Las Fiestas del Pilar de la vuelta a la normalidad ya se han terminado. Tras la traca final, las pruebas de estos días de celebración se van retirando poco a poco, todavía con la resaca emocional de lo vivido en la mente de los zaragozanos. El Ayuntamiento de la capital aragonesa ha comenzado este lunes el desmontaje de sus diez escenarios, repartidos por distintas zonas de la ciudad como parte de esa descentralización que se puso por meta el área de Cultura del gobierno PP-Cs. El trabajo está avanzando rápido y, por ejemplo, en la plaza del Pilar, sobre las once la mañana ya apenas quedaba el esqueleto de la estructura que ha albergado los grandes conciertos, junto a la fuente de Goya. Tampoco con la de las jotas, en la fuente de la Hispanidad, y lo mismo está ocurriendo en la Estación del Norte, en el Arrabal, o en el Jardín de Invierno del parque Grande José Antonio Labordeta. 

Todavía resiste, eso sí, el gran emblema de la celebración en la ciudad, la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar, que se mantendrá para que los más nostálgicos de las fiestas puedan seguir contemplando su manto y sacando instantáneas para el recuerdo. Desde el Consistorio han anunciado que este miércoles comenzará la retirada de las flores, las canastillas y las cestas, además de la estructura. En estas tareas están implicadas distintas contratas municipales. Los trabajos se prolongarán durante dos días. 

Fotos del desmontaje de los escenarios en la plaza del Pilar

Concluyen así las fiestas de la recuperación tras la pandemia que, según los datos publicados ayer por el gobierno PP-Cs, han obtenido una nota media de 7,85 sobre 10, la tercera mejor calificación desde que se tienen registros, solo superadas por las de 2019 y 2017. El grado de satisfacción de los vecinos ha sido de un 91,7%, el más elevado desde 2010.