Pedro J. Ramírez: "Mi destitución ha sido un aviso a navegantes y ha introducido la autocensura"

El exdirector de El Mundo y Diario 16 estuvo este martes en Zaragoza presentando su nuevo libro: 'La desventura de la libertad'.

Pedro J. Ramírez, en su visita a Zaragoza.
Pedro J. Ramírez: "Mi destitución ha sido un aviso a navegantes y ha introducido la autocensura"
P. B. P.

Considerado por The Guardian "el periodista europeo más importante" del último cuarto de siglo, Pedro J. Ramírez (Logroño, 1952) ha sido director de Diario 16 y El Mundo -fundado por él en 1989-.


La presentación de su nuevo libro, La desventura de la libertad (el primero que versa sobre la historia de España), lo trajo este martes hasta la capital aragonesa, donde asistió a una jornada organizada por la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón y participó también en "Los debates del Círculo", presididos por Fernando de Yarza.


En un tono tranquilo, comprometido y sereno, el exdirector de El Mundo respondió a HERALDO.es sobre los diversos frentes abiertos en la actualidad estableciendo paralelismos con otras épocas y hechos históricos que ahora trata de acercar al lector en su nuevo libro. Y es que, al final, afirma Pedro J. convencido: "el oficio de escritor y el de periodista son una misma actividad que investiga y argumenta sobre tiempos y momentos distintos".

Dice en el prólogo de su nuevo libro que una reforma constitucional a tiempo podría evitar la "putrefacción" de un régimen político corroído por sus inconsecuencias, ¿se podría trasladar esa recomendación a la actualidad con el caso, por ejemplo, de Cataluña?

Yo creo que sí, y no solo con el caso de Cataluña, sino en general con la desafección que existe por parte de los ciudadanos en relación al actual sistema político. El concepto de "putrefacción" del régimen constitucional procede del manual de Leopoldo Alas Clarín y él explica que eso es lo que pasó durante el Trienio, que por falta de reformar a tiempo la Constitución terminó destruyéndose. La única alternativa a la revolución cuando un sistema no funciona es su reforma. Y aquí vemos algunos planteamientos revolucionarios. Para mí igual de revolucionario es el planteamiento de los separatistas catalanes que el planteamiento de Podemos porque supondría en ambos casos romper nuestro modelo de sociedad. Lo que no veo es ningún producto reformista que tenga el suficiente vigor y la suficiente consistencia que necesitamos.

¿Cree que el Gobierno tiene miedo a plantear un referéndum?

La Constitución no permite en España un referéndum como el de Escocia. Habría primero que cambiar la Constitución y creo que el derecho a decidir sobre la integridad territorial debe ser en principio un derecho de todos los españoles. Pero sí cabría en un contexto de reforma constitucional regular un derecho de sucesión mediante una ley similar a la Ley de Claridad de Quebec. Esto no es la mitad más uno una mañana de aquí te pillo aquí te mato, porque para cualquiera de esos planteamientos se requiere previamente la reforma de la Constitución. Yo soy plenamente partidario de que las próximas elecciones generales tengan carácter constituyente o si se quiere "reconstituyente", y que cada partido se presente diciendo lo que cambiaría de la Constitución y comprometiéndose a emprender luego la negociación para abordarlo desde el consenso.

¿Está de algún modo la democracia "bloqueada" por ese entramado político de los dos grandes partidos?

Más que de bloqueo hay que hablar de "usurpación" de los derechos de representación política de los ciudadanos por parte de los dos grandes partidos. En vez de una democracia estamos teniendo una "cupulocracia": son los que están en la cúpula de los aparatos partidistas los que se las apañan para solo depender de quienes a su vez dependen de ellos, lo cual genera una endogamia...

¿Cree que Podemos ha salido beneficiado de ese clima?

La revolución prospera allí donde la moderación apesta. A lo mejor puede parecer demasiado radical, pero la corrupción desde luego no deja buen olor y esta ha corroído la credibilidad tanto del PP como del PSOE en los últimos años.

También el periodismo vive una crisis interna de valores, que se ha acentuado con la crisis económica. Si anteriormente se hablaba de la prensa como cuarto poder, ¿hay esperanza para el oficio en volver a recuperar la confianza de la ciudadanía?

