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  • Fernando de Yarza López-Madrazo, presidente de HENNEO

Destrucción creativa y creatividad constructiva

Periodismo para luchar contra la censura.
Periodismo para luchar contra la censura.
Krisis'23

El Congreso Mundial de Medios celebrado en junio en Taiwán, después del que Zaragoza albergó en septiembre del año pasado con gran éxito, dejó dos conclusiones: la primera, que la libertad de prensa es innegociable; la segunda, que los actuales retos del sector frente a ciertos cambios de paradigma operativo se afrontan mejor uniendo fuerzas. Como presidente de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA) intenté lanzar en Taipéi un mensaje firme: «A lo largo del año pasado hemos asistido a un uso creciente de ciertas leyes como armas para silenciar la prensa independiente en el mundo entero, además del abuso en los sistemas judiciales para ejercer presión y censura, desalentar a quienes plantean enfoques críticos en su labor periodística o silenciar directamente valientes discursos individuales contra el poder establecido. Nos horroriza que haya 360 periodistas encarcelados actualmente en el mundo».

Como una demostración del compromiso de los editores de todo el mundo con la formación de una opinión pública libre y plural, concedimos el premio Golden Pen a la libertad de prensa, que se entrega desde 1961, a dos jóvenes periodistas iraníes, Niloofar Hamedi y Elahe Mohammadi, encarceladas actualmente en Teherán. Su único ‘delito’ es haber informado de la muerte de Mahsa Amini por no llevar bien colocado el velo. Los cargos contra ellas pueden acarrear incluso la pena capital.

Tenemos claro que la protección de la independencia editorial alimenta la independencia económica

No me cansaré de reiterar que nuestros valores, tanto los de WAN-IFRA como los de HENNEO, son la independencia y la democracia. Lo dije en Taipéi y lo renuevo en mi ciudad ahora, al celebrar el 128 aniversario de HERALDO DE ARAGÓN. Estos valores adquieren hoy especial relevancia porque podemos decir sin exagerar que nunca antes en la historia de la democracia liberal el derecho de la ciudadanía a recibir información veraz se ha encontrado más amenazado.

La mejor respuesta a la censura, la propaganda y la desinformación es más periodismo, asegurando los estándares más elevados de rigor, veracidad y relevancia. La veracidad es una cualidad que se nos reclama desde nuestra propia Constitución. Una peculiaridad de la Carta Magna de 1978 es que, a diferencia de otros textos del mismo rango, añade el adjetivo "veraz" al sustantivo "información", lo que ha obligado al Constitucional a desarrollar una doctrina en torno a la veracidad. El Alto Tribunal define ‘veracidad’ como la debida diligencia de los profesionales de la información, junto al deber de independencia de los editores. La salvaguardia de esta diligencia, credibilidad e independencia, en el caso de los medios de comunicación de HENNEO se logra a través de un manual de principios y procedimientos que guían tanto al consejo de administración como al comité de dirección y las diferentes redacciones.

Los 128 años de HERALDO, núcleo del grupo HENNEO, son la demostración de la importancia de que la propiedad del medio proteja el propósito fundacional frente a eventuales presiones políticas, empresariales o financieras.

En 1895, el primer editorial de este diario destacaba en su portada con el titular ‘Palabras precisas’ para anunciar su compromiso con la veracidad, la imparcialidad, el rigor, la precisión y la ecuanimidad. Hoy siguen plenamente vigentes y se transmiten también con la ayuda de las nuevas tecnologías, a través de empresas del grupo como Hiberus o el proyecto Alayans, un ‘hub’ de servicios digitales y publicitarios que está exportando a todo el mundo. Cinco generaciones de una misma familia, además del respaldo leal de Ibercaja desde hace más de dos décadas, lo han hecho y lo hacen posible. Tenemos claro que la protección de la independencia editorial alimenta la independencia económica y ésta, a su vez, su credibilidad, el principal activo de un medio de información.

Mantener la confianza de los ciudadanos exige adaptarse continuamente a un entorno mediático en evolución

Nuestros valores siguen firmes desde el siglo XIX, pero en la tercera década del siglo XXI tenemos que abordar, además nuevos desafíos para cumplir nuestra tarea con la sociedad. Uno de los más recientes llega a caballo de las generaciones que han crecido con diversos medios digitales en las manos.

Los contenidos informativos se difunden a través de las redes sociales y, cada vez más, de plataformas como TikTok, en lugar de a través de medios de comunicación más formales, como los periódicos y la televisión. La consecuencia es que las marcas tradicionales dependen mucho más de plataformas de terceros para obtener tráfico.

A la vista de avances extraordinarios como la Inteligencia Artificial, es inevitable admitir que el futuro es incierto en un mundo que cada día circula a mayor velocidad. Por eso, desde hace años, el término de moda es ‘disrupción’. El concepto hace referencia a aquello que produce una ruptura brusca y radical, que acaba con lo establecido, que pone ‘patas arriba’ un orden social, una organización jurídica o un sector económico. Es heredero de la teoría que Joseph Schumpeter popularizó hace seis décadas con el nombre de ‘destrucción creativa’. El economista austriaco hacía referencia a que la innovación que tiene lugar en una economía de mercado genera nuevos productos y empleos que destruyen viejas empresas, modelos de negocio y profesiones.

A principios del siglo XXI, la ‘destrucción creadora’ en los medios de comunicación se desbordaba a causa de la revolución digital. La crisis y reconversión del sector periodístico a causa del ‘terremoto digital’ está bien documentada desde hace años, pero ahora vive una nueva vuelta de tuerca porque los usuarios más jóvenes están menos predispuestos a ir directamente a un sitio o aplicación de noticias y más a utilizar las redes sociales. Además, son menos propensos a leer y más a ver o escuchar contenidos informativos.

Las marcas de referencia de la prensa tenemos que seguir apostando por la credibilidad, pero las nuevas generaciones reclaman también que las noticias sean atractivas, participativas y estén disponibles en las redes y plataformas en las que pasan su tiempo. Mantener la confianza de los ciudadanos, ganar a diario su atención y lograr la viabilidad de los nuevos modelos de negocio exige adaptarse continuamente a un entorno mediático en evolución.

Compañías como HENNEO disponemos de conocimiento, voluntad y capacidad para que las ondas de ‘destrucción creativa’ sobre las que teorizó Schumpeter sean, más bien, ondas de creatividad constructiva para mantener nuestra relevancia, nuestra conexión con el gran público y nuestro compromiso con las sociedades democráticas.

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