La habitual imagen de serenidad que ofrece Anquela en las ruedas de prensa, con un tono de voz en muchas ocasiones hasta bajo, cambia radicalmente cada vez que se pone el chándal y coge su libreta. Allí saca su carácter de entrenador experto en mil batallas de Segunda y en las últimas semanas, lo ha exhibido con especial intensidad buscando motivar a sus futbolistas.

Ayer lo volvió a demostrar con una apasionada dirección para tratar de inculcar a su plantilla los mismos mensajes que ha lanzado en sus últimas comparecencias públicas: "Tenemos que creer en lo que estamos haciendo. Hacemos lo más difícil, que es jugar al fútbol y llegar arriba. Nos falta la cara B, pero eso se aprende", les insistió a sus jugadores, a los que felicitó al terminar el ensayo.

En una sesión eminentemente táctica de dos horas de duración, Anquela dividió al equipo en dos grupos diferenciados para trabajar por un lado los mecanismos defensivos con Christian, Carlos David, Íñigo López, Ramírez, Nagore, Jesús Valentín, Íñigo Ros, Bambock, Camacho, Mérida y Coulibaly; y por otro, el ataque con Alexander, Machis, Gaspar, Tyronne, Samu, Héctor, Luis Fernández y Arruabarrena.

Incidió en los movimientos de salida del balón, pidiendo que siempre den la pelota de cara. Y para corregir los repetidos errores que tantos goles y puntos les han costado en los últimos partidos, reiteró a sus hombres que "tenemos que agobiar, no dejar que se den la vuelta ni que centren, apretarles", subrayó. "Necesitamos orden y defender como lobos", resumió el jienense.

En ataque, dio instrucciones para "tocar, tocar y tocar porque –afirmó– no me importa que se dé un pase de más", y también trató de levantar el ánimo de unos delanteros que no están pasando por su mejor momento ya que, a excepción de la cómoda victoria ante el Albacete con doblete de Machis (3-1), el equipo ha marcado solo tres goles en los últimos cinco partidos.

Luis Fernández acumula una sequía de dos meses, Héctor Figueroa no marca desde el 17 de enero y Mikel Arruabarrena todavía no se ha estrenado. A este último, tras fallar un remate en el entrenamiento, le pidió que no se obsesione. "Preocúpate cuando no tengas la pelota, pero ya los meterás", le tranquilizó.

¿Habrá revolución en el once?

En la sesión de ayer Anquela no dio pistas sobre quiénes serán los recambios para los tres jugadores que serán baja segura el domingo ante el Elche: Íñigo López y Machis por acumulación de tarjetas, y Morillas por lesión.

La principal preocupación estará en la defensa, donde se abren múltiples variantes. La ausencia de Morillas obligará a colocar a Christian de lateral zurdo por lo que estará vacante el puesto de central. Para él optan preferentemente Jesús Valentín, que no ha sido titular desde el partido ante el Zaragoza; y Ramírez, que tiene suficiente polivalencia para actuar de lateral derecho o en el centro de la zaga. Si Anquela apuesta por esta última opción, el lateral sería ocupado por Nagore, que aún no ha debutado con el equipo, o por Alexander González. Sin embargo, la baja de Machis, unido de las buenas sensaciones que ha dejado en sus dos salidas desde el banquillo hasta ahora, abren la puerta a que su compatriota actúe de interior.

Aparte de los cambios obligados por las bajas, Anquela también podría introducir novedades en el once, bien con la posible vuelta de Camacho a la titularidad, bien con la entrada de Samu Sáiz, que ha revolucionado al equipo en sus dos últimas actuaciones, como segundo punta acompañando a Arruabarrena.

El técnico tiene tres entrenamientos por delante para decidir la mejor opción. El equipo se ejercitará hoy y mañana en el IES Pirámide mientras que el sábado lo hará en El Alcoraz antes de emprender viaje a Alicante.