Luis Milla trabaja esta semana el equipo en clave distinta: el rival es un filial, con todas las singularidades que conlleva. No es un duelo ordinario dentro del ecosistema de la Segunda División el que medirá al Zaragoza contra el Sevilla Atlético el sábado en el Sánchez Pizjuán. Los segundos equipos, en la segunda categoría, contienen ciertos rasgos que les convierten en conjuntos especiales: son equipos de calidad técnica, frescura física, osadía y hambre… pero también tienen su reverso, son jóvenes, inexpertos, con puntos débiles que Milla ya entrena y que ayer recibieron especial atención en una sesión de vídeo. Edu García lo explica bien: "Son un equipo con gente joven, dinámica, de calidad... Hay que preparar bien nuestros puntos fuertes y contrarrestar los suyos". ¿Cuáles son? "La experiencia, deberemos saber manejar los tiempos y las situaciones del partido, e imponernos", resume el extremo. De momento, el filial sevillista permanece invicto en casa tras cuatro partidos, con un triunfo (Huesca) y tres empates (Girona, UCAM y Alcorcón). Es decir, hay riesgo de partido trampa.

La pasada campaña, el Zaragoza ya se encontró con un rival de fisonomía semejante, el Bilbao Athlétic. Tanto es San Mamés

(0-1) como en La Romareda (2-0), vencieron los aragoneses, aunque sudaron tinta. El rival era cándido en las áreas, se exponía con facilidad fruto de su valentía juvenil, pero dio sustos, exhibió una altura técnica superior a la categoría y poseía minas de talento sugerente con Aketxe o Unai López. El Sevilla Atlético también posee un puñado de atractivas individualidades, como el central Diego González, el punta Carlos Fernández y los medios Cotán y Lasso.

En la historia del Zaragoza, no han sido frecuentes este tipo de duelos contra filiales. Sin embargo, este será el segundo contra el Sevilla Atlético tras los enfrentamientos de la campaña 08-09, el año del ascenso con Marcelino García Toral. En el Sánchez Pizjuán, el Zaragoza se impuso

0-4 con equipo en el que estaba Alberto Zapater, además de gente como Oliveira o Jorge López. En las últimas temporadas, sí que los filiales de Real Madrid o Barcelona han figurado en el registro del Real Zaragoza. Dos rivales, eso sí, que siempre le fueron incómodos: hace dos campañas, con Paco Herrera, solo se ganó al Castilla en Valdebebas (1-2). Se cayó en La Romareda contra el mismo equipo (0-2) y se perdieron los dos duelos frente al Barcelona Atlético (1-0 y 0-2). Y el año pasado, con el Castilla fuera de ruta tras su descenso, el filial culé le endosó al Zaragoza en el Mini Estadi una dura bofetada: 4-1. Aunque en la segunda vuelta se le devolvió el golpe:

4-0. Esta es la historia más reciente. La del ciclo aún vivo en Segunda. Pero más atrás también surge, muy de vez en cuando, algún filial en el trayecto del Zaragoza, ya en Segunda o ya en la Copa del Rey. Sí, en la Copa del Rey. El torneo permitía entonces la participación de segundos equipos en categorías de Segunda, Segunda B o Tercera con una única condición: no podían enfrentarse a su equipo matriz excepto en la final. Eso solo sucedió en 1980, en el duelo entre el Real Madrid y el Castilla.

Ya en los años 50 el Zaragoza jugó partidos contra equipos que ejercían de filiales. Por ejemplo, en la Copa de 1950 fue eliminado  por el Plus Ultra –segundo equipo del Madrid–. Y en su paso por Segunda se enfrentó al España Industrial (filial del Barcelona hasta su transformación exprés en Condal) y al Juventud de La Coruña (club autónomo del Deportivo pero que actuaba como filial suyo hasta su fundación del Fabril).

Más tarde el Zaragoza  tuvo como rival al Mestalla, entroncado en el Valencia, en la Segunda División 71-72. Y en Copa, en los 70 y los 80, hubo tres cruces contra filiales: Las Palmas Atlético, Osasuna Promesas y, camino del título, en cuartos, el Castilla, con remontada y goleada en La Romareda por 7-0.