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La hazaña de Jorge

El aragonés, sordociego, completa una travesía de 1.800 metros en aguas abiertas.

María Pilar y Jorge, nada más finalizar la travesía.
Heraldo

Hay personas extraordinarias. Con un entusiasmo sobresaliente. Con una capacidad asombrosa para sortear cada una de las adversidades. Con una inexorable fe en sus posibilidades de triunfo. Es el caso de Jorge España, atleta aragonés, sordociego congénito, cuya determinación y valentía no admiten imposibles. Su última gesta se produjo el pasado domingo, en la II Travesía Platja Almassora (Castellón). Una cita exigente que, de hecho, contemplaba un recorrido de 1.800 metros en aguas abiertas. Jorge no sólo participó, sino que completó la totalidad de la prueba. Lo hizo con convicción, con una actitud firme y decidida. Sin ofrecer ni un solo síntoma de flaqueza.

"En nuestra cara no hay signos de dolor por el esfuerzo. Siempre hay alegría; la alegría de saber que todo se puede lograr. La felicidad de poder cumplir un sueño", explica María Pilar Martínez, la mediadora que acompañó al atleta en este gran reto deportivo. Ella representó sus ojos y sus oídos a lo largo de la carrera, que reunió a más de 350 participantes.

"Nuestro objetivo nunca es llegar en la primera posición. Es poder vivirlo con entusiasmo, disfrutando de cada momento al máximo", insiste María Pilar, quien considera "imposible de describir" la sensación que experimentaron cuando, "después de muchísimo esfuerzo", por fin cruzaron la línea de meta. La empresa era ardua y laboriosa para cualquier deportista. En el caso de Jorge, era un reto de una dimensión sideral: las personas con sordoceguera padecen un deterioro combinado de la vista y el oído que dificulta su acceso a la información, a la comunicación y a la movilidad. Por ello, dependen de un mediador que sea capaz de romper con el aislamiento al que habitualmente están sometidas. "Además –advierte María Pilar–, siempre resulta muy complicado hallar una prueba a la que poder acudir. No todas las travesías están adaptadas, ni muestran un interés real por tu participación", confiesa.

En este sentido, la mediadora subraya "el cariño y la sensibilidad de Susana Caro", componente de la organización de la Travesía playa de Almassora. "Le conté nuestra historia, quién es Jorge, qué significa ser sordociego congénito y lo que representaba para nosotros poder cumplir este sueño. Les sobrecogió. De inmediato nos abrieron las puertas de la prueba y nos dieron todas las facilidades posibles", agradece María Pilar.

¿Cómo fue la experiencia? "Durante el viaje a Castellón, Jorge ya estaba totalmente entusiasmado, sin parar de reír. Sabía que nadaríamos en el mar durante mucho tiempo. Y, sobre todo, era consciente de que íbamos a hacer algo grande", recuerda la mediadora, quien hace especial hincapié en el carácter competitivo de Jorge, cuya preparación resultó determinante "para afrontar con las máximas garantías" una prueba de tal magnitud. "Él se entrena a diario en la piscina. Es muy constante y sacrificado", observa.

"El domingo, los dos amanecimos nerviosos, aunque al mismo tiempo muy animados. Era el día de la gran hazaña. Pese a todo, intentamos realizar las rutinas de una mañana cualquiera", relata María Pilar, consciente de la necesidad de rebajar la presión "para que Jorge estuviera lo más tranquilo y relajado posible" antes del prueba.

El nerviosismo, sin embargo, "ya era inevitable en el lugar de las inscripciones". Y se fue acentuando conforme se acercaba el pistoletazo de salida. "Recogimos la camiseta, nos colocamos nuestro dorsal... Jorge percibía todas las sensaciones, y las energías que fluían a su alrededor. Luego, ya en plena carrera, todo resultó espectacular", detalla María Pilar, quien recuerda que la gente "se sorprendía de cómo nadaba Jorge a crol, de cómo sonreía cada vez que sacaba la cabeza fuera del agua". Hasta que, finalmente, cruzó la línea de meta. Se desataron entonces todas las emociones: llegó el éxtasis, el delirio, la exaltación, mientras el público premiaba al atleta con una ovación atronadora, unánime, sincera y totalmente merecida. Se había consumado la gesta. La hazaña de Jorge. Un ejemplo para todos.