La grúa municipal llega a Zaragoza

A partir de febrero de 1967, la grúa comienza a retirar vehículos mal aparcados de las calles.

Noticia publicada en HERALDO DE ARAGÓN
La grúa municipal llega a Zaragoza

Hace cincuenta años, ante el exponencial crecimiento del número de vehículos motorizados en la capital zaragozana, el Ayuntamiento ve insuficiente el control de las infracciones a través de las multas, y pone en marcha el primer servicio de grúa municipal. Si bien funcionaba desde noviembre, es a partir del 20 de febrero de 1967 cuando empieza a retirar los vehículos mal aparcados, cuya recuperación suponía un abono de 250 pesetas por parte del infractor.

Alfonso Zapater entrevista dos días después a Daniel Marcuello, jefe de la Guardia Municipal, que cuenta a HERALDO las primeras impresiones sobre el nuevo servicio.

Grúa municipal: actúa desde el lunes, retirando los vehículos mal aparcados

La ciudad se ha quedado pequeña. Revienta por sus cuatro costados. El tránsito rodado es cada vez más difícil. La Delegación Municipal de Tráfico se esfuerza en la colocación de nuevas señalizaciones, nuevos semáforos. Se estudian las distintas direcciones. Se controlan los aparcamientos. Nada. La avalancha motorizada es mucho más fuerte. A veces sobrepasa los límites establecidos y las infracciones se suceden en cadena. Naturalmente, hay que poner cortapisa a este estado de cosas. Por el bien de todos, conviene regular el tráfico y establecer un margen de respeto. Hasta ahora hubo beligerancia. Ha llegado la hora de tomar medidas tajantes.

—Se había dado un margen de confianza. Se ha hecho caso omiso en la mayoría de las ocasiones.

Don Daniel Marcuello, jefe de la Guardia Municipal, nos habla del problema. Sí, ha sido necesario proceder en consecuencia. Aunque duela. Antes bastaba con imponer la correspondiente multa a los vehículos mal aparcados. Los automovilistas no han tenido en cuenta estas sanciones. De ahí que haya tenido que entrar en acción la grúa municipal.

—La grúa funciona desde hace cuatro meses, pero solo se había utilizado en casos extremos.

Los casos extremos, en materia de circulación, son aquellos en que los automóviles dificultan y entorpecen notoriamente el tráfico o, por el contrario, se encuentran abandonados en la vía pública

Ahora es distinto. La ineficacia de las multas se suple con la grúa municipal. Los papeles amarillos tienen, desde ahora, una consistencia mucho más sólida.

—Desde el lunes—nos explica el señor Marcuello—la grúa se encarga de retirar aquellos vehículos que se encuentran aparcados en zonas expresamente prohibidas por señales o por el Código o perturben el tráfico.

— ¿Resultados?

—En solo dos días hemos conseguido resultados positivos. Se cometen menos infracciones.

— ¿Cuántos vehículos fueron retirados por la grúa municipal el primer día de entrar en acción?

—Siete.

 — ¿Qué se hace con estos vehículos?

—Los depositamos aquí, frente a la Casa Consistorial. Se ha acotado una zona para este fin. Lo hemos decidido así con el fin de dar mayor facilidad a los propietarios de los automóviles respectivos. Si a las veinticuatro horas no han venido a reclamarlos, los pasamos al depósito del barrio de San Gregorio.

— ¿En qué condiciones se recupera un vehículo?

—Mediante el pago de 250 pesetas. Hay un acuerdo municipal que lo establece así. Luego, cuando entren en vigor las nuevas normas de circulación, será necesario satisfacer otras 250 pesetas en concepto de servicio de grúa. En otras capitales españolas ya se hace así.

La Guardia Municipal, encargada de este servicio—ingrato, pero necesario—, está en la mejor disposición. Prefieren no llegar a situaciones límites, aunque la experiencia les haya empujado a ello. Las multas de los papeles amarillos no han sido suficientes para cortar las infracciones ni poner cortapisas a la mala costumbre de aparcar en zonas prohibidas, sin reparar en las oportunas señalizaciones.

—En el último partido Real Zaragoza - Atlético de Madrid —nos informa don Daniel Marcuello— se dio el caso de dejar los vehículos estacionados sobre la vía del tranvía de Casablanca. Se interrumpió el servicio durante varios minutos.

 —De ahí que haya entrado en acción la grúa municipal.

—Sin embargo, lo ideal sería no vernos obligados a retirar un solo automóvil.

— ¿Qué tiempo tardan en reclamarlos sus propietarios?

—De una hora a cinco.

— ¿Cómo se realiza el servicio?

—El agente que está de servicio en el sector correspondiente observa la infracción y nos lo comunica. La grúa va provista de radio, e inmediatamente, valiéndonos de la emisora que tenemos instalada en el Cuerpo de Guardia, pasamos la comunicación. La recogida de un automóvil es cuestión de minutos.

 — ¿Sucede igual con los automóviles abandonados?

—Frecuentemente recibimos avisos de particulares dándonos cuenta de estos abandonos. Naturalmente, en estos casos tenemos que comprobar las llamadas antes de poner en práctica el servicio.

— ¿Reciben colaboración de los zaragozanos?

—Es necesario que la gente colabore con nosotros para corregir las infracciones.

— ¿Qué agentes van con la grúa?

—Un chófer y un ayudante.

— ¿Cómo reaccionan los propietarios de los automóviles cuando vienen a recuperarlos?

—Favorablemente. Todos ellos, sin excepción, comprenden la justicia de esta medida.

— ¿Se procede siempre tajantemente, a rajatabla?

—No. De momento nos limitamos a las zonas más céntricas de la ciudad. En realidad no se retira un vehículo más que en los casos que la infracción perturbe notoriamente la circulación. Queremos ser benevolentes hasta el fin.

— ¿No será necesario antes resolver el problema de aparcamiento y poner cortapisa a la carga y descarga de camiones a determinadas horas del día?

—También estamos poniendo en práctica esta medida. Dejamos zonas acotadas en las calles destinadas a la carga y descarga en doble fila.

— ¿Qué calles disponen ya de estas zonas acotadas?

—Las de Zurita y Alfonso I. Próximamente haremos lo propio en la del General Franco. Pero hay que tener la garantía de que estas normas van a respetarse.

—Los problemas se multiplican.

—Así es. Por eso queremos ir atemperándolos, de acuerdo con las necesidades.

La grúa municipal es un arma decisiva en este desconcierto del tráfico ciudadano. Por lo pronto, en dos únicos días de actuación -los primeros- se han obtenido resultados positivos. En lo sucesivo los automovilistas pondrán especial cuidado al estacionar sus vehículos. La multa de papel amarillo, de la que se hacía caso omiso con demasiada frecuencia, tiene ahora la forma de grúa. No hay componendas. Para recuperar un automóvil que ha sido aparcado caprichosamente, entorpeciendo la circulación, será necesario abonar en el acto la cantidad de 250 pesetas. Eso de momento, mientras prosiga la beligerancia. Porque más adelanta será necesario incluso sufragar el servicio de la grúa en cuestión. Molesto ¿verdad?  Pero absolutamente necesario.

Recopilado por Mapi Rodríguez y Elena de la Riva. Documentación de Heraldo de Aragón  

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