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La hora de Sergio Gil

El fino centrocampista aragonés estrena hoy el rol de titular en esta temporada, una oportunidad para mostrar sus prometedoras virtudes en la labor de creación de juego.

Sergio Gil salta en un ejercicio físico.
oliver duch

Sergio Gil, centrocampista aragonés de 19 años, asoma hoy en el once inicial de Ranko Popovic por primera vez en lo que va de curso. Es una ventana para la ilusión de la afición, ávida de ídolos, de referentes locales, de figuras noveles que ejerzan de revulsivo entre la mediocridad y la rutina de tantos años de penurias. El joven canterano porta en sus cromosomas futbolísticos todo lo necesario para, en un tiempo prudencialmente corto, ser todo eso que el zaragocismo ansía.


Gil estrena este año el rol de titular. Hasta ahora, Popovic lo ha alineado en seis partidos, pero siempre saliendo desde el banquillo. Hoy, frente al Numancia, el rubio de Garrapinillos tomará el timón del juego del equipo, junto a Morán, como consecuencia del aluvión de bajas que sufre la línea medular del Real Zaragoza. Sin Wilk, sin Diamanka, sin el sancionado Dorca... Sergio Gil tiene ante sí esa oportunidad que el devenir de la competición le iba a brindar tarde o temprano.


No va a ser algo nuevo para el ‘32’ del actual Zaragoza. El año pasado, en el tramo de la liga en la que Popovic debió echar mano de infinidad de chicos del filial para completar las convocatorias (algo semejante a lo que ocurre hoy), Sergio Gil ya fue titular en el partido de Santander, en la 30ª jornada. El Real Zaragoza ganó 0-2 en una matinal de domingo como la que concurre esta vez en La Romareda. Ese día, el canterano fue alineado volcado a la banda diestra como interior.


Cumplió su cometido con descaro, completó 71 buenos minutos y fue sustituido por Tato en busca de frescura física en el tramo final de aquel choque. Gil había debutado con el equipo profesional una semana antes, en La Romareda ante el Lugo, relevando a Ruiz de Galarreta en los diez minutos finales de un trabado partido. Aquel día, las bajas obligaron a Popovic a convocar, además de a Gil, a Meseguer, Diego Suárez, Pablo Moreno y Pombo, todos chicos del B.


Sergio aún tendría otra aparición, ante el Alcorcón en el estadio zaragozano, en aquel terrible mes de marzo en el que el entrenador serbio apenas tenía piezas útiles del primer plantel. De ese día, quedó grabada en la mente del equipo la dura entrada con la que recibió a Gil el central alcorconense Héctor Verdés (ahora en el Oviedo), nada más suplir al lesionado Basha.


Este año, el medio de Garrapinillos jugó por primera vez ante el Llagostera, aquella infeliz eliminatoria de Copa del Rey que se perdió en octubre en La Romareda por 1-2 en una noche donde el juego de los blanquillos dio de sí para haber goleado escandalosamente a los catalanes. Gil salió tras el descanso en el puesto del desdibujado Aria Hasegawa y dejó 45 minutos de enorme calidad e intenciones.


De hecho, Popovic ya siempre ha contado con él desde ese día, tanto en los entrenamientos diarios como en las citaciones. Sergio Gil ya no ha regresado al RZ Aragón y ha tomado parte del juego en cinco encuentros ligueros: sustituyendo a Diamanka ante el Tenerife, a Olaortúa frente al Valladolid, a Morán el día de Alcorcón, de nuevo a Diamanka –lesionado– en la victoria sobre la Ponferradina y a Ángel, el pasado lunes, en Bilbao.


El año pasado, con 18 años y todavía en edad juvenil, Sergio Gil gozó de 116 minutos en Segunda División. En este nuevo curso, ya acumula 157, que hoy serán ampliados de manera relevante si todo va según lo programado por Popovic.


El área deportiva del Real Zaragoza viene tutelando con mimo la progresión de un futbolista que crece paso a paso desde la base con unas condiciones técnicas extraordinarias. Gil y Vallejo, desde la edad infantil, fueron subrayados en la Ciudad Deportiva como las dos perlas más valiosas del actual tejido de la cantera blanquilla. Sergio está en una fase crucial para su salto al profesionalismo. En esa antesala donde necesita ganar en musculatura, en potencia física, para que sus dotes técnicas puedan fluir sin cortapisas en la élite, que ha de ser en el futuro su lugar natural. Hoy dará otro paso.