Netflix y el conflicto de los patinetes en EE. UU.: los tiran al mar y a la basura

La tercera temporada de la serie ‘Internet y el nuevo periodismo’ de Netflix narra cómo llegaron los patinetes eléctricos a Estados Unidos y los lugares en los que los han prohibido tras las duras protestas.

Patinetes eléctricos derribados en Zaragoza por el viento
Patinetes eléctricos derribados en Zaragoza por el viento
José Miguel Marco

BuzzFeed es una empresa de comunicación digital que se dedica a dar seguimiento y ahondar en temas de actualidad que se convierten en intereses virales, desde temas de celebridades a preocupaciones de tipo social. Acaba de cumplir 12 años de existencia, porque fue fundada el 1 de noviembre de 2006 en Nueva York por Jonah Peretti y John S. Johnson III. En la plataforma de Netflix está disponible desde hace unos días su tercera temporada de reportajes audiovisuales: uno de ellos es un informe dentro de la serie ‘Internet y el nuevo periodismo’, en el que el reportero Charlie Warzel indaga sobre el fenómeno de los patinetes eléctricos. En apenas veinte minutos, Warzel detalla su viaje de una semana por distintos puntos de Estados Unidos para tratar de entender el éxito de los patinetes y valorar el fenómeno desde todos los puntos de vista; el ambiental, el laboral, el relacionado con la seguridad, el enfado que ha causado en vecinos y algunos ayuntamientos, y la manera en que una ciudad grande como Memphis ha manejado el tema para integrarlo en su día a día.

Los conflictos al aterrizar los patinetes en zonas de Estados Unidos

Warzel habla con un surfero en Venice Beach (Los Ángeles) que se dedica a cargar los patinetes, algo que se ha convertido en su principal trabajo. Se cuenta un caso equiparabe a lo que ocurre en Zaragoza,  donde los cargadores de patinetes ganan entre 30 y 70 euros al día con esta actividad; en ciudades como Madrid, donde las empresas de patinetes compartidos llevan más tiempo implantadas, hay gente que gana hasta 5.000 euros al mes con esta actividad.

Warzel charla con vecinos irritados de Santa Mónica, ciudad situada en esa misma zona playera de Los Ángeles, que se quejan de usuarios irresponsables al conducir y dejar los patinetes por cualquier sitio y en cualquier calle. De hecho, no falta quien los tira al mar, los abandona en basureros o los destroza.También se cuestiona las responsabilidades de todas las partes implicadas, empezando por las compañías Bird o Lime y su fórmula de aterrizar de pronto, sin avisar, dejando los patinetes por las calles sin solicitar antes todos los permisos, incluso en sitios como Milwaukee (una ciudad de 600.000 habitantes, población muy similar a la de Zaragoza) donde estos vehículos están prohibidos por una ley estatal; no pueden usarse en todo Wisconsin, y la ciudad ha demandado a la compañía Bird. En Memphis, que hace diez años se consideraba como la peor ciudad de Estados Unidos para patinar e ir en bici, las autoridades han adecuado las vías y ven a los patinetes como una bendición que resuelve sus problemas de transporte urbano.

Se habla desde una  perspectiva americana, pero también se reconoce que el fenómeno empezó en China y ahora es mundial. El trabajo analiza el modo más apropiado de hacer que una buena idea deje de convertirse en un problema por hacerla realidad sin seguir los pasos adecuados.

Situaciones similares en Zaragoza

Aunque el reportaje tenga acento estadounidense y a ratos parezca demasiado dramatizado, sus reflexiones sirven perfectamente para cualquier ciudad que acabe de recibir patinetes de colores en sus calles. En Zaragoza su uso es cada vez mayor, y hay tres empresas establecidas: Lime, Koko y la recién llegada VOI. Entre las tres suman ya más de 500 unidades en las calles zaragozanas. Eso sí, también han aparecido las voces de protesta, los robos de varios patinetes y se siguen esperando unas reglas de juego más claras en cuanto a dónde deben circular y cómo mejorar el tema de los aparcamientos. La gente no se acostumbra a ver los patinetes aparcados en cualquier sitio; además, los días de cierzo suponen muchas unidades tiradas en el suelo, con peligro claro para los invidentes, que ya han sufrido algún percance en forma de tropezones. 

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