Ciclismo

El Giro, la carrera de Vicioso

El aragonés disputa a partir del sábado la primera de las tres grandes sin obligaciones dentro de equipo y con la ilusión de luchar por el triunfo en alguna de las etapas.

Vicioso, a la derecha de la foto, en pleno sprint
Vicioso se pone segundo en la Vuelta al País Vasco
EFE

En Italia, Ángel Vicioso corre como en casa. 'Viccio', el apelativo cariñoso con el que le conoce la afición transalpina, es casi uno de los suyos. La culpa la tuvo una jornada singular y un final de etapa en Brescia -precisamente, donde este año finaliza la 'corsa rossa'-. El 30 de mayo de 2000, el aragonés, entonces en las filas del equipo Kelme, se destapaba con un fantástico triunfo al sprint, en el que dejaba atrás a ciclistas de la talla de Martinello o Biaggio Conte, entonces compañero de Mario Cipollini en el Saeco.


Pero la alegría se transformó en decepción profunda cuando los jueces optaron por arrebatarle la victoria y brindársela precisamente a Conte. Aquella decisión absurda provocó la indignación del pelotón, del mundo del ciclismo y, de forma singular, de los aficionados italianos. Al día siguiente, el grupo de corredores en pleno obligó a Vicioso a levantar los brazos en la salida, un signo explícito que suponía una bofetada a los jueces que anularon su limpio triunfo.


Desde entonces, el de Alhama siempre ha tenido una singular relación con el Giro. Hace dos años, en las filas de Androni Giocattoli también italiano, Vicioso logró que la carrera le devolviera lo que le pertenecía: una victoria de etapa que engalana el palmarés del aragonés. Y eso que aquella jornada estuvo tristemente marcada por el fallecimiento del belga Wouter Weylandt, al sufrir una caída en plena carrera.


Vicioso se encuentra en Nápoles, con su equipo, el Katusha, desde el miércoles: "No voy a encontrarme muy bien estos primeros días de carrera -señala el aragonés-. He estado enfermo y tampoco he podido entrenar bien, porque ha hecho fró en Andorra. Conforme pasen las etapas, confío en ponerme a tono y luchar por algún triunfo de etapa".


¿Cuáles son aquellas a las que mejor se adapta? "Si estuviera bien, la tercera -con final en Marina de Ascea-, aunque creo que es demasiado pronto". La etapa tiene un puerto muy duro a una treintena de kilómetros de meta, en donde el aragonés se puede defender muy bien y aprovechar después su punta de velocidad. "Y también la novena -con final en Florencia-. Ya veremos cómo va marchando la carrera".


El corredor del Katusha tiene total libertad. La formación rusa llega sin jefe de filas y el aragonés podrá moverse sin el compromiso de cuidar a un líder. "Voy a tener libertad para jugar mis bazas a lo largo de la prueba".


Su ambición, como ya ocurrió hace dos años, es dar un zarpazo que le permita un triunfo de etapa. De momento, descansa preparando el inicio de la carrera, que comienza este sábado, en un circuito en Nápoles. 156 kilómetros que dan el banderazo de salida a la primera gran ronda de la temporada.