¿Cómo debe abordar el periodismo la nueva ola feminista?

Pepa Bueno, Ana Requena y otras profesionales de la comunicación reflexionan sobre la desigualdad y el machismo en el oficio periodístico.

Pepa Bueno
Pepa Bueno sustituirá a Risto en 'Viajando con Chester'
Cuatro

El cine y la política son escenarios en los que se han canalizado las reivindicaciones de la nueva ola feminista, pero el movimiento también se ramifica hacia el periodismo, obligando a la profesión a cuestionar sus estructuras y enfoques y a repensar su ejercicio con ojos, al fin, igualitarios.

La violencia machista, las marchas de mujeres tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, los escándalos de acoso en Hollywood, las nuevas miradas a la sexualidad, los movimientos #metoo y #timesup, la violación múltiple en sanfermines... La discriminación a la mujer copa portadas, boletines y noticieros.

¿Cómo debe abordar el periodista la ola feminista? ¿Debe el periodismo ser inherentemente feminista? ¿Puede el periodista ser activista, aunque se trate de una causa justa? ¿Se informa bien sobre feminismo en España?

Las periodistas Pepa Bueno, Patricia Fernández de Lis, Ana Requena, Luna Miguel y Berta G. de Vega reflexionan con sobre cómo el periodismo busca su voz en un momento de plena efervescencia de la reivindicación feminista.

"El periodismo tiene la obligación de ser muy sensible a las pulsiones de su tiempo. Es evidente que estamos viviendo el comienzo de una nueva ola feminista y hemos de ser sensibles a esa realidad" sostiene la directora de 'Hoy por Hoy' (Cadena SER).

Para la responsable de Materia -la sección de ciencia y tecnología de El País-, Fernández de Lis, se trata de "la historia del año": "Desde que se destapó el asunto de Harvey Weinstein, prácticamente todos los días sale algo en los medios sobre discriminación salarial, sobre acoso. Todo el mundo está discutiendo sobre esto, es el movimiento del momento".

"No hace falta hacer grandes manifiestos, con contar la realidad vale. (...) La realidad es que no existe una igualdad plena entre el hombre y la mujer", añade.

La redactora de Eldiario.es y responsable del blog 'Micromachismos', Ana Requena, insiste en que "hace falta consolidar la idea de que la igualdad es noticia".

¿Y debe el periodismo ser feminista? "Por supuesto, igual que busca la justicia, la verdad, no atacar a los más débiles, sino cuestionar a los poderosos y desvelar historias que pueden ser turbias para conseguir un mundo mejor, no queremos un periodismo machista, sino uno que busque la igualdad", declara la poeta y periodista de PlayGround Luna Miguel.

Así se pronuncia Fernández de Lis: "El feminismo de lo que habla es de la igualdad de hombres y mujeres en derechos. Me extrañaría mucho que cualquier actividad que funcione en una sociedad democrática, y el periodismo es una de ellas, no sea feminista por definición. Igual que intentamos ser antirracistas y antihomófobos, debemos ser antimachistas".

Sin embargo, para Berta G. de Vega, colaboradora de El Mundo, es dudoso que ese periodismo comprometido sirva para impulsar la igualdad.

"Ahora hay tanto porque te hace sentir muy bien el confort moral que da el creerte que estás mejorando la vida a las mujeres, otra cosa es que esto de verdad ayude a mejorar la vida de las mujeres", critica.

Cree que el periodismo con perspectiva de género "divide cada vez más, polariza el debate cuando hombres y mujeres tenemos muchísimo en común", por eso es partidaria de destacar los logros obtenidos por las mujeres, pero no de "acentuar continuamente sus problemas porque lleva a un estado de victimización".

Fernández de Lis lamenta que exista "muchísima confusión y estigmatización" en torno al feminismo, también en los medios.

En España, el abanico de periodismo feminista es amplio, explica Miguel, desde un medio "absolutamente arriesgado y radical" como Pikara, a uno "más pop" como 'Lola' de Buzzfeed o el propio Playground, que analizan con mirada feminista la cultura y el entretenimiento.

Requena concede que "hay cosas que se están haciendo muy bien", pero conviven con otras "bastante dudosas", con "enfoques del pasado" y "tics machistas", con "una resistencia grande" a aceptar ciertos cambios y contenidos.

"Es una evidencia que los medios reproducen exactamente el poder masculino, no sólo en su jerarquía interna y en su organización orgánica, sino en su priorización de temas, en su mirada sobre el mundo", considera Bueno.

Para evitar los sesgos que invisibilizan a las mujeres en el ejercicio periodístico y corregir los problemas de representación (la mayoría de las fuentes son masculinas, pocas mujeres protagonizan las noticias y además la imagen que se proyecta de ellas suele estar plagada de estereotipos), The New York Times ha contratado a una editora de género.

Miguel dice que esa revisión transversal plantea retos, por ejemplo, cómo abordar la obra literaria de un escritor genial que tiene comportamientos execrables sin disociar ambas realidades.

Otro es hablar de la variedad de debates del feminismo sin caer en un maniqueísmo que dibuje un "mujer contra mujer", como ha pasado tras el manifiesto de las intelectuales francesas crítico con el movimiento #metoo.

Y Requena pide que se cubran con profundidad temas delicados como la prostitución o la maternidad subrogada, mientras a G. de Vega le preocupa que impere un "feminismo hegemónico que trate por igual las aspiraciones de todas las mujeres".

Las periodistas también denuncian el acoso que sufren. La Plataforma en Defensa de la Libertad de Información creará un observatorio para rastrear ese acoso en redes sociales.

"El tipo de acoso que sufrimos las mujeres que tenemos exposición pública es mucho mayor que el que sufren los compañeros. Sufrimos acoso sexista. Algunos muy insoportables, muy groseros y evidentes, otros de matiz", dice Bueno.

La locutora pone de relieve que se mire con ojos críticos a los periodistas activistas del feminismo, a diferencia de lo que sucede con otras causas.

"En el periodismo hay muchísimo activismo y nunca nos ha llamado la atención ni se ha cuestionado nada más que cuando aparece el feminismo. En economía hay activistas de la causa liberal y no nos cuestionamos si es bueno o malo para la profesión", subraya.

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