La coincidencia de la crisis económica general, que ha hundido el consumo y la inversión publicitaria, y el cambio de la estructura de la demanda de información ha generado sin duda una doble crisis que ha dejado muy tocado el modelo tradicional de los periódicos. Esta situación ha permitido al poder aprovecharse de nuesta vulnerabilidad, ganar espacios de impunidad y restringir la capacidad de control social de los medios de comunicación. Los profesionales lo percibimos por doquier. Nos están intentando poner de rodillas y tenemos que ponernos de pie. Eso sucederá en la medida en que los problemas que al sector le han ocasionado las nuevas tecnologías se los resuelvan también estas. Y estoy convencido de que pronto va a emerger un modelo de negocio en el que los periodistas vamos a ocupar un puesto cada vez más central. La necesidad de buenos periodistas, sin duda, se va a ver redoblada.

Internet, que durante algún tiempo se vio como una amenaza para la práctica del oficio, ¿qué papel juega ahora?

Es una gran oportunidad. Algunos de los medios más influyentes están ya en beneficios gracias a eso: a saber adaptarse al cambio y saber rentabilizarlo.


¿Lo tiene más difícil la prensa regional si se arriesgara a apostar por esos contenidos de pago?

No creo que sea más complicado... En todos los mercados las reglas son las mismas. Si das valor añadido y tienes unos contenidos que proporcionan servicio a la Comunidad yo creo que siempre va a haber una élite de compradores dispuestos a pagar por un producto de calidad, sobre todo, si es una cantidad mucho más pequeña que la que hasta ahora han pagado por un soporte físico. El futuro será digital o no será. Y será digital, por lo tanto, será.

En cuanto a la situación de crisis política, económica y social que vive España, ¿qué le haría falta al país para superarla?

Los dos nudos gorgianos que de alguna manera son causas de la esclerosis del sistema, de que haya una parte de nuestro tejido social que se esté gangrenando, son la ley electoral y la ley orgánica del poder judicial. Hay que reformar la Constitución para que permita una ley electoral en la que los representantes sean elegidos en distritos uninominales por los ciudadanos y, por lo tanto, respondan directamente ante sus electores y no ante la cúpula de sus partidos. Y hay que reformar la Constitución para dejar terminantemente claro que el actual sistema de elección del poder judicial no debería caber en la Constitución, que no quede la ambigüedad en la que la dejaron y de la que se aprovechó Alfonso Guerra en el año 85 para terminar convirtiendo el poder judicial en una sucursal del poder político.

Y al periodismo, ¿qué le hace falta para recuperar ese papel de perro guardián y ganarse la credibilidad que merece?

Le hace falta recuperar su margen de independencia consiguiendo no depender de aquellos a los que tiene que vigilar y, por eso, es esencial el ser capaces de desarrollar un modelo de negocio que devuelva la rentabilidad, que consiga que de nuevo los periódicos dependamos de los lectores y de una generalidad de anunciantes, y que no dependamos de los políticos y de media docena de anunciantes confabulados con estos.

¿Sigue habiendo una censura, aunque sea más sutil y difícil de perseguir?

Mi destitución y otros episodios análogos han sido un aviso a navegantes y han introducido mecanismos de autocensura en las redacciones. Yo creo que no hay que decirlo explícitamente, la gente ya sabe que si no quiere tener problemas a determinados políticos no se les puede criticar (en general, a los que mandan). Y si corres el riesgo de tropezar o encontrarte con un documento comprometedor para ellos, mejor cámbiate de acera.

¿Desconfió de que esos papeles que inspiraron su nuevo libro fueran reales?

En algún momento se me pasó por la cabeza: '¡A ver si te están vendiendo los diarios de Hitler!' (risas). Pero no, me di cuenta por lo que sabía del Trienio de que había una serie de detalles que sería imposible que se los hubiera inventado nadie.

¿Se siente más cómodo como escritor que como periodista?

Al final son dos maneras de ejercer la misma actividad: investigar el pasado o el presente; argumentar sobre uno u otro. Solo cambia el momento y el clima.

Se dice que el de escritor es el "oficio frustrado de un periodista"…

Eso es lo que decía Hemingway: que el periodismo es una especie de sala de espera para emprender el gran viaje, que es la novela; del mismo modo que hay quien dice que el periodismo es maravilloso si se sabe dejar a tiempo. Yo creo que el periodismo es maravilloso si no se abandona nunca.