"Iremos a muchos puntos". El nuevo entrenador del Tecnyconta, Luis Guil, viene insistiendo en la misma idea desde su incorporación al club zaragozano: además de fortalecer la defensa, su ideario pasa por conceder una mayor libertad ofensiva a sus jugadores. Ya el pasado martes, en su primera sesión de trabajo, el técnico ensayó repetidamente el juego de ataque por conceptos, con el propósito de aprovechar "la elevada capacidad ofensiva de la plantilla" aragonesa. Se trata de una propuesta libre –siempre bajo un orden–, que huye de los sistemas cerrados y cuya ejecución depende, en gran medida, de la decisión individual que realiza el jugador en cada momento. Un juego dinámico, rápido, creativo, alejado del baloncesto sistematizado y muy atractivo para el espectador.

La clave de un ataque por conceptos, que parte siempre de una serie de normas –simples y flexibles–, atiende a una correcta ocupación de los espacios (4 exteriores y 1 interior) y una rápida circulación del balón que, al menos, garantice dos líneas de pases y mantenga al rival en continuo movimiento. Es un plan que fomenta la creatividad; donde el jugador, al no estar sometido a la rigidez de los sistemas, adquiere más protagonismo, cuenta con mayor libertad de acción y puede expresar todo su talento. Son los propios jugadores quieres deciden, quienes interpretan las situaciones colectivas, los espacios y las ventajas.

Este planteamiento, muy utilizado en las categorías formativas, requiere de tiempo y paciencia para su perfecta aplicación. De hecho, implica un movimiento constante de los jugadores, que hay que tener muy automatizado, por lo que conlleva un importante peligro en su fase inicial: si el sistema no se domina correctamente, se producen grandes desconexiones en el juego y el ataque se bloquea de forma irremediable. Con apenas una semana de entrenamientos, es un riesgo al que se enfrentará el Tecnyconta en las próximas jornadas.

Pero bien ejecutado, es mucho más difícil de defender. En este sentido, el juego estructurado resulta más previsible para el rival: como reduce la iniciativa y la capacidad de decisión de los jugadores, es más sencillo de detectar y, por consiguiente, mucho más propicio para ser contrarrestado.

En el presente curso, aunque el Tecnyconta dispone de artistas cotizados en todas sus líneas, se desenvuelve en ataque con una dificultad inesperada. A priori, la plantilla aragonesa se distingue por su amplitud de recursos ofensivos, tanto en la pintura como el la línea exterior; pero ahora las manos tiemblan y los aros se encogen. Sobre todo, los zaragozanos tienen numerosos problemas para anotar desde el perímetro. En ocasiones porque no hay ritmo, ni fluidez, ni paciencia, ni buenas lecturas del juego. Y otras veces, la mayoría, porque la ansiedad genera un desatino inusual en los lanzadores. Incluso cuando se mueve el balón con criterio y se hallan situaciones ventajosas para lanzar, también se produce un desacierto sorprendente de los jugadores.

Hay un dato especialmente significativo al respecto. En triples, el porcentaje del Tecnyconta resulta desalentador: presenta una efectividad del 30%, la más reducida de todo el campeonato, tras haber convertido 154 de sus 513 intentos desde el perímetro. La falta de puntería condiciona drásticamente el juego de los zaragozanos. Además, en sus compromisos más recientes, el Tecnyconta ha ofrecido importantes desequilibrios en su estructura de contención: promedia 89,5 puntos encajados en sus últimos diez partidos. Sin una defensa solvente, sin intimidación en el juego interior, sin especialistas en los bloqueos, Luis Guil ha optado por pasar al ataque. En el curso 2008-09, por entonces como técnico del Fuenlabrada, su equipo finalizó la temporada regular como tercer máximo anotador del torneo, con 83,4 tantos anotados por choque. Él conoce el camino.