Ion Aramendi: "Ser butanero me ayudó a comunicar mejor"

Conduce 'Supervivientes', pero el verdadero superviviente es él. Pasa en Murcia su propio 'verano azul' y asegura que procura no tomarse demasiado en serio.

El periodista donostiarra Ion Aramendi, presentador de ‘Reacción en cadena’.
El periodista donostiarra Ion Aramendi, presentador de ‘Reacción en cadena’.
Mediaset

Tiene 46 años, es donostiarra y presenta en Telecinco el concurso 'Reacción en cadena' y el debate de 'Supervivientes', aunque para superviviente, él mismo: Ion Aramendi estudió periodismo, fue camarero en Australia y butanero en la empresa familiar, jugó a baloncesto y mantiene su pasión de músico aficionado. También pasó por la 'universidad' de 'Sálvame'. Y sobre todo, es un tipo simpático.

¿El verano es para descansar?

Compagino la grabación de los programas del concurso en Madrid con las estancias en la Manga del Mar Menor, donde mi familia pasa todo el verano. Mi mujer veranea ahí desde que era bebé, yo desde que estoy con ella, hace quince años, y mis hijos tienen ya una pandilla al estilo 'Verano azul'.

Pensemos en el lector que busca en el periódico la Bolsa y el tiempo y dice «qué pereza, entrevistan a uno de esos que salen en programas de colorines».

La tele da popularidad, y eso provoca que algunos de los que trabajan aquí se lo crean. Pero yo no me tomo demasiado en serio: lo mío es solo entretener, que tampoco es poca cosa, por otra parte. Un médico que salva vidas o un ingeniero que construye puentes seguro que merecen más atención. Pero el periódico, como la vida, se compone de muchas cosas...

Presenta el debate de 'Supervivientes'. Para superviviente, usted: ha hecho de todo.

Profesionalmente, sí. Antes de entrar en la tele hice Deportes en prensa escrita, dirigí un pequeño periódico en Salamanca, fui a Australia de camarero, estuve de revisor de butano con mi hermano... hasta que al final, en televisión, encontré lo que creo que es mi sitio.

¿Pero fue butanero de los de cargar la bombona al hombro?

Mi padre dirigía la empresa de butano de Hernani hasta que la cerraron y luego se fue a Valladolid con toda la familia. Yo revisaba instalaciones junto a mi hermano por los pueblos de Segovia. Iba vestido con mi mono naranja y alguna bombona ya me tocó acarrear.

¿Aprendió más de la vida como reportero de 'Sálvame', estudiando a McLuhan en la facultad o con el buzo naranja?

Me siento muy orgulloso de todo lo que he hecho porque de todo he aprendido. Trabajar de camarero o visitar casas como revisor del butano me ayudó a tratar con la gente e interactuar con cualquier persona. A comunicar mejor.

'Sálvame' acaba de cerrar.

Ese programa fue muy importante en mi vida, me abrió las puertas para ir luego a otras teles. Lo dejé en 2017, pero estuve en el último programa. Es la ley de la televisión, los programas empiezan y acaban... salvo 'Saber y ganar' o 'La noche de', en ETB, que sigue en buena forma con Dani Álvarez. El talento que había en 'Sálvame' aparecerá ahora por otros lados.

¿Es mejor ser simpático y resultón, como usted, o tener dos masters universitarios?

El mundo de la tele, que es el mío, no engaña: lo que ve el espectador es lo que hay. Soy todo lo profesional que puedo, pero insisto en la idea de no tomarme demasiado en serio. La tele es transmitir, generar algo en quien te ve, y eso se tiene o no se tiene. Estudiar mucho es fantástico, pero pasar tiempo aislado del mundo no garantiza mejores resultados prácticos.

Tiene tres hijos y en las redes se muestra como un padrazo.

Mis hijos y mi mujer son lo más importante, y me vuelco en ellos. Intento ser un padre muy presente y, además, activo en la presencia: jugar, involucrarme con los niños en todo lo que hacen... De todo el tiempo que no estoy trabajando, el 99% lo dedico a la familia.

¿El 1% restante lo reserva para su pasión por la música?

En Salamanca tengo mi banda de siempre, pero cada vez es más complicado juntarnos por cuestiones laborales. Ahora estoy formando una pequeña banda con los padres del cole y pronto daremos noticias. Lo pasamos bien.

Así que cuando la tele se harte de Aramendi o Aramendi de la tele, siempre le quedará la música...

Es una verdadera pasión, para actuar o para escuchar. Me encanta ir a los conciertos de todo tipo: ¡hoy voy a ver a Camela!

Algunos de sus compañeros esconden la edad, quizás para que no les muevan la silla...

Yo no tengo secretos: 46 años. Y mucha energía...

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