Usted ya tiene claro cuál va ser su uniforme para las fiestas del Pilar, ¿verdad?

Por supuesto, luciré la camiseta de HERALDO todo lo que sea posible. Para mí, ganar el concurso ha sido una sorpresa porque había mucha creatividad y competencia. Que un trabajo tenga una difusión de este tipo y se vea en la calle es el mejor regalo para un profesional.

¿Qué ha querido transmitir con su obra ‘Zaragoza se viste de fiesta’?

He intentado reunir todos los elementos que creo que simbolizan las fiestas del Pilar y hacerlo de una forma que se visualicen al primer golpe de vista. Allí están el Pilar y la Virgen con el manto, por supuesto, además de las flores, el traje regional, los cabezudos, los fuegos artificiales, los peñistas, las vaquillas... Y también los leones, que desde el puente de Piedra se convierten en una especie de guardianes de la entrada a la basílica y la plaza.

Por cierto, el leonino diseño del cartel oficial de las próximas fiestas ha generado opiniones encontradas, ¿cómo lo valora?

Creo que tiene mucha fuerza y rompe con todo lo que se ha hecho hasta ahora. El león es una figura que todos los zaragozanos identifican con la ciudad. Cuando alguien se presenta a este tipo de convocatorias busca llamar la atención y ser original. Además, casi siempre hay polémica, es difícil dar gusto a todo el mundo.

¿Teme las críticas a sus obras?

Al contrario, yo siempre intento encontrar una segunda opinión. Todas las críticas son productivas, tanto las buenas como las malas.

En su diseño, con un círculo, un rombo y varios triángulos ha creado una Virgen del Pilar totalmente reconocible, ¿resulta complicado simplificar hasta tal punto?

En estos momentos se lleva la imagen a primera vista y es lo que he procurado, que lo símbolos entren por los ojos del espectador. En 1997, en un cartel anunciador de las fiestas de Calatorao, ya utilicé figuras geométricas para representar a los cabezudos y he rescatado esta idea. Por eso he intentado dar una vuelta de tuerca a estos personajes y los he sintetizado en el sombrero que los caracteriza y la peca del Berrugón.

Por exigencias del guión ha tenido que compendiar la tonalidad festiva en cuatro colores, ¿cuál es su paleta?

Está claro que el rojo y el negro eran obligados, no hay más que pensar en el cachirulo, y el blanco todo el mundo lo relaciona con la ofrenda de flores. El naranja lo empecé a utilizar en la cabellera de los leones y me dio mucho juego. Son tonalidades cálidas, muy agradecidas y vivas, que se asocian con la alegría que debe presidir unas fiestas.

¿Quiénes son sus artistas, sus diseñadores o ilustradores de cabecera?

Entre mis favoritos están creadores que descubrí cuando estudiaba y que siguen estando en la vanguardia. Las formas circulares del ilustrador Peret que vi hace años en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza me marcaron. Pero hay muchos, como Isidro Ferrer, Alberto Gamón, Jesús Cisneros, Francisco Meléndez, Elisa Arguilé y José Luis Cano, por citar algunos. De todos se aprende algo.

¿Cuál es su proyecto e ilusión artística por cumplir?

Me gustaría algún día ilustrar un libro o un cuento. Por mi trabajo en una imprenta, he maquetado libros y he colaborado en algunos, pero nunca he realizado yo los dibujos. De hecho no me considero una ilustradora, ¡ojalá pudiera vivir de ello!

¿Se imagina su diseño paseándose por los actos más multitudinarios del Pilar?

No me hago todavía a la idea y no sé cómo reaccionaré cuando vea a alguien que lleva la camiseta, a lo mejor hasta tengo que mirarla dos veces para terminar de creérmelo.

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