Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

Canciones que ya no se hacen

Decenas de piezas de los sesenta y setenta tenían una arquitectura sonora que ha desaparecido del mapa creativo de hoy.

Los Beatles jugaron constantemente con la melodía y el arreglo.
Famosa portada del disco 'Abbey Road' de The Beatles.
Famosa portada del disco 'Abbey Road' de The Beatles.

Intro, puente y estribillo. Es la arquitectura más común, cientos de veces repetida, a la hora de hacer una canción. Hace unos meses comentaba con un famoso músico nacional este ‘molde’ tan repetido de fabricación de canciones, y se quedó muy pensativo, especialmente cuando empecé a nombrarle piezas que además de originales son, o fueron, famosas; piezas que se salen de ese molde tradicional y que aportan pinturas y decoraciones que las hace singulares, únicas.

Canciones que ya no se hacen, en definitiva. Porque basta escuchar a cualquier grupo pop indie y no digamos estándar para darse cuenta de que la originalidad, la audacia en los arreglos, los sonidos singulares, la forma de sonar de determinados instrumentos…  y especialmente la arquitectura de la misma canción sigue unos parámetros convencionales a más no poder. Lo dicho: intro, puente y estribillo.

Nada que ver con un montón de canciones de los sesenta y setenta que se salieron de patrones establecidos, aportando novedad, audacia, vértigo, si se quiere, una originalidad y calidad fuera de lo común que las hizo famosas y comerciales a la vez, inmediatamente reconocibles. Canciones que no se atenían a esa fórmula mentada de fabricación, que, por ejemplo, se abrían ya con el mismo estribillo en el inicio, que incorporaban ritmos inauditos, efectos sonoros sorprendentes, sonidos de guitarras inimitables, voces venidas de otro mundo, arreglos orquestales sublimes, experimentación contenida…, canciones, en definitiva, memorables, por su arquitectura  creativa y por su decoración.

Era mi intención desgranar y analizar algunas de ellas con su correspondiente enlace a YouTube, pero me doy cuenta de que es labor titánica, por lo que he optado por crear un playlist en Spotify de algunas de los sesenta y setenta que me han venido a la memoria, pues los ochenta ya fueron otro cantar. Siempre canciones famosas, es decir, sin entrar en el terreno experimental, que es pozo sin fondo de audacia pero sin presencia notable en las listas de éxito. Seguro que faltan más de una, pero las que están creo que sirven como ejemplo de unicidad, de canciones que suenan distintas, que en todas ellas hay detalles armónicos, vocales, instrumentales, rítmicos, constructivos…, cuando no melodías implacables, que le dan esa patente de corso que las ha hecho eternas y atemporales, además de célebres.

Por ejemplo, ese ‘Come Together’ de Los Beatles y ese ‘silbido’ introductorio al ritmo sincopado de la canción; o esa maravilla de juegos florales de voces, teremines, teclados, cambios de ritmo… que encierra ‘Good Vibrations’, de The Beach Boys; la metamorfosis sonora constante dentro de la misma y epopéyica ‘Eloise’, de Barry Ryan; el mismo riff de guitarra de ‘Satisfaction’ que ni los mismos Stones han logrado nunca reproducir en directo; el brío y la fuerza psicodélica de ‘Whole Lotta Love’, de Led Zeppelin; el colchón de guitarras y mellotrón de la cautivadora ‘Epitaph’, de King Crimson; la entrada en el pop del etnicismo vía Osibisa con su álbum ‘Woyaya’ y dentro de él ‘Beautiful Seven’; de cómo transformar, como hizo Miguel Ríos, una ‘canción de misa’, como era ‘No sabes cómo sufrí’, de María Ostiz, en un cañonazo de soul; el sonido increíble de guitarra de ‘Get It On’ y su fuerza de ataque de los grandísimos T. Rex; de cómo el denostado Luis Cobos fue capaz en sus inicios pop de construir un himno psicodélico-soul con ‘I Will Pray’; de cómo un bajo sustenta todo un andamiaje de metales, guitarras wah wah, orquestaciones y profundas voces negras en ‘Papa Was A Rollin’ Stone’, de The Temptations… Y así, hasta no acabar.

Pero eso era antes. ¿Cuántas de hoy, e incluso de los últimos años, podrían entrar en este 'playlist'? Es decir, canciones que reúnan singularidad, calidad y celebridad, en suma, todos esos detalles que he mencionado. ¡Ninguna!, salvo que alguien me rectifique, que me encantaría. Es para reflexionar. A ver si mi conocido amigo músico se ha dado por aludido (en su próximo disco lo veremos).

Por ahora, dale volumen al playlist y disfruta:

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