Los vendedores ambulantes acampan en solares y calles del centro durante las fiestas

Más de 350 vendedores ambulantes viven estos días en Zaragoza, en furgonetas, caravanas y hostales.

En la calle Zurita aparcan y duermen muchos vendedores ambulantes
Los vendedores ambulantes acampan en solares y calles del centro durante las fiestas
P. F.

Las fiestas atraen a miles de visitantes, turistas, artistas, feriantes y vendedores ambulantes. ¿Dónde viven estos días? Muchos artistas y vendedores trabajan y viven estos días en la calle. Algunos alquilan habitaciones y otros pernoctan en furgonetas y caravanas en el entorno del paseo de la Independencia (como en la calle de Zurita) y en algunos solares del Arrabal.


El Ayuntamiento ha concedido más de 350 permisos para artistas callejeros y vendedores ambulantes. La tarifa varía en función de la actividad: los vendedores de globos pagan 200 euros; pintores, maquilladores, fotógrafos y músicos con venta de productos, 100, y mimos, estatuas, payasos y músicos que no vendan productos, 20. Los vendedores de perritos calientes deben pagar una tasa de 2.998 euros.


Muchos de estos artistas y vendedores repiten de otros años. "Vengo de Asturias. Mi mujer y mis hijos se quedan allí, y yo vengo todos los años a las Fiestas del Pilar a vender globos. Este año me han dado el permiso para vender en el paseo de la Independencia. Duermo en mi furgoneta, al otro lado del río, y voy por la mañana a ducharme a un centro en el Casco", cuenta Sergio Jiménez. Estos días duerme en un solar cercano a la arboleda de Macanaz, donde hay una docena de furgonetas y autocaravanas.


El centro donde va a asearse Sergio es el espacio de Duchas y Lavadoras de la calle San Blas, que estos días está a tope. "Vienen a ducharse más de 90 personas al día, el doble de una semana normal. Hemos adelantado la hora de apertura porque había mucha fila", explica María Jesús Urdaci, coordinadora del centro. Los usuarios pagan 30 céntimos (el que puede) por la ducha. Hacer la colada cuesta 1 euro.


Enrique Cabascanga, ecuatoriano, es uno de los que hacen fila para ducharse. Duerme con su mujer en una furgoneta en una bocacalle de Independencia y durante el día vende artesanía de Ecuador. "Vivimos en Valencia y es el primer año que venimos a las Fiestas del Pilar. Habíamos oído hablar muy bien de ellas. Unos amigos nos avisaron de que podíamos venir a ducharnos aquí o al albergue. Unas paisanas preparan comida y pasan a venderla por los puestos", cuenta.


Otros prefieren alquilar una habitación, como Edwin Lozano. "Dejo la furgoneta aparcada en la calle todas las fiestas porque me viene muy bien para guardar el material. Voy pagando los tickets del parking. Para pasar la noche mi mujer y yo hemos alquilado una habitación por 100 euros para toda la semana", señala, mientras descarga en la calle de Zurita y se prepara para otro día de ventas. En esta calle hay estos días cerca de una treintena de furgonetas y autocaravanas aparcadas.


"De momento las fiestas han empezado bien, aunque se nota el bajón de la crisis. Antes se ganaba más. Ahora espero sacar lo suficiente para pagar el viaje, el hostal, el permiso y que me queden unos 300 euros de ganancia", apunta Juanjo Miró, que hace retratos en el paseo de la Independencia.