé por Endesa de Andorra, que fue otra bendición para mí, con Emilio Larraz. Después jugué en el Huesca, en el Girona, ascendiendo cuatro veces a Segunda B. Los últimos años los pasé en el Sabiñánigo, equipo al que dirigí seis años. Y este año me atreví con el Teruel.

El movimiento se demuestra andando, comenzaba esta entrevista. Y usted no ha parado jamás en sus 41 años de vida...

Es una forma de vida. Por eso, aunque la he citado ya, es tan importante Maite en esta historia.

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