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Muere Jorge García Mora, gran referencia taurina en Zaragoza con el Marpy

Falleció este miércoles a los 62 años. Fue propietario del local que se erigió en centro neurálgico del  mundo del toro en la capital aragonesa.

Jorge García Mora, en la ventaja del Marpy.
Jorge García Mora, en la ventana del Marpy.
Heraldo

Los espacios conservan la esencia de los seres que lo habitaron. Hay retratos prosopográficos, pero también etopéyicos, pues igual se puede describir el aspecto externo que el corazón, que la verdad verdadera de una persona. Apenas unas horas antes de que el Real Madrid volviera a proclamar en Manchester que es el Real Madrid, nos dejaba a los 62 años Jorge García Mora, gran referencia de la tauromaquia en Zaragoza con el local que fue el punto de convergencia del arte taurino en la capital aragonesa, el Marpy, en la plaza de Santa Marta de Zaragoza. 

Fue allí, entre fotos de toreros, donde un señor le preguntó a Amancio Amaro qué era el Real Madrid. “¿El Madrid? El Madrid es el Madrid”, contestó el gran futbolista gallego. “Once hombres defendiendo una bandera, la bandera española, aunque no se tengan en pie”, continuó, ya hablando por lo bajini. En caso de duda, rebobinen el partido de este miércoles ante el City de Guardiola. Aunque pierda en semifinales, no lo olvidaremos jamás. Igual que difícilmente olvidaremos a Jorge Gracia Mora. Este jueves será velado en el velatorio 21 del complejo de Torrero. Este viernes tendrá lugar la misa funeral a las 11.15 en la capilla 2.

Regresemos al lugar en que lo conocimos. Por el Marpy, igual que Amancio, también se pasaba Guardiola; pero Alfonso Guardiola, el mítico ganadero andaluz. Cuando venía a Zaragoza (en su avión privado, por supuesto) a la Feria del Pilar, allí lo llevaba el apoderado Antoñín Castilla. Y es que, nadie era nada en el mundo del toro si no se pasaba por el Marpy. Y eso que la cervecería no estuvo orientada en un principio al toro.

Jorge García Mora, un joven de Puertollano, se casó con la zaragozana Rosa María Lledó. En 1985 decidieron montarse un bar en el Casco Viejo zaragozano. El establecimiento comenzó a adquirir encanto taurino en 1990, cuando le regalaron a Jorge una foto del matador de toros andaluz José Fuentes, pues decían que se parecía a él. La anécdota acabó siendo la esencia del local. A la foto de Fuentes en la pared del bar, comenzaron a acompañarle fotos y más fotos taurinas, y todos los motivos taurinos posibles: trajes (de Roberto Bermejo y del Molinero), estoques, monteras… En sus paredes, la pinacoteca taurina de Zaragoza: desde el toro blanco (ensabanado) de Osborne en la mítica faena de Antoñete a Ernest Hemingway con Matías Prats (padre) en el callejón de la Maestranza, de Curro Romero envuelto en almohadillas en otro petardo del Faraón de Camas a Luis Miguel Dominguín cazando con Franco, de Raúl Aranda a hombros el día que echó abajo la puerta de Las Ventas a José Ángel Zalba en el burladero con Victorino Martín.

Del toro al famoseo

El toro atrajo al famoseo. Cualquier artista que se pasaba por Zaragoza se acercaba allí. Igual del Madrid, como Amancio, que del Barça, como Manolo Escobar. Sí, en serio, Manolo Escobar era del Barça… Incluso se dejó hacer su última foto en vida en 2012 entre las cuatro paredes del Marpy. Había venido a cantar a la Sala Mozart. Concedió una entrevista a HERALDO en la plaza del Pilar, pero ya en la plaza, sintiéndose en las postrimerías, quiso ir a rezar al Pilar. Su representante, Félix Cartagena, eligió después el Marpy como lugar de reencuentro. Allí compareció, ya ayudado de una muleta para andar. Esa noche callaron el añorado Paco Franco y sus rancheras, y le dijimos a Ansodi que se dejara de cantar por Molina, pues allí cantó Manolo Escobar a capella sus últimas canciones. Paquito de Guadix, cantaor granadino afincado en Zaragoza, un habitual tan habitual que casi formaba parte de decorado del Marpy, le acompañó cantando por el Zíngaro y por el Luis. Como Morante (en el bar aparecía fumándose un cigarro puro) toreando de capa. Dos y una media, y aquello ardía por los cuatro costaos…

