¿Qué es mejor para los niños: el libro impreso o el electrónico?

Aunque los libros electrónicos aún no han llegado a los colegios, es cuestión de tiempo que puedan empezar a utilizarse como una herramienta que dinamice las clases.

Los libros electrónicos podrían pasar a ser material escolar.
Los libros electrónicos podrían pasar a ser material escolar.
Laura Uranga

Las tecnologías han transformado por completo la manera en la que recibimos información, la sintetizamos y la devolvemos. Una revolución absoluta que no ha dejado indiferente a nadie ni a nada y que se ha extendido por donde ha tenido oportunidad. Este cambio también ha llegado a la lectura que, gracias a los libros electrónicos, ya no está ligada a un único soporte. Dispositivos con luz regulable y zoom que ya tienen su hueco en numerosos hogares, aunque aún está lejos de desbancar al libro impreso.


Por el momento, ambos soportes no han tenido la oportunidad de entrar en competencia directa pero es cuestión de tiempo que la rivalidad comience a hacerse patente en diversos campos, como puede ser el de la educación. En este ámbito, lo fundamental es que cualquiera de los dos libros contribuya a una mejora del aprendizaje y que no se convierta en una mera distracción para los estudiantes. 


El debate sobre la utilidad de estos soportes comienza cuando alguien se pregunta si resulta más difícil concentrarse y entender un texto a través de un libro o en un soporte electrónico. Y, aunque son muchos los estudios que han tratado de abordar esta pregunta, la respuesta ni es sencilla ni definitiva. Por el momento, ambos soportes tienen sus ventajas e inconvenientes.Para los niños, ¿mejor libros impresos o electrónicos?

El libro impreso. Hasta el momento, se ha demostrado que el número de páginas que se puede leer es mayor en un libro impreso que en uno digital, además son mucho menos pesados para la vista y no dan dolor de cabeza si se lee durante mucho tiempo. En materia de asimilación, para el cerebro es más fácil absorber información cuando se pueden saltar, regresar o adelantar páginas, lo que permite al alumno elaborar un mapa mental de la lectura y entender mejor el total del contenido. Por eso, cuando hay que enfrentarse a un texto largo y complejo, se recomienda leerlo en papel ya que favorece la comprensión de la lectura, la visualización del eje central de la información y la memorización de los puntos clave del tema en cuestión. El libro electrónico. Además de que apenas ocupan espacio y que no pesan si se llevan en una mochila, los libros digitales permiten que el usuario manipule el tamaño de la letra y la luminosidad de la pantalla, de tal manera que cada niño puede ajustarlo a sus gustos y necesidades. Además, si se trata de textos cortos y que no impliquen una gran concentración, estos dispositivos favorecen una lectura más profunda y permiten cotejar el texto con otras informaciones a través de internet, estimular a los niños y aprender de una forma más creativa.Aunque ambos tienen sus ventajas, los expertos recomiendan la implementación de un modelo pedagógico mixto que permita que los niños se adapten a la lectura en las pantallas y en el que no se olvide que los libros impresos favorecen la retención de contenidos más complejos. Es decir, que lo ideal sería poder combinar las metodologías tradicionales con los nuevos recursos tecnológicos para que la enseñanza pudiese evolucionar a la vez que lo hacen los niños.


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