Fuendejalón, tierra de garnachas centenarias

Fuendejalón, tierra de garnachas centenarias

La localidad encierra entre sus calles, una auténtica joya del gótico, la iglesia de San Juan Bautista.

La torre mudéjar de San Juan Bautista es el orgullo de todos los vecinos.
La torre mudéjar de San Juan Bautista es el orgullo de todos los vecinos.
Laura Uranga

Fuendejalón es tierra de garnachas centenarias y voces recias de joteros que conquistaron los mejores escenarios, como es el caso de Joaquín Rodríguez, Lorenzo Navascués, Genaro Domínguez y Ángel «el Churro».

Voces de las que presumen sus vecinos, igual que lo hacen de sus vinos, que conquistan el mundo después de fermentar en las bodegas de esta tierra y que también sirven para elaborar deliciosos platos o condimentos, como la sal de garnacha, elaborada por las hermanas Rodi.

Fruto de esta pasión por los buenos vinos y con el fin de recordar su importancia en la economía local, surgió hace unos años el «Museo El Churro», que cuenta con varios espacios expositivos que presentan el proceso de elaboración del vino y curiosidades tales como una cepa de garnacha negra de 1896. Además, el viajero que visite este rincón podrá ver antiguas herramientas del campo, así como la maquinaria que se empleaba hace años en las labores de recolección de las uvas, a finales del mes septiembre o principios de octubre.

Un museo que compite en visitas con la iglesia de San Juan Bautista, una joya del gótico tardío, que cuenta con valiosas pinturas al fresco de la nave central y varias tallas del siglo XIII. El retablo mayor es de finales del siglo XVI y está compuesto por una serie de tableros con pasajes de la vida de San Juan Bautista.

La construcción está coronada por una torre con decoración mudéjar. Tres pisos que se fueron retranqueando con el fin de conseguir una sensación de mayor altura. En la torre de Fuendejalón, al igual que ocurre en otros ejemplos similares, la decoración en ladrillo es escasa y repetitiva, pero eso no le quita presencia a una construcción que es el orgullo de los vecinos.

Algo similar a lo que sucede con la ermita de Nuestra Señora de la Virgen del Castillo, que se levantó sobre las ruinas de una antigua fortaleza en un macizo rocoso, en el propio casco urbano. Fechada a finales del siglo XVIII, en su interior alberga una imagen de la Virgen sedente con el Niño, de estilo románico del siglo XIII, que destaca sobre el resto de detalles.

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Doña Constanza y la donación de Fuendejalón: el documento que recoge la donación del municipio a la Orden hospitalaria de San Juan, en 1257, es la piedra angular sobre la que sustenta el acto recreacionista con el que los vecinos de Fuendejalón recuerdan todos los años, en el mes de septiembre, este episodio histórico. Las ‘enramadas’ de San Juan: la víspera de la festividad de San Juan Bautista, el 24 de junio, los habitantes del pueblo colocan las tradicionales «enramadas», realizadas a partir de ramas y flores, en las principales calles y casas.Ir al especial 'Impulsa Aragón'