El legado de un herrero de Tiermas

El legado de un herrero de Tiermas

Neumáticos Solano fue fundado por Fidel Solano y su hermano en 1921.

Fidel y Manuel Solano, fundadores.
El legado de un herrero de Tiermas

Fidel Solano es un hombre curtido por el trabajo y lleno de historias que contar. Comenzó con 15 años ayudando en el taller que fundó su padre, don Fidel, y hoy, a sus 83, todavía se acerca y conversa con los clientes que, como su familia, llevan generaciones confiando en Neumáticos Solano. "Tengo historias para escribir una novela" bromea Fidel, quien no ha perdido su espíritu hacendoso y de quien su hijo, Antonio, asegura que "su única adicción fue siempre el trabajo", que le permitió disfrutar en 57 años de trabajo de apenas 31 días de vacaciones.


Actualmente las gestiones corren a cargo de la cuarta generación, aunque Antonio Solano, perteneciente a la tercera, supervisa la actividad.


Todo comenzó en 1921 en la calle de San Miguel, cuando dos hermanos de Tiermas, provenientes de una familia de nueve hijos, decidieron montar un negocio de reparación de neumáticos: Talleres Vulcan.


Fidel Solano, herrero de profesión, puso la mano de obra y su hermano Manuel, el capital. Pocos años después, Fidel asumió todo el negocio, que pasó a llamarse Neumáticos Solano, y el taller se trasladó a la calle de Asalto, a un local de 50 metros cuadrados que disponía de una pequeña bodega.


Han pasado 95 años de su fundación, y Neumáticos Solano cuenta hoy en día con dos naves situadas en el número 15 del polígono de la Unión, a la altura del kilómetro 3.7 de la carretera de Castellón. Desde allí, ofrecen servicio de mecánica rápida y atención especializada en reparación y venta de neumáticos.


"Ahora todo está mecanizado y se puede trabajar sentado" comienza Antonio; y prosigue Fidel, "Antes todo era artesanal, hecho a mano. Desmontábamos las ruedas con martillos; pelábamos las gomas de caucho viejas para hacerlas finas y conseguir parches, después las derretíamos para pegarlas en los neumáticos desgastados. A esto se le llama vulcanizar". Una técnica ya prácticamente obsoleta porque "la velocidad que alcanzan los vehículos de hoy en día hace que estos arreglos sean peligrosos" argumenta el padre de Antonio. "Ahora, todas las piezas se sustituyen por otras nuevas" puntualiza.


Fidel recuerda miles de anécdotas: los primeros coches que vio sin cámara, sus primeras vacaciones, los vehículos que ha tenido y los que ha arreglado, y a muchos de sus clientes. "He trabajado mucho, pero he sido muy feliz" concluye.


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