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Cuarta dimensión

¡Salvemos al burro!

Un recorrido por la Historia de este équido, similar al asno, y a su aportación a la Humanidad.

Ilustración de un burro.
Pixabay

Este équido, similar al asno, del cual conocemos bastantes ejemplares de dos patas, ha tenido un papel muy importante en el desarrollo y la historia de la humanidad. Se considera que "el burro" doméstico es oriundo de Arabia y que sus antecesores salvajes, se hallan en Mongolia, Tíbet, Irán y África. El "borrico" actual ha sido desplazado de nuestra civilización por el automóvil, que lo que ensucia lo vemos menos, pero contamina más... Fue muy gran su importancia en la antigua civilización del Nilo, los egipcios lo utilizaron para el transporte de sus mercancías.

En los textos bíblicos lo vemos como un animal de caravana y como elemento de montura más corriente. La posesión de un asno era signo de personas distinguidas. Los hebreos lo empleaban como animal de carga y en las faenas agrícolas, las personas ricas poseían rebaños, pero su carne no se comía. Debido a las necesidades de las guerras, fue poco desplazado por el caballo y considerado como animal pacífico. Por ello, Jesús entró con un asno en Jerusalén, como soberano de la paz.

Los egipcios dibujaban la cabeza de un asno, por creer que, este sufrido animal, representaba la ignorancia. Por el contrario, en la Grecia antigua, se le tenía mucha estima, al punto de que lo consagraban en determinadas festividades. Los romanos le achacaban al pobre, el haberles privado a los hombres de la eterna juventud, un lío mitológico entre Júpiter y los Titanes.

Otros que lo apreciaban mucho, pero en lo alimenticio y la opulencia, fue entre los persas. Según Heródoto, en 'Los nueve libros de la historia', habla de cómo apreciaban su carne y que en el día de nacimiento de un hijo, la gente rica servía a los convidados un buen asado de este équido junto a carne de caballo y camello. En Roma y en Atenas era muy apreciada su carne, filetes de asno y albondiguillas de carne de perro y burro, eran manjares.

El burro aparece representado en numerosas obras de arte y monumentos antiguos, todo ello no es nada más que una breve relación de lo mucho que ha significado el burro en la historia del hombre.

Por todo eso ¡salvemos al burro!, pero recordad, sólo al de cuatro patas, el de dos, sólo hace "burradas"...

Felices pesadillas.