Empieza la cuenta atrás

La venta de las acciones de Agapito Iglesias es imperiosa para afrontar ya los pagos que amenazan la viabilidad del club

Igual que advierte a un juez que le recusará si sigue instruyendo uno de los procesos judiciales en los que está inmerso "al dictado de lo que publican los medios de comunicación", el dueño del Real Zaragoza ?así como de la constructora Codesport y varias sociedades cruzadas?, Agapito Iglesias, parece dispuesto a seguir la liturgia de apurar de hasta el último instante la negociación de su paquete mayoritario de acciones en la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) que desde hace 82 años es la máxima representación del fútbol aragonés, aunque bajo su mandato en los últimos ocho años haya caído a los niveles más bajos de su historia.


Lo malo es que esta vez lo que está en juego no es simplemente el contrato de uno de los casi 130 jugadores que en este periodo tan inestable han desfilado por la plantilla, ni de uno de los diez entrenadores que se han hecho cargo del equipo, ni de los numerosos ejecutivos y directivos que han cogido las riendas que han podido. No.

Esta vez no es que peligre la salvación de una categoría impropia para el Zaragoza, la Segunda División, a la que ha caído en dos ocasiones en estos años de deriva deportiva, económica e institucional. Lo que está en juego es la salvación del propio Real Zaragoza, su supervivencia literal, y el tiempo se acaba dentro de un mes. El 30 de junio ha de afrontar sí o sí el desembolso de alrededor de 8 millones de euros (casi 4 de manera inminente) para cumplir las obligaciones pactadas con Hacienda y las fichas y salarios de la plantilla.


Por más que la cuantía resulte nimia frente a los 113 millones que sigue adeudando la SAD tras el concurso de acreedores en el que se vio sumida, el impago de estos compromisos a corto plazo acarrearía las correspondientes denuncias y una intervención de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), exponiéndose así a su expulsión del fútbol profesional con la imposición del descenso administrativo a Segunda B, lo que seguramente acabaría abocando a la entidad a su desaparición.


La única solución pasa por la venta de las acciones de Agapito. Pero el polémico empresario sigue jugando a deshojar margaritas, igual que hiciera antes con otros 'pretendientes' desde que anunció su deseo de vender hace ya más de dos años. Ahora lleva cuatro semanas dando largas a las tres ofertas conocidas que siguen en pie: el grupo de empresarios aragoneses representados por Mariano Casasnovas, en el que participa un fondo de inversión holandés con la familia Cruyff; el capital alemán de germano-pakistaní Kadir Sheikh, apoyado en las figuras de Nayim y Javier Laínez; y un grupo de inversores radicados en México, cuyo cónsul, Luis Emilio Fernández, ha actuado como interlocutor.


Entre tanto, la fiel afición zaragocista, sin dejar de clamar por la marcha de Agapito, ha mostrado su inquietud por la posible interferencia en el Real Zaragoza de los procesos judiciales de su máximo accionista o por una eventual salida en falso que anteponga intereses especulativos en lugar de la recuperación y regeneración del primer equipo de fútbol aragonés.