Lugares románticos de Zaragoza para declararse en San Valentín

Las declaraciones sinceras de amor suenan mucho mejor si, además de las palabras bonitas, se hacen en un rincón bonito. Estos son algunos de los más románticos de la capital aragonesa.

Atardecer sobre el río Ebro a su paso por el Puente de Piedra de Zaragoza
Atardecer sobre el río Ebro a su paso por el Puente de Piedra de Zaragoza
Guillermo Mestre

Zaragoza está llena de rincones mágicos; ocurre en cualquier pueblo o ciudad, pero ahora hablamos de la capital aragonesa, no de Frankfurt o Bratislava. Llega San Valentín y esos lugares bonitos, con un toque especial, son perfectos para decirse ‘te quiero’ por primera vez o después de 50 años de relación. El 14 de febrero es el día de los amantes, pero también de los amigos; hay quien lo celebra con ganas y otros lo aborrecen porque creen que este santo amoroso se ha convertido en un símbolo de márquetin. Todo perfecto, es verdad que las demostraciones de amor son buenas durante todo el año, pero depende de dónde te pille el paseo, las palabras y los gestos salen más intensos y naturales.

Dicen que no hay peor sensación que mirar atrás en la vida y lamentarse de las ocasiones perdidas para ser un poco más feliz; en esta media docena de escenarios es más fácil crear buenos recuerdos en San Valentín, o recuperarlos los otros 364 días del año.

Rosaleda del Parque Grande José Antonio Labordeta de Zaragoza.
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Rincones del Parque Grande José Antonio Labordeta de Zaragoza

La arboleda, el maravilloso Jardín de Invierno, la escalinata que sube por el cabezo de Batallador, la zona del Rincón de Goya, cualquier banco en el camino circular del tren 'chuchú', el botánico, el quiosco de la música, las terrazas como Flandes y Fabiola... el Parque Grande José Antonio Labordeta es el gran pulmón verde de la ciudad; además, y especialmente en algunos puntos, parece el escenario de una de esas películas románticas de época que entusiasman a las parejas más soñadoras. Un sitio que inspira a poetas, pintores y todo tipo de almas sensibles, perfecto para pasear, decirse cosas bonitas y hasta cursis, si resulta estrictamente necesario y reconfortante.
En la imagen: la rosaleda del Parque Grande José Antonio Labordeta de Zaragoza, también bonita en invierno.

El Arco del Dean en Zaragoza.
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El Arco del Deán 

En el corazón de la ciudad, entre La Seo y Don Jaime, a refugio del bullicio de las terrazas y plazas cercanas, este enclave es poético por naturaleza. Tiene la historia de la ciudad impresa en sus muros, casi se puede escuchar el latido de la tradición acompañando a los paseantes. Bonito a todas horas.

Plaza del Pilar con vista a la Basílica del Pilar de Zaragoza.
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Plaza del Pilar

No hay nada más zaragozano que esta plaza con dos catedrales; aunque no sea un ser vivo, lo parece por la significación de este lugar en la esencia de esta ciudad, y las sensaciones que provoca entre habitantes y visitantes. Está llena de marcos perfectos para enamorarse, desde el continente americano al fondo, cerca de las murallas romanas y San Juan de los Panetes, hasta la propia Seo y el Museo Diocesano, con los majestuosos edificios de la Lonja y el Ayuntamiento junto a la impresionante basílica del Pilar.

Callejón de Lucas de Zaragoza.
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Callejón de Lucas de Zaragoza

Las calles cubiertas, tan comunes en los pueblos, solo tienen esta muestra en Zaragoza, en el barrio del Arrabal, concretamente en la calle Horno. El nombre es un homenaje a Mariano Lucas Aced, héroe del levantamiento popular contra Napoleón en 1808, cuando las huestes francesas llegaron a Zaragoza para conquistar la ciudad. El 'tío' Lucas también estuvo entre los que se levantaron en armas para ir a buscar a Palafox a su residencia de La Alfranca para nombrarle Capitán General de Aragón. Es un guiño rural en la ciudad, recuerdo de lo que hace dos siglos tenía alma de pueblo y aún conserva ese aroma de autenticidad perdido en la llamada jungla de asfalto. 

'El Alma del Ebro' de Jaume Plensa en la Expo de Zaragoza.
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Escultura de Jaume Plensa en Ranillas

Fue un símbolo de la Expo 2008 y se ha quedado rodeada de aire, en la explanada del Palacio de Congresos. Esta cabeza que el artista ha reproducido a diferentes tamaños en muchos puntos del mundo es un nuevo favorito para recibir a parejas enamoradas. La escultura recibe el nombre de 'El Alma del Ebro' y está compuesta de letras, así que aquellos que van buscando las palabras adecuadas para hablar de amor tienen una inspiración muy directa con el concepto que ha hecho famoso a su autor.  

El puente de Piedra de Zaragoza con la basílica del Pilar al fondo.
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Puente de Piedra

Un puente milenario, con miradores en semicircunferencia sobre un río que por la noche se convierte en espejo de la basílica pilarista iluminada. Eso se encuentran los paseantes al cruzar este recuerdo de la dominación romana de Cesaraugusta, muchas veces restaurado y visita inevitable cuando se viene a Zaragoza por primera vez. Parece complicado encontrar otro sitio más bonito, incluso cuando pega el cierzo helador. Además, ahora que ha reabierto la sala López, llegar a la margen izquierda o regresar de ella después de una buena noche de fiesta parece otra buena ocasión para enmarcar un romance.

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