Ángel Martín: "La televisión e internet mantienen una guerra absurda"

Ángel Martín (Barcelona, 1977) es un humorista popular por su participación en el programa ‘Sé lo que hicisteis’. Ahora presenta ‘Wifileaks’, en 0#.

Ángel Martín actuó este viernes en Las Armas, en Zaragoza.
Ángel Martín actuó este viernes en Las Armas, en Zaragoza.
Oliver Duch

¿Cómo se siente más cómodo, siendo cómico o presentador?

Pues no tengo ni idea. Supongo que si tengo que escoger, me decantaría por cómico. Si me diesen un programa que no tuviera comedia, no sabría presentarlo.

Ha conducido ‘Sé lo que hicisteis’, ‘Órbita Laika’ y ahora ‘Wifileaks’. ¿Cómo lleva Ángel Martín los cambios?

Y más cosas, pero llevo bien los cambios. Me estoy acostumbrando a variar de proyecto, de contenido. Si no hay alteraciones, me aburro, me estanco, mi cabeza se agota. No puedo evitarlo.

Humor, divulgación, tecnología, innovación... ¿Qué es o qué pretende ser ‘Wifileaks’?

Un contenedor donde aunar a todas las generaciones. En la actualidad, convivimos tres. Y, desde la revolución de internet, se ha producido un desajuste. No todas están entendiendo que las velocidades son ahora distintas. Existe una necesidad de reajuste vital, de tratar de entender hacia dónde vamos. Y eso queríamos abordar en ‘Wifileaks’, que es, básicamente, un programa humorístico en el que el contenido está muy relacionado con la actualidad tecnológica, científica o de redes sociales.

¿Y estamos preparados para esas nuevas velocidades?

Yo creo que sí, aunque lo que debemos hacer es frenar en seco. Tratamos de ajustarnos a esa nueva velocidad sin entender por qué suceden las cosas. Me da la sensación de que hay gente tratando de correr sin haber tenido que correr nunca. Y lo único que hace falta es prestar atención, no correr por correr. Frenar. Echar un vistazo. Y aprender. La sociedad tiende a un consumo rápido y no se para a entender lo que hay detrás. A veces, leemos los titulares sin leer el contenido. Y eso provoca que haya gente que no forma su propia opinión, que se deja llevar por las masas.

Privada, pública o de pago. ¿Con qué televisión se queda?

He tenido la suerte de que en todos los canales en los que he trabajado ha sido con libertad. Estoy cómodo en #0, porque la libertad que existe para generar comedia no se da en otras cadenas. Ahora mismo, el resto está perdiendo la carrera. Y lo que hago no sería viable en otro canal.

Sin embargo, al final, las redes sociales son el lugar que más libertad ofrece al humor, ¿no?

Sí. Totalmente. Las redes son libertad absoluta para hacer el contenido que tú consideres que tienes que hacer. Ahí pones tú el límite, hasta que alguien te denuncie o te cierren el perfil (risas).

Entonces, ¿está el futuro de la comedia en las redes sociales?

Yo diría que es el mejor escaparate actual. Quiero pensar que la televisión sabrá reubicarse, entenderá que tiene que dar cabida a todo tipo de humor, abrirse más. En la tele tiene que haber hueco para todo, también para el humor más oscuro. La televisión e internet mantienen una guerra absurda, aunque cada vez menos, hasta que se den cuenta de que deben convivir.

¿Y dónde queda el teatro en esa confrontación?

En la libertad total para hacer el contenido que tú quieras, puro y duro. Es el lugar donde la comedia tiene la respuesta más rápida: si no se ríe el público, no has sabido tirar bien la broma; si sí, tienes el agradecimiento inmediato. Cada uno de los tres –teatro, televisión, internet– tiene sus normas. Y yo no tengo un preferido. Trato de jugar con sus reglas.

A veces se dice que su humor es depresivo. ¿Lo es para usted?

¿Depresivo? Tampoco. Tiene una primera capa que sí parece una cosa pesimista, negativa. Pero creo que si prestas atención, tiene poco de depresivo. Mis monólogos tienen un mensaje bastante esperanzador, aunque tampoco te voy a decir que sea Paulo Coelho. Generalmente, me centro más en la decepción del ser humano, pero el mensaje final casi nunca es pesimista.

¿Le pone límites a los chistes?

No. No comparto esa teoría.

¿Cree en la comedia como motor de cambio social?

Sí, claro. Como imprescindible motor de cambio social. Bueno, creo que es una herramienta más, no la única. Pero sí es poderosa para empujar en esa dirección.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión