Zaragoza será el banco de pruebas de la ciudad del futuro y recibirá del 5 al 10% del beneficio de los experimentos

En marzo de 1997, Zaragoza se convirtió en la primera ciudad de España en incorporar nueve dígitos al número de teléfono fijo, en una experiencia piloto única en todo el país. El 'chispazo' de Martini, el autoservicio de Mercadona o el registro de bicis se probaron en la capital aragonesa bajo la creencia de que, si algo funciona aquí, en el resto del país también lo hará.

No es casualidad que, en pleno siglo XXI, la capital aragonesa quiera seguir testando productos destinados al consumo de masas. Se va a vender para ello como banco de pruebas para ensayar la ciudad del futuro. Pruebas ya habido, aunque en una fase inicial de experimentación. Desde robots en labores de reparto a pruebas de conducción autónoma en la línea 40 de autobús en el barrio de San José. Para avanzar en esta línea como fórmula de negocio, era necesario ofrecer un marco de regulación. Ese fue el origen de la ordenanza 'sandbox', elaborada por la Universidad de Zaragoza, que se aprobará este jueves en el Gobierno de la ciudad y en julio entrará en vigor.

La norma regulará entornos controlados de pruebas que podrán solicitar quienes promuevan y desarrollen proyectos innovadores y quieran testar los resultados en un entorno real. ¿Qué ganará con ello la ciudad? Podrá adquirir los productos que funcionen, emplear las información de las pruebas y, lo más interesante desde el punto de vista económico, quedarse entre el 5% y el 10% de los beneficios del proyecto que se esté testando. La cuantía figurará en el contrato que se haga con la empresa en cuestión, según recoge la ordenanza, a la que ha tenido acceso HERALDO.

Con la ordenanza se busca contribuir al posicionamiento estratégico de Zaragoza como ciudad impulsora de la innovación y a captación de talento. En ella se establece un régimen jurídico temporal y singular para la ejecución de proyectos que precisen de una innovación regulatoria para su desarrollo. Su contenido se aplicará a entornos controlados de pruebas promovidos por el Ayuntamiento y sus entidades y los que puedan proponer las empresas contratistas.

Los prototipos, ensayos y experimentos que se realicen en Zaragoza beneficiarán de forma directa o indirecta a la ciudad, e implicarán, también, mejoras en los servicios públicos.

El punto de impulso de proyectos será una unidad administrativa designada por Alcaldía. Un consejero del Gobierno tendrá atribuidas las competencias en la materia y habrá una comisión evaluadora que analizará cada uno de los proyectos. Si los promotores renuncian de forma voluntaria, no tendrán ninguna compensación por parte del Ayuntamiento.

La autorización de las pruebas será siempre temporal y, aunque se limitan las barreras burocráticas, tendrán que ajustarse a la legislación vigente. Los proyectos deberán aportar innovación y valor añadido a la ciudad, entrañar avances técnicos y mejoras en la calidad de servicios públicos, y presentarán un componente que necesita ser validado. El promotor ha de garantizar la protección de la salud y seguridad de la personas y las infraestructuras públicas. La comisión evaluadora deberá determinar, en el plazo de diez días, si se trata de un proyecto de interés. Si lo rechaza, el afectado no podrá presentar un recurso administrativo.

En la norma elaborada por la Universidad de Zaragoza figura el protocolo a seguir para testar un proyecto innovador. Deberá incluir la delimitación del entorno, físico o virtual, los recursos propios y ajenos a utilizar, una descripción de los participantes en la prueba y las medidas de seguridad.

La participación del Ayuntamiento

El Ayuntamiento de Zaragoza podrá participar en los derechos de propiedad intelectual e industrial, en función del valor reputacional y el retorno económico que suponga, y el porcentaje de los beneficios económicos de la comercialización se fijará en cada protocolo. Las pruebas se deberán iniciar en el plazo de tres meses. Se podrán suspender si se incumple el protocolo o si hay deficiencias técnicas. El Consistorio podrá plantearse adquirir los productos, soluciones o servicios que se prueben en Zaragoza.

Tras la aprobación este jueves en el Gobierno, la ordenanza se someterá a exposición pública durante 30 días. Durante las dos semanas siguientes se podrán presentar votos particulares y se resolverán las alegaciones con el objetivo de que la norma se apruebe, como muy tarde, en el pleno de julio.

Los primeros proyectos, a finales de año

El Gobierno que dirige la alcaldesa Natalia Chueca quiere que Zaragoza sea pionera y que encuentre en la nueva economía posibilidades de desarrollarse. Así lo defiende el concejal de Presidencia, Ángel Lorén, considera que es necesario "reducir la burocracia" para facilitar un "entorno positivo" a la hora de crear empleo.

La idea de desarrollar una ordenanza 'sandbox', que va a regular espacios de prueba para proyectos y soluciones innovadoras, se gestó al inicio de la legislatura. Aunque en algunos municipios funciona a pequeña escala, la novedad es que en Zaragoza se contempla por completo la ciudad.

Este tipo de regulación, dice Lorén, viene de la mano de la capacidad que ha demostrado la capital a la hora de captar fondos europeos y de su convicción personal de que "va a ser la ciudad que más va a crecer en el país". Se refiere, como puntos fuertes, a la población, la movilidad sostenible, el talento (hay dos universidades) y una buena calidad de vida. Desde el Ayuntamiento se ha iniciado ya el contacto con los operadores para dar a conocer la futura norma y Lorén se muestra convencido de que "a finales de año se podrá ver algún resultado".

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