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Bolt, nuevo rey de la velocidad con un récord histórico

ATLETISMO

El jamaicano ganó el oro en los 100 metros lisos y pulverizó el récord del mundo en 9.69 segundos, tres centésimas menos que los 9.72 que estableció él mismo en Nueva York el pasado 1 de junio.

Pekín vio este sábado el nacimiento en el "Nido de pájaro" de un nuevo rey de la velocidad, el jamaicano Usain Bolt, que no sólo se proclamó campeón olímpico de los 100 metros lisos, sino que lo hizo batiendo el récord del mundo con un tiempo de 9,69 segundos.


En una noche templada, sin brisa, Bolt se impuso con una apabullante superioridad por delante del triniteño Richard Thomson, plata con 9,89, y el estadounidense Walter Dix, que fue bronce con 9,91.


Los grandes rivales de Bolt, su compatriota Asafa Powell y el estadounidense Tyson Gay, fracasaron rotundamente en los Juegos de Pekín. El primero volvió a quedarse fuera del podio al terminar quinto en la final, mientras que el segundo ni siquiera estuvo entre los ocho mejores al caer eliminado en semifinales.


Nunca nadie antes había corrido por debajo de 9,7 sin ayuda del viento, pero Bolt lo hizo con una facilidad casi insultante, dejándose ir en los últimos metros y golpeándose el pecho al cruzar la meta, en un gesto que parecía decir: "Aquí estoy".


"No estaba pensando en el récord del mundo. Sólo quería ser campeón olímpico", explicó Bolt, primer jamaicano que gana los 100 metros olímpicos masculinos. "Esto es algo muy importante para mi país y para mí".


A sus 21 años, Bolt, que buscará además el doblete en el 200, parece haber llegado para quedarse definitivamente con el trono de la velocidad.


La final se presentaba como una de las más atractivas de la historia, con tres hombres en posición de reclamar su derecho a ser el rey.


Bolt era el plusmarquista mundial desde el 31 de mayo, pero era apenas un recién llegado de los 200 metros. En Nueva York, sorprendió al mundo corriendo la distancia en 9,72 y mejorando el tiempo que tenía Powell en dos centésimas.


"Sus piernas parecían llegar hasta mi cara", dijo en aquella ocasión Gay, que no pudo hacer nada para evitar entonces la victoria del espigado corredor jamaicano, de 1,96 metros de altura, un hombre cuya fisonomía no parecía destinada al hectómetro.


Gay, cuya mejor marca es 9,77, respondió hace pocas semanas, durante los "trials" estadounidenses, con un 9,68 que no fue validado por excesivo viento. Sin embargo, el estadounidense sufrió una lesión pocos días después corriendo el 200, en el momento más inoportuno, con los Juegos a la vuelta de la esquina.


Ya en las series eliminatorias en Pekín dio muestras de debilidad y en las semifinales de la tarde, el campeón mundial de 100 y 200 se borró definitivamente del duelo que todo el mundo esperaba.


Todo quedaba en un mano a mano entre Bolt y Powell, pero el segundo volvió a fallar en el gran momento, dando argumentos a los que le achacan fragilidad mental. Powell volvió a ser quinto, la misma posición en la que terminó en los Juegos de Atenas.


Ni siquiera una salida más rápida que la de Bolt sirvió a Powell para meter presión sobre su rival. Al nuevo campeón le bastaron 0,165 segundos de reacción para ponerse pronto en cabeza mientras los flashes de las cámaras fotográficas convertían la grada en un espectáculo de luz.


"Es el mejor", admitió Powell. "No hay forma de pararlo. Podría haber sido más rápido. Y es muy joven", agregó sobre su rival.


Los cazadores de imágenes tuvieron que darse prisa, porque nunca una final olímpica terminó tan pronto. En su vuelta de honor, Bolt besó repetidamente sus zapatillas doradas. El oro era suyo, y también el trono.