“Que no tengo copas, pues organizo una cata de vino en porrones”

El Congreso de Periodismo y Despoblación de Urriés se clausura con esta experiencia en la que “los sabores cambian bastante”.

Una asistente a la cata, probando el vino blanco de variedad chardonnay.
Una asistente a la cata, probando el vino blanco de variedad chardonnay.
Alejandro Toquero

Entre los usos recomendados del porrón no está, precisamente, el de ser un utensilio adecuado para la cata de vinos. Es más, según el periodista gastronómico David Remartínez, “el porrón es anticata”, lo que no quiere decir que no pueda resultar divertido y hasta instructivo organizar con él un evento de estas características.

Eso, precisamente, es lo que ha sucedido este fin de semana en el VI Congreso de Periodismo y Despoblación celebrado en Urriés (Zaragoza). El acto de clausura del sábado aunó música y vino en el mismo escenario. Curro Fatás y Alonso Martínez se encargaron de poner ritmo a la velada con una cantata en la que interpretaron cinco temas relacionados con la cata, es decir, con los aromas, sabores, colores…

Alonso Martínez, Curro Fatás y el director de la cata, David Remartínez.
Alonso Martínez, Curro Fatás y el director de la cata, David Remartínez.
Alejandro Toquero

David Remartínez, organizador del congreso, cuenta que, inicialmente, el formato era el habitual, es decir, con la bodega y los vinos seleccionados, los asistentes, un experto dirigiéndola y las copas sobre la mesa como herramienta imprescindible de trabajo.

“Lo cierto es que se empezó a apuntar tanta gente -al final más de 60 personas-, que para un presupuesto tan ajustado como el que maneja este congreso, vimos que era inviable comprar tantas copas, así que lo que en principio parecía una idea loca y divertida, como era utilizar porrones, fue la decisión que tomamos”, prosigue.

Tres vinos de la bodega Liédana (Navarra) fueron los elegidos para este experimento -Ledea tinto crianza 2016, Ledea garnacha rosado y Ledea blanco chardonnay- y como maestro de ceremonias ejerció el propio David Remartínez, que tiene varios cursos sobre cata de vinos.

En la calle más estrecha de España, de 41 centímetros, también se probaron los vinos.
En la calle más estrecha de España, de 41 centímetros, también se probaron los vinos.
Alejandro Toquero

Entre canción y canción, se utilizaron media docena de copas para servirlos y de esta forma apreciar los aromas y la intensidad de los colores. “Lo que hizo la gente fue ir pasándose las copas y cuando acabamos, intentando prescindir de la liturgia que rodea estos eventos, cada participante sugirió lo primero que le evocaban los aromas y la presencia del vino”.

Tras esta fase, llegó el momento porrón. Eso sí, con instrucciones precisas al respecto, ya que esta herramienta nació con la idea de compartir una bebida entre varias personas sin que el recipiente entre en contacto directo con la boca. “Si lo chupas, lo inutilizas; eso quedó claro desde el primer momento, pero de lo que nos dimos cuenta es de que hay mucha gente que, o no había bebido nunca en porrón, o se había olvidado de cómo hacerlo”, explica David.

Decantando los vinos en los porrones utilizados para la cata.
Decantando los vinos en los porrones utilizados para la cata.
Alejandro Toquero

“Lo sorprendente de la cata -prosigue- es que además de divertida, conseguimos eliminar la parte ceremonial que da tantos reparos y hablamos del vino que se estaba probando con mucha libertad”.

La primera sensación que transmitieron los participantes es que “los sabores cambian bebiendo en porrón”. Por ejemplo, en el caso del blanco elaborado con la variedad chardonnay, “sus notas florales y dulces tan características se percibían como más ácidas”.

Decantando los vinos en los porrones utilizados para la cata.
Los tres vinos de la bodega Liédana que se cataron en porrón.
Alejandro Toquero

En el tinto crianza, las sensaciones fueron las de un vino “con más cuerpo y estructura, como más caliente”, explica el director del cata. Y la mayor sorpresa llegó con el rosado, que triunfó entre los asistentes, que mayoritariamente expresaron que era el que mejor se adaptaba al formato elegido.

Las sensaciones en el porrón fueron muy diferentes a las de la copa.
Las sensaciones en el porrón fueron muy diferentes a las de la copa.
Alejandro Toquero

Tanto gustó la experiencia que el año que viene no descartan repetirla.

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