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Celestina en tiempos de Tinder

En la pequeña pantalla, la búsqueda del amor cambia de formato y muestra la evolución de la sociedad.

En la pequeña pantalla, la búsqueda del amor cambia de formato y muestra la evolución de la sociedad
El presentador de 'First Dates', Carlos Sobera
El presentador de 'First Dates', Carlos Sobera

Desnudos o vestidos; sin verse el rostro o a cara descubierta; o desde granjeros hasta jóvenes 'nini', la televisión ha ejercido de celestina para emparejar a dos personas que en principio no se conocían. En la jerga mediática se llama a estos formatos 'dating shows', es decir, programas de citas que mezclan concurso y telerrealidad con diferentes participantes donde, a veces, lo que menos importa es el amor. Son, en definitiva, el reflejo de una época; una manera de apreciar el cambio de mentalidad de una sociedad que tímidamente abrió su mirada y entendió la diversidad.

Fue en 'Superstar' (TVE), un programa de variedades de 1984, donde la cadena pública experimentó con el juego del amor en 'prime time'. Hombres y mujeres, con los prejuicios de la época, acudían al espacio para conocerse y sin verse las caras previamente. «Busco una mujer que sea mi ama de llaves para que sepa guardar el dinero», decía uno de los pretendientes en un momento de este formato. «Vamos a conocer a las candidatas para hacerte una vida más agradable», contestaba la presentadora. Esta sección no cuajó, porque, según explica el experto Borja Terán, «probablemente llegó antes de tiempo». «Éramos un país en el que todavía para las citas a ciegas quizás éramos demasiados puritanos y con prejuicios. Y mucho más aún que una mujer se disputara a varios hombres. Era raro y no era simpático. Al revés, en cambio, sí», ilustra.

Habría que esperar al nacimiento de la televisión privada para abrir el melón de hablar de sexo y deseo sin tapujos, pese al clasismo y los estereotipos que todavía reinaban en aquella televisión. Con 'Viva los novios', presentado por Andoni Ferreño, que ofreció Telecinco entre 1991 y 1994, tres mujeres y tres hombres separados entre sí según su género se formulaban preguntas para acabar como parejas. Pronto también se estrenó 'Contacto con tacto', donde las peculiares preguntas de Bertín Osborne se convirtieron en la seña de identidad del formato.

Pero la televisión también ha puesto a prueba la fortaleza del amor en los matrimonios o parejas de novios. 'Su media naranja', primero con Jesús Puente y después con Tate Montoya, que era una adaptación del formato estadounidense 'The Newlywed Game' y ya había triunfado en Italia, estuvo seis años en antena, con una mecánica en la que tres parejas tenían que demostrar que se conocían lo suficiente a través de preguntas muy precisas e íntimas.

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Sin embargo, el gran programa del amor en la década de los noventa fue 'Lo que necesita es amor', en Antena 3. Isabel Gemio arrancó el formato en 1993 y más tarde Jesús Puente, que llegaba de la competencia, catapultó el éxito del espacio en la noche de los domingos, con galas que superaron los seis millones de espectadores y alcanzaron el 40% de cuota de pantalla. En la última etapa, entre 1998 y 1999, fue presentado por Pedro Rollán y empezó a notar síntomas de desgaste hasta su cancelación.

Su 'Caravana del amor' viajó por los pueblos españoles dando la oportunidad de conocer a hombres y mujeres que, después, podían acudir al plató para contar si su relación había cuajado. Por aquel estudio de Antena 3 también pasaron otros matrimonios que iban a televisión para reconciliarse o romper definitivamente. Pero tardó seis años en mostrar ante la audiencia una historia de amor entre dos hombres homosexuales. «Mi pareja es un hombre y se llama Miguel», explicó el invitado, ante el visible estupor del público presente.

El nacimiento de Cuatro en 2005 impulsó un cambio en la televisión y, en cierta medida, también en los 'dating shows', con '¿Quién quiere casarse con mi hijo?' y 'Granjero busca esposa'.

Telecinco creó 'Mujeres y hombres y viceversa' (ahora en Cuatro), un particular programa de citas donde se impone la telerrealidad frente a la inocencia de otros formatos. El último giro al espacio es la incorporación de Jorge Javier Vázquez como primer tronista gay. La cadena ya ha abierto el casting para que los pretendientes puedan apuntarse y conocer en plató al presentador estrella de Mediaset. Una revolución, en definitiva, que pone de manifiesto que la televisión no deja de innovar en la búsqueda del amor en tiempos de Tinder.

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