Un hombre ya condenado por retener y lesionar a su exnovia es juzgado ahora por violarla

El joven fue sentenciado en octubre de 2023 a tres años y nueve meses de cárcel y ahora se enfrenta  a una pena de diez años de prisión.

El acusado, durante el juicio celebrado este lunes en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado este lunes en la Audiencia de Zaragoza.
Heraldo

Byron Francisco M. P. ha sido juzgado este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza como presunto autor de un delito de agresión sexual a su exnovia. El acusado, de 25 años, fue conducido por la Policía Nacional ante el tribunal, ya que cumple una condena de tres años, nueve meses y un día de prisión por varios delitos vinculados todos ellos con lo que él calificó de “relación tóxica” con su expareja, que incluyen sentencias por maltrato, lesiones y retención ilegal. En ese último caso, su madre fue condenada también por impedir a la víctima salir de la casa. 

Lo ahora juzgado se refiere a unos hechos ocurridos en octubre de 2022. Tras haber cumplido una orden de alejamiento que les impedía comunicarse, la pareja se encontró casualmente un sábado de bares y terminó tomando copas. Ambos habían consumido cocaína, aunque cada uno por su cuenta y antes de juntarse, según ha declarado Byron Francisco M. Al final, como había sucedido otras veces, acabaron en el domicilio del acusado.

“Y tuvimos relaciones consentidas. Nos dormimos y nos despertamos tranquilos y desayunamos. Pero en un momento dado ella se puso agresiva, no sé si es que no tenía la medicación, y empezó agredirme y arañarme. La agarré de los brazos para sujetarla y le dije amablemente que se marchara. Ella cogió sus cosas y se fue diciéndome que me iba a acordar de ese día”, ha relatado.

La joven, sin embargo, ha contado otra versión distinta de los hechos. La denunciante tiene diagnosticada esquizofrenia desde 2019 y ha reconocido que, aunque en esas fechas se tomaba la medicación a diario, a veces la mezclaba con alcohol y drogas. Ha declarado que es cierto que se fue con él a su casa y que tuvieron relaciones, aunque sin su consentimiento. De hecho, ha subrayado que “nunca”, mientras estuvieron juntos, fueron consentidas, pero que accedía porque le tenía miedo. 

“Fuimos de fiesta y al día siguiente, cuando nos despertamos, me empezó a pegar porque le arañé sin querer. Me dio bofetadas, me intentó asfixiar y me retorció las manos. Yo intentaba defenderme, pero no podía. Después de darme varias hostias, me dijo que quería tener relaciones y yo le dije que sí por miedo”, ha manifestado. Al terminar, se marchó del piso, salió a la calle, paró el primer coche de Policía que vio y denunció lo que le había ocurrido.

Los agentes la trasladaron a un hospital, donde fue reconocida. Los forenses apreciaron una serie de lesiones en brazos y antebrazos de sujeción, algún hematoma en el glúteo y en una mama y dos escoriaciones en cara y cuello y alguna en la zona de la vulva.

Las pruebas de ADN confirmaron el contacto sexual, algo no negado por ninguno. Para la representante de la Fiscalía, este hecho es el que ha llevado al acusado a declarar por primera vez sobre lo ocurrido ese fin de semana de octubre, ya que ni cuando fue detenido ni llevado al juzgado, ni siquiera una tercera vez que fue llamado, quiso prestar declaración. Y por esa evidencia decide ahora que las relaciones fueron consentidas.

Tanto la fiscal como la acusación particular, ejercida por el abogado Julián Guillén, que piden una condena de 10 años de cárcel, la confusión que puede tener la denunciante en algunos momentos del relato no lo hacen menos válido ni debe ser tomado como menos cierto. “Tiene un trastorno mental y no se toma la medicación o se la toma con alcohol y cocaína. Eso explica las lagunas que tuvo incluso el mismo día de la denuncia, como ha dicho el forense que la exploró”, ha planteado.

Por su parte, el abogado de la defensa, Alejandro Sarasa, ha pedido la absolución de Byron Francisco M. Ha incidido en que las relaciones fueron consentidas y que, de ser como dice la joven, es “absurdo” y “rocambolesco” que se quedara esa noche a dormir y a desayunar. “Mi representado ha admitido que discuten por celos, que la coge de los brazos, la sujeta contra la pared y la echa de casa, pero nada más”, ha expuesto. Por esa razón, reconoce que es autor de un delito de malos tratos por el que debería ser condenado a trabajos en beneficio de la comunidad (lo que ha aceptado el acusado), pero no de agresión sexual. A su juicio, la mujer puso la denuncia por "venganza". 

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