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Un móvil ‘perdido’ causa una gran bronca con numerosos heridos y detenidos en Zaragoza

La reyerta se produjo en un bar durante el fin de semana y obligó a llevar a cabo un gran despliegue policial.

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Foto de archivo de una intervención de la Policía Nacional en Zaragoza.
José Miguel Marco

La Policía Nacional y la Unidad de Apoyo Operativo (UAPO) de la Policía Local de Zaragoza llevaron a cabo el pasado fin de semana un gran despliegue para poner fin a la tremenda reyerta que se desencadenó en un bar del barrio de Torrero, donde volaron las sillas y parece que las botellas. Fueron dos grupos de jóvenes, unos de origen marroquí y los otros sudamericanos, los que se se enfrentaron a causa de un teléfono móvil ‘perdido’. El celular acabó apareciendo, pero para entonces los implicados ya estaban detenidos en comisaría o en el hospital.

Los hechos se produjeron entre en torno a las doce del mediodía del domingo, 5 de mayo, en el interior del bar Alí, ubicado en la avenida de América de Zaragoza. Cuando llegó la primera patrulla del 091, se encontró a un gran número de personas gritándose y empuñando botellas de cerveza por el cuello en actitud amenazante. Llegaron enseguida refuerzos, pero los clientes del local se mostraban muy alterados y agresivos, haciendo caso omiso a las órdenes de los agentes.

En un intento de apaciguar los ánimos, la Policía Local sacó del bar a Imad M. y Taoufik A., de 32 y 29 años, respectivamente. El primero les contó que estaba jugando en una tragaperras cuando sintió la necesidad de ir al baño. Al salir, se percató de que el teléfono móvil que había dejado encima de la máquina ya no estaba. Convencido de que lo había cogido alguien del otro grupo de clientes allí presentes se dirigió a ellos para reclamarlo. Se habría iniciado entonces una discusión verbal que terminó en una tremenda bronca.

Seis detenidos

Los agentes hablaron también con la otra parte para conocer su versión. Y estos les explicaron que los dos jóvenes de origen árabe habían iniciado la discusión al encararse con ellos de forma intimidatoria e incluso agredirles. Según uno de los sudamericanos, a él le propinó un fuerte puñetazo en el rostro una persona que estaba con los marroquíes. Una vez identificado, este tercer varón resultó ser Santiago M. N., de 32 años y nacido en Ecuador. Este, a su vez, también dijo haber recibido un fuerte golpe en la cabeza, parece que con una botella de cerveza.

Para terminar de aclarar lo ocurrido, así como la participación de cada implicado, la Policía habló con la camarera del bar, quien les confirmó que todo había comenzado a raíz del supuesto robo de un móvil. La empleada contó a los funcionarios que el bar contaba con cámaras de seguridad y les ofreció poder visionar las grabaciones. Así lo hicieron, pudiendo comprobar cómo, efectivamente, además de los puños, los implicados habían utilizado sillas y botellas.

Pero los agentes pudieron ver algo más. En concreto, cómo al ver llegar al bar a la Policía, tres de los jóvenes del grupo de los sudamericanos se dirigieron “de forma sospechosa” al aseo. Por todo ello, además de a los tres ya identificados, se procedió a la detención de Kevin C. L., Carlos A. C. y Hervin M. V., de entre 24 y 30 años.

El móvil aparece media hora después

Los seis detenidos presentaban algún tipo de lesión, por lo que fueron trasladados a urgencias del Hospital Provincial de Zaragoza. Según el atestado policial, Imad M. y Taoufik A. se negaron a recibir asistencia médica y en todo momento mantuvieron una actitud violenta e incluso amenazante hacia los agentes. “Cuando te vea por la calle te voy a matar; te voy a reventar”, consta que llegaron a decirle a uno de ellos.

Una media hora después de los hechos, cuando las patrullas ya estaban en comisaría, la sala del 091 de la Policía recibió una llamada de la camarera del bar Alí para informar que había encontrado un teléfono móvil en el baño y que podría ser el que uno de los detenidos decía que le habían sustraído. Se trataba de un terminal de la marca Samsung con una foto de Imad M. como fondo de pantalla. Este reconoció el terminal como suyo, por lo que se le hizo entrega del mismo. Cómo llegó el aparato al baño será algo que tengan que aclarar ahora los investigadores.

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