Jorge, en la barra de lujo del Marpy.
Jorge, en la barra de lujo del Marpy.
Heraldo

A los deportistas también les molaba la verónica ceñida del Marpy. El internacional de baloncesto Carlos Cabezas nos narró el triple que hizo campeona a España ante Estados Unidos en el Mundial Junior de Lisboa, donde todo comenzó. Y también el también andaluz Pablo Aguilar, otro enamorado del Marpy y de las cancioncitas de Paquito de Guadix. También había futboleros y futbolistas, aunque muchos querían que no se les viera en los tiempos de Agapito. Los de la Recopa también se dejaban caer por ahí. Incluso Fernando Cáceres escribió su teléfono móvil en una servilleta del Marpy horas antes de tomar un vuelo rumbo a Buenos Aires, donde sería baleado nada más aterrizar.

Con Cáceres iba también Alejandro Martínez, referencia de la moda en Zaragoza. Y el empresario José Luis Zapatero. Y Pedro Gabasa, amigo del alma de Jorge. Y Antonio Córdoba. Y el exárbitro José Ignacio Bueno Grimal, que trajo al local al entonces árbitro y ahora presidente del Comité Nacional de Árbitros, Medina Cantalejo, que tanto sale en los papeles en los últimos tiempos. Y mi querido Luis Alberto Esteban, que tanto quería a Jorge. Y Enrique Fuentes. Y Eduardo Acón. Y Juan Camón. Y Vicente Gracia Forcén. Y tantos y tan buenos amigos. 

Manolo Escobar, posando en el Marpy entre los trajes de Roberto Bermejo y el Molinero.
Manolo Escobar, posando en el Marpy entre los trajes de Roberto Bermejo y el Molinero.
Diego Rodrigo

Los políticos también frecuentaban este espacio taurino. En el Marpy comió Mariano Rajoy, cuando era presidente del Gobierno, en su visita a Zaragoza. También, José Atarés, antes y después de ser alcalde de Zaragoza. Jorge Azcón, Javier Campoy, Luisma Beamonte. Ángel Lorén… Los rostros más conocidos del PP siempre se pasaban por ahí. Carlos Pérez Anadón, igualmente era muy bien recibido. Pérez Anadón, socialista con alta capacidad de adaptación... 

Jorge, con su esposa, Rosa María Lledó.
Jorge, con su esposa, Rosa María Lledó.
Heraldo

Perico Fernández también era habitual en las cenas. Cenas de cuando no tenía donde cenar el mejor deportista aragonés de la historia. Si, cuando no tenía dónde cenar, ahí estaba Jorge... Otras noches se pasaba Alfredo Evangelista, el valiente que le echó un par y la aguantó 15 asaltos a Cassius Clay... En medio de tanto puñetazo pretérito, todos entendieron que la bondad, entre campeones del mundo de boxeo también, es el mejor indicador de superioridad.

El arte y las letras también se aproximaron al albero del Marpy. José Luis Melero, Martínez de Pisón, Ismael Grasa, Javier Barreiro… También, las grandes firmas de la tauromaquia, como Zabala de la Serna, Manolo Molés, Barquerito, Juan Miguel Núñez, por supuesto el maestro Ángel Solis… Ganaderos de tronío, todos los toreros del escalafón, toda la gente que sentía el toro de verdad en Zaragoza encontró refugio entre esas cuatro paredes en las que Jorge García Mora nos hizo vivir y disfrutar viviendo el apasionante mundo del toro.

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