El auge de las charangas en las despedidas de soltero abre el debate sobre su regulación

El Consistorio no da permisos pero tampoco multa, y no descarta crear una norma específica si el fenómeno va a más.Algunos vecinos critican las molestias y piden más control

La charanga Aires del Huerva, con una despedida de soltero con disfraces de Spiderman.
La charanga Aires del Huerva, con una despedida de soltero con disfraces de Spiderman

Han pasado a ser un elemento habitual de los sábados por la tarde en algunas calles del Casco Histórico. Las charangas han convertido su combinación de viento y percusión en la banda sonora de muchas despedidas de soltero que, cada vez en un mayor número, se organizan en la capital aragonesa. Su irrupción abre el debate sobre si esta actividad debe regularse, o incluso prohibirse como se ha hecho en otras ciudades, o si por el contrario debe permitirse o autorizarse sin problemas por el Ayuntamiento.


De momento, el Consistorio no ha hecho ni una cosa ni la otra. La ordenanza municipal del ruido, en su artículo 22, establece que "las actuaciones de orquestas, grupos musicales y espectáculos deberán contar con la preceptiva autorización municipal". Sin embargo, el área de Servicios Públicos deniega sistemáticamente los permisos a las charangas que lo solicitan para actuar en despedidas de soltero.


Pese a ello, la Policía Local tampoco multa a los grupos ni los disuade de actuar. Tan solo les llama la atención verbalmente cuando reciben una queja de algún vecino molesto. La situación se suele solventar, como reza el dicho, con la charanga yendo "con la música a otra parte", es decir, moviéndose a otra calle cercana en la que seguir tocando.


El carácter itinerante de las actuaciones –suelen hacer rutas de bar en bar– también dificulta la actuación de la Policía Local. Si llama un vecino para quejarse, los agentes no pueden comprobar con mediciones si se superan los límites establecidos de ruido, ya que para cuando llegan la charanga ya se ha movido.


La consejera de Servicios Públicos, Carmen Dueso, admitió ayer en comisión que "no se autoriza ninguna actuación" de este tipo. El concejal del PP Julio Calvo, que preguntó por este asunto, aludió a las "protestas vecinales" que han surgido respecto a una costumbre "que puede resultar simpática para algunos, pero que para otros puede ser un infierno".


De momento, el Ayuntamiento descarta establecer una regulación específica para este fenómeno. Fuentes de Servicios Públicos apuntaron que se va a esperar a ver cómo evoluciona, y no descartaron fijar una norma en el caso de que su presencia se vuelva masiva en el Casco Histórico. En Salamanca, por ejemplo, se persiguieron ante la saturación que habían provocado en el centro de la ciudad por la proliferación de despedidas de soltero. En Logroño, algunos bares de la calle Laurel restringen por el mismo motivo la entrada de las personas que participen en estas celebraciones.Más de quince despedidas

En la capital aragonesa, de momento, no se ha llegado a estos extremos. Sin embargo, Zaragoza ha escalado posiciones en el mapa de destinos de despedidas. Su oferta nocturna y de ocio cada vez atrae a más grupos de jóvenes, que dejan una media de unos 200 euros por persona en dos días, que invierten principalmente en alojamiento, restaurantes, bares y actividades de ocio.


En esta época previa al verano las despedidas viven su temporada alta, y los sábados no es difícil ver más de 15 celebraciones de este tipo, inconfundibles por sus disfraces y camisetas coloridas. En algunos casos, se llegan a juntar en las calles del Casco hasta cinco charangas acompañándoles. La asociación de vecinos Reyes de Aragón ha detectado "críticas vecinales" por este asunto, como señala su presidente, Alejandro Aznar. "Se quejan del ruido que provocan", afirma, aunque su opinión particular es que "animan y revitalizan la calle".