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PARÁLISIS PERMANENTE: 'El acto' (1982)

Tiempos en que la movida madrileña absorbía toda clase de sonidos, desde el pasodoble al rockabilly, el tecno o el goticismo. A Eduardo Benavente, pegamoide de pro, le dio por lo tenebroso y, a su manera, en Parálisis, trasladó al pop español las sinergias de Joy Division y Bauhaus, con recursos al punk, Bowie y los Stooges. Su único LP quedó como paradigma del rock siniestro hispano, un ritual de canciones oscuras envueltas en estética sadomasoquista. Único.


(NOTA: Este texto, adaptado obligadamente a los 490 caracteres de maquetación, pertenece a la serie de discos que cada día de este verano, desde el 17 de julio, aparece como sugerencia en las páginas estivales de Heraldo de Aragón)